Fotografía: Especial

Teopanzolco, la pirámide donde el S19 dio a luz un templo

En ESPECIALES Aura Denise Fuentes / Notimex
  • Arqueólogas del INAH ubican el hallazgo en el Postclásico Medio (1150 d.C.)

CUERNAVACA.- Entre las 33 zonas arqueológicas con las que cuenta el estado de Morelos, se encuentra Teopanzolco, poco conocida por los mexicanos, incluso por los morelenses, pero que tras el sismo del 19 de septiembre de 2017, captó las miradas al dejar al descubierto un tesoro guardado en su interior.

“La población local considera que es parte de la ciudad y del paisaje urbano, curiosamente, y es una de las zonas más importantes del altiplano central y en Morelos la más importante, aunque es chiquita, por el tipo arquitectónico y la historia misma”, indica la arqueóloga encargada de la zona, Bárbara Konieczna.

La civilización Tlahuica fue la que se asentó en este lugar, el cual consta de una pirámide principal, con templos en honor a Tláloc y Huitzilopochtli, Dioses de la lluvia y la guerra; estructuras alrededor de la plaza y basamento atrás de la pirámide, todo característico del periodo Post Clásico Tardío (1200-1521 d.C), o al menos era la fecha determinada hasta hace algunos meses.

“El sismo dañó a tal grado la pirámide que antes de poder determinar que trabajo se tenía que hacer, se debía checar cómo se comportaba el núcleo, porque la pirámide se sumió de 30 a 40 centímetros y en la parte superior se hundió el piso”, platicó la antropóloga a Notimex.

Justo así, sepultado bajo la pirámide principal, se encontraron los restos de un templo similar, el cual los especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) sitúan entre 1100 y 1200 después de Cristo, con lo que el periodo de antigüedad de Teopanzolco retrocedió hasta 300 años, al situarse en el Postclásico Medio.

“En la parte superior de la estructura había hundimientos en el piso, por esa razón vimos que el relleno empezó a asentarse, se hicieron los dos pozos de sondeo (excavaciones de dimensiones variadas), a través del cual se localizó el templo de Tláloc, que es el nuevo hallazgo”, contó la arqueóloga residente del proyecto de restauración, Georgia Yris Bravo López.

La delegada del centro INAH en Morelos, Isabel Campos, indicó que la fecha exacta se determinará con los estudios que se realizarán con carbono 14, aunque la temporalidad es similar a la de Tenayuca, en el Estado de México, y menor a la del Templo Mayor, en la capital del país; lo que también denota que los mexicas se basaron en la arquitectura de los tlahuicas y no al revés, como se pensaba.

Bárbara detalló que fue a metro y medio de excavación, cuando encontraron las señas de un muro, “la emoción fue muy grande”, recuerda con una gran sonrisa, tras lo cual comenzaron a explorar con más cuidado y así descubrieron que se trataba del cuarto de algún templo más antiguo de lo que está la subestructura que ahora sería la sub-subestructura.

“El piso del templo está a la profundidad de cuatro metros y medio con respecto al piso de los templos de la subestructura y la extensión del cuarto es de seis por cuatro metros, no es tan grande, lo importante es que es el mismo estilo arquitectónico que vemos en lo que es el templo de la subestructura, en cuanto a los muros, una banca lateral y la pilastra que sostenía el techo”, añadió.

Aunque solo fue la única torre que pudieron hallar, las especialistas están seguras que hay cuatro de ellas como en la parte superior de la pirámide, a la cual, antes del fenómeno natural que sacudió al país, podían acceder turistas extranjeros y profesores con alumnos, que eran quienes se interesaban por visitar el sitio.

“El templo está en un mal estado por el relleno tan pesado que tiene encima, así como por la filtración de agua, por lo que no se hallaron tantos restos de estuco ya que la humedad hacía que se pulverizara, por lo que el estado de conservación es malo en sí; incluso desconocemos si arriba hubo otra etapa constructiva”, compartió Georgia.

Sin embargo, este “tesoro” que se cree estaba dedicado a Tláloc, tendrá que ser sepultado de nuevo, ya que la arqueóloga Bárbara explicó que sería muy peligroso dejarlo así porque el hueco que existe por el espacio del templo debilita las paredes de los templos superiores, y no existe manera de asegurarlo.

“La excavación se terminó, se consolidaron los muros prehispánicos, para empezar a tapar la excavación con un geotextil, encima se le va a poner muros secos con la misma roca extraída del relleno y se pondrá uno de tierra con piedra para que le vaya dando fuerza a la estructura y finalmente se le va a poner el mismo empedrado que estaba encima”, precisó Georgia Bravo.

Antes de ello, Notimex tuvo acceso a este sitio arqueológico, a cuya pirámide hubo que subir por escaleras improvisadas y luego descender mediante una escalera metálica por uno de los pozos de sondeo, en donde se pudo ser testigo de esta conexión de culturas de alrededor de 200 años entre una y otra, rodeado por un olor a humedad y enigma entre sus muros.

Bárbara Konieczna adelantó que en una fecha posterior, cuando se realicen más exploraciones, se podrá realizar una maqueta para que las personas puedan conocer la conformación al sitio, del que fotografías y video ahora son los testigos; e incluso compartió que se podría soñar, en caso de otros hallazgos espectaculares, con hacer una ventana arqueológica.

Aunque su compañera Georgia Bravo narró que sería complicado porque la excavación no fue hecha para que quedara abierta al público y tendrían que considerarse otro tipo de factores, incluso invitar a un ingeniero para ver el control de las estructuras para que sea seguro para los visitantes, no descartó que con un proyecto adecuado y mantenimiento continuo, eso pudiera realizarse.

Isabel aclaró que no se había hecho el anuncio de este hallazgo porque, entre otras cuestiones, había que consolidar, es decir, el llegar al núcleo, asegurarlo y conocer con exactitud lo encontrado, además de realizarse los registros técnicos para ahora si compartirlo al mundo, lo cual sucedió en junio y el aviso se dio un mes después.

“Para el INAH en Morelos es importante porque da información sobre una zona arqueológica de la que no se tenía demasiada información, también es importante para todos los que trabajamos alrededor del patrimonio cultural porque da nueva líneas de investigación acerca de la presencia, y la complejidad cultural de la sociedad que llegó a instalarse aquí”, concluyó.

 

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