Fotografía: Ramón Gómez (@playadura)

“Acéldama”, de Adán Medellín, un encuentro con la violencia personal

En ENTREVISTA José Luis Prado

PUEBLA, MÉXICO.- “Llegué a la novela negra desde el lugar de la pregunta, de la inquietud por la naturaleza humana y la descomposición social que nos afecta a todos por las vidas rotas”, aseguró Adán Medellín, quien presentará su libro Acéldama, merecedor del Premio Nacional de Novela Élmer Mendoza, en el marco de Las 7 Jornadas de Novela Negra. La transmisión podrá seguirse a través de las páginas de Neotraba y Fábrica de historias, ambas en Facebook.

“Es un gusto ser parte de la alineación en el cartel de las 7 Jornadas de Novela Negra, rodeado de gente a la que admiro mucho por su trabajo de escritura en el género, el cual tiene una fuerza importante en el país tanto por los lectores que se han acercado a él, como los creadores que están generándolo, en este trabajo destaco la manera en que se intentan transformar estas vertientes narrativas para dar discursos alternos”, comentó.

A pregunta expresa sobre escribir literatura negra en un contexto como el mexicano, donde la violencia nos ocupa día a día, el narrador aseguró que “se trata de una forma de contar lo que nos está sucediendo en los diferentes frentes y lugares. Señalar la idea del crimen, de la impunidad, la falta de justicia que permea a la gente de distintas comunidades de este país y en este caso, nuestro lugar como narradores es el de salir y tomarle el pulso a nuestro mundo, en mi caso yo llegué a la novela negra desde el lugar de la pregunta, de la inquietud por la naturaleza humana y la descomposición social que nos afecta a todos por las vidas rotas que nos duelen, así que es ese lugar el que nos ha alcanzado en la literatura para que sea contado con herramientas narrativas, con la mejor prosa posible, con las estrategias que la propia tradición literaria nos ha brindado”.

Acéldama su primera novela surgió de una imagen poderosa que acompañó y acosó al escritor durante varios años, se trata de un muchacho colgado en la esquina en donde el escritor creció de niño. “Lo veía lastimado, herido y sabía que le había ocurrido algo, que la gente había hecho algo con este muchacho, así que el trabajo fue buscar esas respuestas, al final, el germen fue transformándose en esta novela en la que el personaje periodista Ezequiel Arenas trata de encontrar las soluciones a esta muerte que al parecer a nadie le importaba,” agregó.

PERIODISMO Y LITERATURA

Sobre el trabajo periodístico de Adán Medellín y su influencia en la literatura, el narrador comentó que “tanto el periodismo como la literatura han crecido unidos paralelamente durante mucho tiempo, hay muchos compañeros de mi generación y anteriores que se han nutrido de las herramientas como el rigor, el deadline, la escritura fugaz que debe entregarse lo más pronto posible, el aprovechamiento de los puntos de vista para contar historias que puedan conmover y tocar al lector para después hallar maneras de contarlo desde la narrativa. El periodismo fue un aliciente y una manera de disciplinarme para terminar proyectos, así resumiría este maridaje entre ambas”.

El trabajo de 12 años en el periodismo como jefe de redacción y redactor en la revista Play Boy le permitió nutrir su experiencia, no sólo generando entrevistas con voces ajenas o cercanas, sino ser capaz de traducirlo en papel, aunado a la curiosidad y la noción de proyecto terminado, es algo que debe al periodismo.

Respecto del simbolismo religioso que vemos en el título como en el nombre de personaje el también periodista dijo que cuando se encontraba escribiendo la obra y buscando el nombre, “me di cuenta que había cosas que estaban encaminándose hacia esa dirección, sobre todo la cita que abre el libro, se trata de un fragmento del Antiguo Testamento que habla de lo qué hacían los antiguos judíos cuando aparecía un muerto que nadie sabía de dónde venía o quién lo había matado, había algunos rituales judíos para tratar de limpiarse esa sangre, así que eso me pareció muy asimilable a la búsqueda que tenía mi personaje y también la idea de la aparición de este cuerpo que aparece y del que nadie quiere hacerse cargo en principio. Este cuerpo que en apariencia no tiene lugar, de todas formas, requiere para la comunidad un proceso de expiación; es decir, un proceso de la liberación de la culpa. Hacer esa pregunta, es también preguntarnos por nuestra propia violencia”.

“Para la novela ese campo de sangre —Acéldama— me ayudó a adquirir un tono, una preocupación, esa búsqueda por limpiar o por explicarla, fue la búsqueda de identidad y legitimidad para Ezequiel”.

En la narración vemos como el pasado le cobra cierta factura a Ezequiel, en el sentido de que la colonia de su infancia ya no le pertenece. ¿te parece que la madurez se impone a esos recuerdos?

“A veces quiero pensar en el personaje de Ezequiel es como una especie de falso Odiseo, ya que el personaje de los griegos puede regresar a Ítaca y ahí lo acogen, pero en estos tiempos, uno primero debe preguntarse si hay una casa a dónde volver, porque la vida urbana transforma muy rápido los lugares, de tal suerte que nos convierten en unos desarraigados, ya que al volver a esos sitios sólo tenemos la nostalgia, así que únicamente nos queda el lugar de la memoria”.

Por último, el escritor agradeció a LEVIATÁN el espacio para esta charla, además de invitar a los lectores a acercarse a las y los autores mexicanos, sobre todo que se atrevan a extender su lectura a historias como las que se presentarán en las 7 Jornadas de Novela Negra.

El libro se puede conseguir en la siguiente liga: http://editorial.uas.edu.mx/verLibro.php?id=337

Perfil

Adán Medellín (Ciudad de México, 1982) es escritor y periodista. Licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UNAM. Ha publicado los libros de cuentos Vértigos, Tiempos de Furia, El canto circular y Blues vagabundo —con el que obtuvo el Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí 2017. Obtuvo su segundo Premio Bellas Artes con El cielo trepanado, ganador en la categoría Ensayo Literario José Revueltas en 2019. Fue acreedor al Premio Nacional de Relato Sergio Pitol en 2007 y el Premio Nacional de Cuento Beatriz Espejo 2019. Su libro Acéldama obtuvo el Premio Nacional de Novela Élmer Mendoza 2019 y está en proceso de publicación.

 

Deja un comentario

Your email address will not be published.

*

LO ÚLTIMO DE ENTREVISTA

Ir Arriba