Fotografía: Especial

George Steiner: las batallas contra lo innombrable…

En ICONOS Mario Bravo Soria / Notimex
  • El pasado lunes 3 de febrero falleció el crítico literario, profesor y teórico Francis George Steiner, dejando un profundo vacío en el ámbito intelectual en Occidente

MÉXICO.— Minutos después de que se diera a conocer la noticia del fallecimiento de George Steiner (23 de abril de 1929 / 3 de febrero de 2020), las reacciones —principalmente en redes sociales— no se hicieron esperar. Diversos halagos, reconocimientos a su enorme capacidad de generar reflexiones acerca de temas fundamentales, cortes de caja en torno a su pensamiento y frases sueltas escritas o pronunciadas alguna vez por el renombrado crítico literario, inundaron los portales web de diversos medios en Europa y América.

Una vez que ha pasado el torbellino mediático y la inmediatez propia de los actuales tiempos de la Internet, en la sección cultural de Notimex quisimos conocer las reflexiones provenientes de importantes estudiosos de la obra del autor de la autobiografía intitulada Errata (1974).

EN EL COMIENZO: LA ILIADA

Siendo niños solemos jugar, llorar, reír, aprender y caernos. Andamos por la vida como calcas de nuestros mayores, que nos enseñan sus maneras de transitar por este mundo. En el caso de George Steiner, pareciera que su infancia prefiguró en gran medida aquello que sería, décadas más tarde, un sello de su paso por este planeta. ¿Los grandes personajes dentro del campo intelectual surgen un buen día ya como eruditos absolutos o la infancia contiene en sí misma presagios de posteriores momentos de brillantez intelectual?

La licenciada en lengua y literatura hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y doctora en literatura hispánica por El Colegio de México (Colmex), Alejandra Amatto (1979), nos guía por esos pequeños pero significativos sucesos que suelen marcar las vidas de cada uno de nosotros como seres humanos. En este caso, hubo un gran momento que seguramente configuró las posteriores virtudes que desarrollaría el crítico literario:

—La figura de Steiner fue sin duda una de las más importantes del siglo XX en la crítica literaria, es un autor muy particular, un crítico que tuvo una forma de desarrollar su escritura teórica y sus análisis comparativos… ese fue uno de sus grandes fuertes: la literatura comparada. Steiner fue además un intelectual muy precoz, pues a los seis años su padre lo pone a estudiar el griego antiguo con el afán de que pueda leer la Ilíada en su lengua original. Era un hombre que dominaba el francés, el inglés, el alemán… y, en ese sentido, era muy similar a la figura de Borges: estos hombres que da la Historia literaria de una manera casi esporádica en una temporalidad muy particular.

Este pasaje evocado por la doctora Amatto puede ser un correcto punto de inicio en el mapa trazado por la vida intelectual de George Steiner: un políglota amante y crítico del lenguaje, de aquello que tal conjunto de signos dice y produce pero también de eso que calla y es incapaz de nombrar…

RESPETO A LA PALABRA

Ante el cuestionamiento acerca de cuáles son los principales aportes que el intelectual francés deja como testamento intelectual, Juan Berdeja, doctor en literatura hispánica por el Colmex, afirma lo siguiente:

—Si hacemos caso a lo que nos cuenta en Errata (que es el libro en donde nos relata su vida) sobre cómo se acercó no solamente a la crítica literaria sino también a la filología, podemos pensar que nos deja cerca de 74 años de crítica y trabajo intelectual. A mi parecer esos años se pueden resumir en cuatro conceptos: 1) potencia poética, 2) crítica literaria, 3) suspicacia y 4) esperanza.

“Al menos esos son los efectos del corpus steineriano, que ya podemos reconocer así a partir del día 3 de febrero. En ese corpus se recela, pero también se confía, en el lenguaje; se intuye, se comprende y se analiza al gran artista, a aquel sabedor de que su tarea es asumir en su persona lo negativo y el mal de su época, justo como George Steneir lo hizo desde su trabajo filológico.

“El escritor francés no sólo supo asumir en su persona lo adverso y las limitaciones del lenguaje literario, sino que se esforzó en hallar una respuesta artística al límite del lenguaje, de la experiencia y de los propios límites de la literatura. Y en esa exploración halló una frontera vital y expresiva, la derrumbó como los grandes autores hacen a través de la Palabra (así, con mayúscula) y también mediante el análisis de la técnica”.

CULTURA COMO POSIBILIDAD DE TRANSFORMACIÓN

En el autor de Lecciones de los maestros (2003) se encuentra así un cruce pocas veces visto en un intelectual y académico: aquello que estudiaba trataba de encarnarlo en los días cotidianos, ahí donde la vida camina entre la experiencia propia y el encuentro con los otros, en un mundo donde mezclándose tantas y variadas diferencias que nos separan a los seres humanos, también existe algo que nos puede unir aunque sea momentáneamente: el lenguaje.

Así Steiner fue un militante de las ideas vinculadas con la belleza; pero no sólo de ideas y conceptos altamente estéticos, sino también de puestas en práctica en donde se materializaba ese mundo imaginado por él: uno en donde la cultura no fuera asumida por los seres humanos como una mera trinchera en la cual guarecerse y defenderse del otro (alguien con su cultura también a cuestas), sino como un espacio y una dinámica productora de (las grandes) transformaciones que esta sociedad urgentemente requiere. Y para ello, según el crítico literario fallecido hace unos pocos días en Cambridge, Inglaterra, una figura imprescindible es el maestro de escuela.

Sobre tales cuestiones nos comparte su reflexión la novelista, poeta y ensayista Sandra Lorenzano (1960), quien se declara como una apasionada de la obra del escritor aquí evocado:

—La muerte de George Steiner nos deja sin uno de los principales intelectuales, quizás el último de una forma de Modernidad absolutamente basada en la palabra literaria, filosófica y en la reflexión a través de la escritura y la lectura. Steiner era un representante de lo mejor de la cultura centro-europea; aunque había nacido en París durante 1929, era hijo de una familia de judíos vieneses y fue educado en un mundo políglota, en donde se cruzaban muchas lenguas, las cuales eran, por supuesto, la expresión de diversas culturas.

“Se alimentó de estas culturas y de la pasión por el libro y la narrativa. Su idea de la cultura es una idea que vincula la estética con la ética… una idea de cultura como posibilidad de transformación, como posibilidad de poner en escena lo mejor que tienen los seres humanos: su capacidad de creación, su imaginación y el respeto por la diversidad, por los otros… Era también un convencido de que sólo a través de la educación (y él mismo en El elogio de la transmisión, publicado en 2005) habló de la importancia del profesor en este sentido: la importancia de poder transmitir el conocimiento y sobre todo la pasión por el conocimiento.

“Era un fanático convencido de que la educación en las Humanidades (y con todo lo que esto implica sobre reflexión sobre el otro, el mundo y la posición de uno mismo) podían transformar el mundo. Sentía una gran desesperación por lo que él percibía como una decadencia del sistema educativo a nivel mundial, donde la poesía ya no encontraba lugar, donde la reflexión filosófica tampoco hallaba un sitio…”.

LECTOR DE CLÁSICOS

Nos encontramos, en el caso de Steiner, ante alguien que tendió un puente muy extenso, tanto así como para conectar no sólo pasajes históricos entre literaturas escritas en la Antigua Atenas y el siglo XX sino hizo una labor de inmersión en otros campos donde el lenguaje también se presenta, por ejemplo, en la música.

No importa si era a través del alfabeto o de las notas en el pentagrama, pues a Steiner le interesaba aquello dicho y no dicho, eso que adquiere rasgos estéticos habitantes de la belleza, pero también su curiosidad se hallaba en los silencios atravesados entre una expresión y otra, no importándole si dichas manifestaciones del lenguaje se registraban en la literatura o a través del ámbito musical. Respecto a ello, el doctor Juan Berdeja expone esos puntos finos del pensamiento del crítico literario nacido en 1929:

—Es curioso, a George Steiner siempre se le ha atacado en Latinoamérica por ser “un crítico miope”, que no supo voltear hacia la gran literatura de nuestro sub-continente… que sólo supo leer a Borges y a Cervantes en la lengua española; pero siempre podemos recuperar al Steiner universal, al lector de los clásicos, que entendió muy bien a Homero y nos trajo a Sófocles (autor de Antígona, particularmente), al autor que exploró justo los límites del lenguaje en Wagner y al Schönberg que se preocupaba por el balbuceo, por lo indecible, por los límites del discurso.

“También podemos recordar el trabajo con Jheronimus Bosch [El Bosco], a partir de ‘El jardín de las delicias’: en la tercera parte él encuentra al poeta sufriendo, amarrado a un arpa; en ese sentido, podemos ver al Steiner que sabía ver y analizar el sufrimiento, y nos dice que la literatura no es siempre un lugar cómodo al cual ir, pero siempre es el lugar del límite, en donde se pone a prueba el mundo, el intelecto, el conocimiento y la experiencia”.

Referente a dicha característica del itinerario intelectual del autor de Lenguaje y silencio: Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano (1967), la poeta y novelista Sandra Lorenzano nos comparte su visión en torno a tal esquema de pensamiento en Steiner:

—Se halla muy articulado a la cultura grecolatina y a la cultura hebrea-bíblica, permanentemente las pone en diálogo junto con los filósofos más contemporáneos. Decía al comienzo que era uno de los últimos representantes de la Modernidad intelectual, en el sentido de ser representante de esa generación que estaba convencida acerca de que la cultura podía transformar la realidad de millones de personas, las cuales viven marginadas de las cosas más elementales para sobrevivir.

“NADA MÁS RESONANTE QUE EL POEMA ECRITO”

En la misma línea reflexiva, el también profesor investigador del Programa de Estudios Literarios de El Colegio de San Luis, el doctor Juan Berdeja nos comparte lo siguiente:

—Ese es el Steiner que debemos recuperar, es el autor que puede hablar muy bien a Latinoamérica, el Steiner que en una de sus líneas más importantes reconoce “al silencio como una alternativa”. Dice el autor: “Cuando en la polis las palabras están llenas de salvajismo y mentira, nada más resonante que el poema no escrito…”, esto lo expresa en El silencio y el poeta [1966]; y me interesa mucho traer estas nociones al México de hoy, en donde Javier Sicilia deja de escribir con base en que las palabras políticas están llenas, como Steiner diría, de salvajismo y mentira, entonces decide callar para hacer un poema silente, que será más resonante que cualquier poema.

“Así si Steiner era miope y no volteó a ver hacia América Latina, como se le acusa, y si bien esto puede ser cierto (si revisamos toda su obra hay pocas reflexiones sobre la literatura latinoamericana), sí podemos decir que nos deja unas gafas para entender la literatura de hoy, los problemas y diálogos íntimos que se establecen entre la literatura, la vida, la política y el lenguaje: ahí está el Steiner que a mí me interesa recuperar”.

HABLAR DE LO INNOMBRABLE

Sandra Lorenzano, doctora en letras por la UNAM, considera que un rasgo central e insoslayable en el esfuerzo teórico y literario de Steiner se halla en su capacidad para darle palabra a lo que habita en el reino del silencio:

—Otro aspecto de los que a mí más me gustan trabajados por Steiner, es el tema del silencio, el silencio poético, el silencio de la creación y el silencio de los libros que no se han escrito. Él tiene un libro que se llama exactamente así Los libros que nunca he escrito [2008].

“Fue también un amante de la posibilidad de hablar de aquello inefable o innombrable que existe en el mundo a través de la poesía, del horror de los campos de concentración, pero también de la belleza más absoluta. Hay libros suyos fundamentales, era un virtuoso de la pluma, tenía una escritura profunda, pero a la vez fluida… sus ensayos no son para especialistas, sino que son ensayos para toda la gente interesada en ciertos temas”.

LEGADO

¿Cuáles serían las principales herencias intelectuales que el escritor y crítico literario nos ha legado? El profesor Berdeja expone:

—Ese es el Steiner al cual me interesa recuperar ahora que ha muerto: aquel que se pregunta por los límites de la literatura, quien logra ver que en el contexto y la cultura dentro de los cuales un texto es creado, ahí se refleja no sólo lo escrito sino lo que se calla, eso que en vano se intenta poner en palabras. En no pocas historias, lo no dicho, lo tácito y lo omitido, cobran la importancia de un grito, eso lo dice Luisa Valenzuela justo en diálogo con Steiner; y lo cierto es que el arte se nutre tanto de lo que se dice como de lo que no se puede expresar o se hace callar.

“La literatura, según él, sería el lugar en donde el lenguaje encuentra sus límites, sus trampas, sus rebeliones y sus revelaciones. Lo inefable es uno de los símbolos más ígneos de ello, y Steiner construyó ahí uno de los libros más importantes, me parece, en Lenguaje y silencio, donde justo podemos entender a la literatura que a él le interesa: la de los clásicos, pero también la de la Modernidad; la de Kafka y Rimbaud; donde se encuentran los acercamientos y las problematizaciones más sugerentes sobre los límites del lenguaje.

“Cuando los escritores de narrativa reconocen los alcances y las limitaciones del lenguaje, dan otra carga de sentido al acto de relatar y así el arte escrito, el arte de la lírica adquiere otro vigor, otra energía y todo ello Steiner lo rescata muy bien en La poesía del pensamiento: Del helenismo a Celan [2011], en Errata y otros libros muy importantes como Nostalgia de lo absoluto [1974]”.

MANERAS DE COMPRENDER AL MUNDO

Tanto la doctora Lorenzano como la también doctora Amatto comparten sus reflexiones finales. La primera de ellas expresa lo siguiente acerca del reciente fallecimiento del intelectual francés:

—Es una pérdida intelectual importante para el mundo y al mismo tiempo, una pérdida importante para quienes lo leemos, lo estudiamos y estamos convencidos de que sus palabras (dichas siempre, como el gran maestro que era, a partir de una enorme generosidad) seguirán transformándonos mientras sus libros existan.

Por su parte, Alejandra Amatto, secretaria académica del Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la UNAM, concluye al respecto:

—La obra de Steiner es una de las que mejor conjunta la historia de la filosofía y la literatura, a partir de mirarlas como dos disciplinas que en sus orígenes fueron lo que efectivamente son: dos formas de comprender al mundo, que cruzan sus caminos y van siempre de la mano.

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