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El dolor muestra tu campo de indignación y acción: Sharon Zaga

En ESPECIALES Magdiel Olano

PUEBLA, MÉXICO.- Todas las personas tienen una enorme capacidad de destrucción que no tiene límite, sólo basta colocarse en la circunstancia perfecta para que florezca esa crisis de odio, así lo manifestó Sharon Zaga, cofundadora y presidenta del Museo Memoria y Tolerancia, al recordar el genocidio ocurrido durante el Holocausto en Auschwitz, al que refirió como un “un lugar sistemático y eficiente para asesinar”.

Y es que mencionó que hoy día habría que reflexionar sobre si son la maldad, el odio y la injusticia las que están ganando terreno, o si por contrario son la construcción de los derechos humanos, la paz, la armonía o la justicia las que ganan la batalla.

“La maldad está avanzando a niveles desproporcionados, las personas que la ejercen lo están haciendo con todo su potencial, conocimientos y recursos materiales, mientras que a los bondadosos les falta compromiso, dan lo que les sobra”.

Fue durante su conferencia titulada “¿Por qué la maldad está triunfando?” en el XII Festival Internacional de Mentes Brillantes Ciudad de las Ideas, llevado a cabo este fin de semana en Puebla, que la activista y promotora del respeto a los derechos humanos aseguró que la memoria es selectiva, se pierde, tiende a olvidar, explicado así porque siguen ocurriendo crímenes tan atroces como el genocidio ocurrido en la Alemania nazi.

En el devenir de la historia el genocidio ha sido un tema complejo sobretodo porque tiene un sin límite de justificaciones y sus actores principales jamás se vieron como destructores de la humanidad, más bien se pensaron como salvadores a ella, explicó.

Lo primero que habría que entender, acotó, es que el genocidio es la capacidad extrema de la intolerancia del ser humano, que hace destruir al otro no por cuestiones de territorio ni de políticas, sino sólo por ser distinto, ese miedo a lo diferente es lo que ha llevado a la muerte a millones de personas.

La sociedad actual está tan confundida con la bondad que la mayoría se define como personas buenas cuando en realidad se consideran así sólo por tener sentimientos, “porque pensamos que tenemos emociones de amor, bondad, compasión, porque pensamos que nuestras lágrimas alivian el dolor de otras personas. Desafortunadamente no es así”, y agregó que “la compasión sin acción no tiene sentido”.

Exhortó a reflexionar cuál es nuestro nivel de conciencia y como lo estamos ejerciendo para saber si es la maldad o la bondad la que gana batalla dentro de uno mismo “porque constantemente se tiene esa lucha entre nuestro ser tolerante o intolerante, entre nuestra capacidad constructiva o destructiva”.

“Si esas lágrimas tuvieron efecto en México no había violencia. No es suficiente con las lágrimas. ¿Qué te duele?, ¿el maltrato animal?, ¿la violencia a la mujer? Ahí está tu misión, ese dolor solamente te está diciendo cuál es tu campo de acción”.

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