Fotografía: Especial

¿La humanidad ya era tóxica o las redes la hicieron?

En COLUMNAS Arturo Manzano

La conclusión es rotunda: las interfaces de las redes sociales y sus algoritmos no hacen tóxicas a las personas, solo amplifican sus mensajes.

Puede parecer una sentencia simplista, pero para llegar a ella, la revista científica Nature analizó 500 millones de conversaciones, durante 34 años.

A lo largo del tiempo las aplicaciones han cambiado de estilo y dinámicas, pero las actitudes de las personas persisten, quizá, según el análisis, debido a la falta de lenguaje no verbal y presencia física.

Otro asunto claramente marcado es que la toxicidad de las conversaciones no ahuyenta a los usuarios, por el contrario, los hace permanecer. ¿Al ciudadano digital también lo alienta el morbo y la violencia?

Con estos resultados, sin duda, vale la pena realizar un análisis más profundo sobre las motivaciones de las personas al interactuar, no solo en el mundo digital, sino en la vida real.

Para este estudio, la toxicidad está considerada como los comentarios groseros, irrespetuosos o irracionales que podría hacer que alguien abandone una discusión.

“Nuestro análisis sugiere que los debates y los sentimientos contrastantes entre los usuarios contribuyen significativamente a discusiones más intensas y hostiles”, dice Nature.

Este seguimiento histórico de las conversaciones analizó también que la polarización y la diversidad de opiniones contribuyen a la permanencia de los usuarios en las discusiones, más que la propia toxicidad, aunque conforme tienden a prolongarse las conversaciones, más posibilidades existen de que se conviertan en tóxicas.

Se analizaron temas marcadamente polémicos como el Brexit –la salida del Reino Unido de la Unión Europea- y las vacunas contra Covid-19, entre muchos otros.

Las plataformas examinadas fueron Facebook, Reddit, Telegram, Twitter, YouTube, Usenet y Voat.

Pese a que el estudio libera un poco a las interfaces de la responsabilidad, no las exime de hacer la parte que les corresponde para frenar este tipo de comunicación por medio de sus funciones de limitación de lenguaje hostil.

Conclusión personal: las redes no cambian a las personas, solo exhiben lo que hay dentro de nosotros.

 

 

 

 

 

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