Fotografía: Especial

Soundtrack de sustancia rocanrolera para un alma rocanrolera. Conversación con José Agustín

En ENTREVISTA Yussel Dardón

El 1 de abril de 2009 el escritor José Agustín (1944 – 2024) visitó Puebla para inaugurar el festival de documentales de música IN-EDIT. Un día antes me hablaron por teléfono para invitarme a una entrevista con él. Llegué temprano, con entusiasmo por conocer al “Jefe” y con el nerviosismo a tope porque hasta ese momento no había entrevistado a nadie en mi vida. La conversación fue dinámica, agradable y amena, en la que José Agustín, siempre con una sonrisa, respondía con sapiencia. Acaparé a “Joseagus” y lo atiborré de preguntas sobre películas, música y literatura, y hasta hubo bromas sobre preferencias musicales.

Esa noche de hace trece años, al finalizar el evento estelar con el que se inauguró el festival, José Agustín sufrió el terrible accidente que marcó el resto de su vida, al caer al foso donde se coloca la orquesta en el Teatro de la Ciudad de Puebla.

Hoy recupero la entrevista que le hice, en la que tomé lo que me pareció más útil en cuanto a la idea de armar un soundtrack para los tiempos inciertos. La entrevista se publicó en la extinta revista de arte y cultura Broca que dirigía en aquellos años.


Yussel Dardón (YD): Una de las frases que cobija a los amantes de la nostalgia, a los hermosos perdedores, devotos de la tristeza y la melancolía, es aquella de Leonard Cohen: “Somos feos pero tenemos la música”. A pesar de todo, siguiendo los que dice Cohen, tenemos la música, esa luz entre la niebla que es lo que queda en tiempos de incertidumbre.

En esta época, no sólo de penuria sino de ausentismo existencial, ¿cuál sería el rastro musical que enmarque los últimos tiempos?

José Agustín (JA): Bueno, yo creo que de alguna manera la soledad sería el rastro que siga la música, especialmente el rock. Desde los hoteles de corazones solitarios y el: “¡Oh! oscuridad vieja amiga, ahora regreso a ti para platicar contigo”, la presencia de la noche, la penumbra y la soledad han sido patrimonio natural del rock, especialmente porque es una condición inherente también de la juventud. Cuando se está creciendo se empieza a penetrar en un mundo totalmente desconocido, entonces el chavo tiende a propiciar verdaderos abismos de soledad.

Me gustó mucho lo de Leonard Cohen, aunque el señor resultó ser bastante cínico porque fue un ladies man por excelencia. Ahí tenemos la canción del “Chelsea hotel”, su historia con Janis Joplin.

YD: Entonces, ¿el pesimismo y la melancolía son parte fundamental de la partitura contemporánea?

JA: ¡Claro! Desde el 80 estamos en crisis, con manifestaciones muy oscuras. No extraña el mundo de los emos ni todo el culto dark que existe desde esos tiempos. Es muy común ver experimentos muy radicales, viscerales y pesimistas, porque la situación no está como para ponerse a bailar siempre, y la gente expresa lo que siente. Ya desde los años 70 los Sex Pistols decían “No future”. No había futuro para los jóvenes, no había perspectivas de educación, de desarrollo o de crecimiento, y eso fue en el 77. A partir de los 80 el entorno se volvió enfermo. Vivimos en decadencia, estancamiento y degradación de las formas de vida.


YD: Toda época que pasa por un periodo endémico propicia el surgimiento de manifestaciones en contrapunto de las tendencias “normales” o reguladas. ¿Cómo crees que se pueda propiciar este resurgimiento de propuestas significativas, aprovechando los recursos mismos que la melancolía nos brinda?

JA: La música refleja liberación, es un exorcismo para detener a los demonios de la apatía, para que se reconozcan y se puedan superar. Además todo aquello que permita la expresión generalmente es positivo, aunque primero sea muy radical o anarco. En los años 60, el intento de modificar la sociedad fue tan fuerte que el sistema aprendió notablemente: creó al instante toda una serie de medidas de autoprotección, así como una revolución contracultural, dirigida específicamente a los jóvenes. Los chavos tienen condiciones mucho más difíciles de las que tuvimos nosotros. A nosotros no nos pelaban y no nos hacían caso y era una incomprensión absoluta, pero podíamos hacer lo que se nos daba la gana y ahora están muchísimo más controlados, mucho más limitados en todo lo que están haciendo. Entonces se me hace normal que los jóvenes ahorita estén en un estado de cierto desaliento.

YD: ¿Cuáles serían los grupos que recomendarías en la actualidad?

JA: Hay grandes músicos que han sostenido ondas muy buenas, ya ahorita absolutamente veteranos: The Clash, por ejemplo… bueno, se murió Joe Strummer y es una pena tremenda porque era uno de los grupos más dinámicos y fascinantes que surgieron de la escena punk; Siouxsie también ya se cayó… ¡Pues es que ya pasaron 30 años de todo eso! Me gusta mucho Joy Division, que tiene unos discípulos en Francia, increíblemente, mejores  que ellos: Noir Désir (Deseo Negro). El vocalista Bertrand Cantat, es muy oscuro pero su propuesta es de una altísima eficacia técnica y musical.


YD: En el 2008, Almadía publicó la antología Grandes Hits (nueva generación de narradores mexicanos), que coordinó Tryno Maldonado. En el prólogo se cuestiona cuál es el soundtrack de esta generación, que algunos han llamado Inexistente. ¿Crees que el tono oscuro o hasta inmediatista de la música contemporánea pueda llegar a enmarcar una literatura sin sustancia?

JA: Quizá tenga que ver, aunque también lo que no se ha dado en el cine, por ejemplo de cineastas que les gusta mucho el rock pero que no hablan de rock, sí se da en la literatura. Casi todas las novelas buenas, de los 90 para acá traen su soundtrack; entonces te ponen con lujo de detalle lo que están oyendo, las rolas que les gustan y las que no. Es entretenidísimo leer los libros y a la vez descubrir los gustos que tienen los personajes o el autor y eso, creo, es bastante realista.

YD: Si un libro tiene su banda sonora, las películas también se enriquecen de la música. ¿Cómo ves las apuestas del cine mexicano en cuanto al rock?

JA: Pues tenemos buenos directores, aquí está Paul Leduc, el más rocanrolero de todos, hizo ¿Cómo ves?, un documental tortuoso y difícil que tiene a Rockdrigo González, al Tri, a Jaime López y Ceciilia Tussaint, más los videoclips que hizo para el Rockdrigo. Y luego está también Alberto Cortés que tiene A la vuelta de la esquina y Ciudad de ciegos, pero tampoco tuvieron mucha difusión. Leduc porque es un director difícil y Alberto porque estaba empezando.

Una generación que debería ser muy rockanrolera es la de los Cuarón, esos son rockers  a morir, son rockanroleros en serio, me consta personalmente; o González Iñárritu, pero en el cine se van a otras ondas. Muy buena banda sonora, pero no abordan al rock, realmente.

YD: Se te considera un gran apasionado de los fenómenos contraculturales. Tu libro La contracultura en México, abarca a los rebeldes sin causa, el jipismo mexicano, los punks y las bandas. ¿Te aventarías una nueva edición considerando los nuevos movimientos emergentes?

JA: Urge una revisión de la Contracultura, el libro funciona bien hasta las bandas; de ahí en adelante falta todo, sólo se mencionan algunas cosas. Hay que tratar bien el tema de los rastas, la onda del grafiti, las perforaciones y los tatuajes: los emos y toda la corriente dark que viene desde el rock gótico. En los años 80s el break dance, tampoco está bien explorado, así como los fenómenos locales.

Me mandaron a prologar el libro de un chavo que se llama Javier Aguirre, le dicen “El Jaguar”, un cuate de Guerrero de Tlapa. En el libro cuenta cómo fue metiéndose poco a poco en una estación de radio; le daban chance de tocar unas rolitas primero y luego juntaba su dinero para hacer expediciones larguísimas los sábados al Chopo, para comprar camisetas y discos, de regreso empezaba a difundir sus ondas y pronto rockanrolizó Tlapa. Es un fenómeno que se ve en muchos otros pueblos chicos del rumbo.

Creo que no podría escribir una segunda parte porque ya estoy muy betarro, la escribiría nomás de oídas.

Nota: Las canciones que encabezan las preguntas y la que cierra la entrevista fueron mencionadas por José Agustín como parte del soundtrack que acompañaba su vida

Deja un comentario

Your email address will not be published.

*

LO ÚLTIMO DE ENTREVISTA

Ir Arriba