Fotografía: Facebook

Escribir horror hacer es observar de forma morbosa la realidad: José Luis Zárate

En ENTREVISTA Magdiel Olano

PUEBLA, MÉXICO.- Desde la década de los años 80, el narrador José Luis Zárate, reconocido como uno de los grandes exponentes dentro del género de la ciencia ficción en la época contemporánea, ha desarrollado su obra en su natal ciudad de Puebla.

Así que no podría haber mejor escenario que la Feria Nacional de Libro BUAP 2022 para que el autor, instalado también en los géneros de fantasía y horror, presentara tres de sus obras: Luna que se quiebra, del Fondo Editorial BUAP; Monstruo bajo la cama solicita niño que asustar, de Océano; y La ruta del hielo y la sal, reeditada por el Fondo de Cultura Económica.

Amante de los cuentos de monstruos, de vampiros, miedo y oscuridad, Zárate ofreció en la Fenali la reimpresión de uno de sus más buscados títulos, un clásico de la literatura fantástica mexicana: La ruta del hielo y la sal.

Es libro fue lanzado por primera vez en 1998, obra de ficción que se escribió en una época cuando se pensaba que la literatura de imaginación no existía en México, y por la cual el autor se hizo acreedor al Premio Internacional de Novela MECyF, además nombrado uno de los mejores libros de ese mismo año por el periódico La Jornada.

Retomando la obra de Drácula de Bram Stoker (1897), la narrativa se centra en el viaje que hace el Demeter de Varma (Bulgaria) a Whitby (en Inglaterra), atravesando rutas heladas y solitarias para entregar un cargamento misterioso. Como bien se relata, a bordo van “las ansias y el miedo profundo hacia la presencia de un ser extraño y siniestro que amenaza la seguridad de todo el que viaja en el navío”.

Imagen: Especial

Y es que como explicó el propio Zárate en entrevista con LEVIATÁN, “escribir horror no sólo significa escribir desgracias”, y más que centrarse en la figura de un monstruo, lo principal en el género de horror es el ambiente:

“Me gusta mucho la literatura de horror y me gusta mucho el ambiente que da; es algo así como un golpe fuerte a los sentidos y quería escribir una novela que sí diera miedo, que sí permitiera atisbar el horror que hay no sólo del monstruo, sino de un ambiente, una sociedad, una temporada, una época en especial”.

Por extraño que parezca, para el autor hay un punto donde “el horror se mezcla con el humor”, un efecto que justamente se logra con la ambientación.

“Simple y sencillamente trato de que el ambiente colabore, no solo es decir un chiste, es hacer que sea gracioso en el contexto, no solo es decir: ‘salen un monstruo y los devora’, sino hacer sentir la sensación de que va a pasar algo malo”.

 

Sobre la fórmula idónea para escribir horror, comenta, es “hacer la observación morbosa de la realidad”, donde el narrador es capaz de convertir en horrible cualquier cosa:

“Si pasa un gato de esos negros puede ser el símbolo de la mala suerte que me está persiguiendo. Es como ver todo de una perspectiva gacha, morbosa, agresiva. Eso ayuda mucho para dar el ambiente”.

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