Fotografía: Señor Click

Días de carnaval, días de punk en La Resurrección

En ESPECIALES/MIXCOATL Señor Click / Redacción Leviatán

PUEBLA, MÉXICO.- Días de carnaval, días de punk. Así lo entienden en La Resurrección, una de las juntas auxiliares más olvidadas por los gobiernos de la ciudad de Puebla y de la que más de un político ha “sacado raja” de ese sitio, abusando de la gente en tiempos electorales, ofreciéndoles servicios básicos que ahí parecieran un lujo.

En esa junta auxiliar, cuyo nombre náhuatl es Tepetitla (lugar entre cerros) y donde cerca del 80 por ciento de la población se dedica a cultivar y vender productos de maíz (gorditas, tamales, atole), el Señor Click, el personaje enmascarado que hace del día a día una lucha en la que se juega la vida, toma su cámara porque sabe que en época de carnaval crestas, picos, anarquía y  fervor guadalupano son Los Caifanes quienes recorren las calles de La Resurrección, de la otra “Rusia”, con el grito de batalla a cuestas: “es pecado ser pobre, es delito ser punk”.

En los años 80, escribe el Señor Click en su página de Facebook, los Caifanes fueron la banda más temida de La Resurrección: nadie entraba a su barrio de La Benito.

“Muchos de los veteranos ya desaparecieron pero Los Caifanes siguen floreciendo en nuevas generaciones. Ahí andan con sus crestas los nuevos Caifanitos, por el barrio caminan  escuchando sus rolas contestatarias, con sus playeras negras y sus frases antisistema.”

TIEMPO DE CARNAVAL

A pesar de que siguen siendo estigmatizados por su propio pueblo –“ahí vienen los mariguanos”, dicen unos; “ahí vienen los pinches locos”, dicen otros- Los Caifanes transitan las calles en tiempos de carnaval.

El Señor Click lo describe, lo observa a través de la lente:

En el patio de una  casa, “El Güero” peina a la banda, les pinta las crestas y los pone chingones. Otro punk, “El Memorias”, recorre al lado de su hijo las calles para avisarles los demás Caifanes que ya es hora de reunirse.


El Armando baila mientras carga a su hijo al ritmo del punk.

Botas negras, estoperoles, crestas y punk se reúnen en el patio de la casa, listos para salir a recorrer las calles de “la gran Rusia”, cómo le llaman a la colonia.


Pareciera la otra guerra de Rusia.

Otras cuadrillas aparecen de frente. Se miran pero no se hablan.  Se dan la vuelta y también les dan la vuelta: ahí están Los Caifanes, Los Killers, Los Pequeños Mugrosos (puro morrito punketo) y Los Soldados Punks recorren las calles.

Huele a mota, huele a música, huele a punk.

Las botas negras brincan al ritmo de la música.


Un rollo de papel higiénico se convierte en la aeromoza que lleva a volar a sus tripulantes.

-¿Y las monas de guayaba?

-¡Esas son mamadas! -responde “El Chapilto” mientras se acomoda el cuello de su chamarra con parches punks y sale a brincar inhalando el punk hasta el corazón.

-¿Y la Policía? -Le preguntan al “Güero”.

-La autoridad aquí somos nosotros. Mientras no nos pasemos de verga la autoridad es el pueblo -responde “El Güero” mientras sonríe.


El sol está fuerte, aparecen las caguamas. “El Güero” se avienta unas palabras en Náhuatl antes de darle un trago a la chela y rolarla por la derecha.

En la noche hay toquín, se va poner bueno.

Una latita amarilla llora sus penas en un trozo de papel higiénico mientras “El Chapilto” sonríe.

-¡Está chido!

-¡Está chidooo! -se escucha de la voz de alguien que habla con alguien sin que nadie más lo vea.

El punk vive en “la Rusia”.

Los Caifanes en la Rusia son historia, no solo existen en carnaval aunque para ellos también es importante salir para que bien valga la pena esperar está fiesta durante un año.

Ellos viven y habitan el barrio.

Resisten.

Son días de carnaval, pero también de Punk.

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