Fotografía: Especial

“El sombrero del mago”, de Tove Jansson

En COLUMNAS José Luis Prado

Aquel día gris en que cayó la primera nevada sobre el Valle Mumin, Mumintroll contemplaba melancólico desde la escalera cómo todo se cubría de blanco. Esa noche la familia empezaría el largo sueño de invierno, pero las verdaderas aventuras comenzaron cuando el cuco hizo cucú siete veces y todos despertaron.

Con ese despertar da inicio un libro más de los simpáticos Mumin, unos trolls blancos, cubiertos de pelo y con grandes hocicos que les otorgan un cierto parecido a los hipopótamos: El sombrero del mago, de la escritora e ilustradora finlandesa Tove Jansson, publicado por primera vez en 1948 y que actualmente podemos encontrar en español gracias a la editorial Siruela.

Todo comienza —decía— al llegar la primavera, cuando los habitantes del Valle despiertan por fin de su largo sueño. Los amigos Mumintroll, Snif y Snusmunrik salen a dar un paseo y en la cima de una montaña encuentran un sombrero de copa negro que deciden llevar con ellos a casa para regalárselo a Papá Mumin. Pero Papá Mumin tiene más estilo sin sombrero, por lo que decidieron ponerlo boca arriba entre el escritorio y la puerta de la cocina para usarlo como papelera.

Desde que lo encontraron, empezaron a suceder cosas extrañas, como cuando debido a que tiraron en él unas cáscaras de huevo aparecieron unas nubes por las que volaron sobre el Valle o cuando jugando a las escondidas Mumintroll se refugió en él y se transformó en una criatura extraña a la que nadie reconocía. Para evitar que el sombrero siguiera causando estos efectos lo tiraron al río, pero Snusmumrik y el Mumintroll descubren que ahí sigue causando problemas, como transformar a los peces en aves, así que deciden recuperarlo para esconderlo en una cueva; a pesar de eso, Desmán, el filósofo, decide retirarse a la cueva para que sus pensamientos no sean interrumpidos con las bromas, y gracias al sombrero recibe un gran susto. Mientras tanto, la familia Mumin y sus amigos descubrieron un barco abandonado en la playa y zarparon en busca de una isla, ya que la señorita Snork no conocía ninguna. Finalmente encontraron la isla de los hatifnat, donde les sorprende una tormenta la cual los retiene ahí durante varios días.

Cuando la tormenta cesa, descubren que el mar les ha dejado maravillosos tesoros: un flotador de corcho y una bota vieja sin tacón, con lo que deciden hacer algunos intercambios con sus hallazgos.

Para cuando llegó julio, el calor era insoportable en el Valle, así que Mumintroll y sus amigos van a acampar en la cueva;  el Snusmunmrik les cuenta sobre la casa del mago y como éste siempre sale a buscar rubíes para su capa, pero no es feliz porque no ha encontrado el Rubí Rey. Ahí descifran que el sombrero de copa debe ser de él. Al otro día, deciden ir a pescar y van a un embarcadero que construyó Papá Mumin.

De esta forma emprenden la aventura de la pesca del Mameluco, un pez enorme que se ha comido todos los anzuelos, mientras en casa, Mamá Mumin, sin darse cuenta tira una bola de plantas secas dentro del sombrero mágico. Las plantas crecen de forma acelerada y tapan las paredes, las cortinas y la chimenea hasta que la casa queda convertida en una selva.

Ya empezando agosto, una mañana temprano llegan unos nuevos personajes, Tofelán y Vifelán, hablando en un extraño idioma y con una maleta muy grande que llevan a todas partes. Estos personajes son perseguidos por una Bu, que no es muy grande y tampoco parece peligrosa, pero da la impresión de que es tremendamente mala.

Finalmente Tofelán y Vifelán deciden enseñarle el contenido misterioso de la maleta al Mumintroll y resulta ser una sorpresa que haría muy feliz al mago, quien finalmente visita el Valle y para obtenerlo les concede a todos sus habitantes muchos deseos.

Al leer a los Mumin se descubre un mundo donde los niños disfrutan de grandes aventuras y los adultos encontramos historias genuinas y fantásticas. El sombrero del mago es el segundo título de la serie publicada por la editorial Siruela, la cual es una excelente manera de conocer la forma de pensar  y conocer la cosmovisión finlandesa, donde lo maravilloso sigue enterneciendo a los personajes. Es un texto fluido que atrapa al lector y las ilustraciones que lo acompañan, también de Tove Jansson, son un gran complemento y, aunque es un libro escrito para niños, invita a la reflexión cuando es leído por adultos.

EL APUNTE

El libro se puede conseguir en Librería Caligari, ubicada en 9 Sur, 108 colonia Centro.

Deja un comentario

Your email address will not be published.

*

LO ÚLTIMO DE COLUMNAS

Ir Arriba