Fotografía: Especial

Instan a recuperar memoria del movimiento del 68, “la fiesta de los estudiantes”, no solo la tragedia

En ESPECIALES Redacción Leviatán

MÉXICO.- “¿Qué ocurría antes del inicio del movimiento estudiantil? Algo muy simple: no estábamos dispuestos a respetar al disidente, porque aún no le conocíamos, porque solo teníamos nociones difusas, vagarosas, francamente pop y comerciales de lo que es la rebeldía y el anticonformismo”, escribía Monsiváis en el suplemento “La cultura en México”, de la revista Siempre!, el 20 de noviembre de 1968.

La Cátedra Carlos Monsiváis, organizada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Dirección de Estudios Históricos (DEH), dedicó su sesión más reciente al abordaje de los “Antecedentes y consecuencias del 68”, en voz de dos de sus investigadores que han dedicado páginas a la reflexión y celebración de este hito, Francisco Pérez Arce y Luis Barjau.

A casi 54 años de distancia, la memoria colectiva acerca del 2 de octubre de 1968, representa la fecha en que “el Estado mexicano no permitió un movimiento irreverente, ¿cómo los estudiantes malvestidos le iban a hablar de tú a tú con el presidente”.

Paradójicamente, opina, este hecho ha ocultado al propio movimiento, de ahí que decidió escribir una crónica personal: Caramba y zamba la cosa. El 68 vuelto a contar (2017), recuperando en su título el estribillo de Me gustan los estudiantes, canción de Violeta Parra, muy socorrida por los estudiantes en aquellos días, entre ellos, él, recién ingresado en la Escuela de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Se trata de recuperar ese antes, “la fiesta de los estudiantes, el entusiasmo de las brigadas que tomaron las calles, la extraordinaria actividad cultural, artística que hubo en las escuelas tomadas. Ese fue el movimiento. Recordamos el 2 de octubre, pero también hay que recordar el movimiento con su irreverencia, su igualdad, porque fue un paso importante hacia la segunda ola del feminismo, ya que se respetó el activismo de las compañeras, algo antes impensable”.

En opinión de Francisco Pérez Arce, la irreverencia no fue una característica trivial del 68, sino su esencia, porque entrañaba “una manera distinta de ver y de relacionarse con el poder y, por tanto, comenzaron a cambiar muchas cosas después del movimiento. Fue una derrota dolorosa, , pero fue una victoria moral y cultural, costosísima por los cientos de muertos”.

Los efectos de esas 10 semanas de revolución juvenil se dejaron sentir en los meses y años posteriores, y hoy en día, concluyó, “queda claro que cambiaron las actitudes de todo el mundo, no sólo de parte de los estudiantes. Ha cambiado la forma de vida dentro de la universidad, la relación con los maestros –que dejaron la corbata–, el trato hacia las mujeres. Esta es la historia de ese movimiento, un parteaguas en la historia moderna de México”.

Deja un comentario

Your email address will not be published.

*

LO ÚLTIMO DE ESPECIALES

Ir Arriba