Fotografía: Alfredo Fernández / EsImagen

La falta de empatía y los adolescentes

En ESPECIALES Francisco Villanueva Huerta

PUEBLA, MÉXICO.- La adolescencia es algo muy complejo, empieza a los doce años y termina de manera difuminada entre los dieciocho y veinte. Los quince años son el punto intermedio y comúnmente el punto que es más confuso en la explosiva etapa adolescente. Rara vez una persona de doce a dieciocho años se interesa en temas complejos considerados de adultos. Es lógico que en la adolescencia uno no se interese por la política. Un adolescente no lee los periódicos, un joven de apenas dos, tres o cuatro lustros no ve las noticias, pues como dice mi profe de lenguaje: “En la adolescencia uno apenas está recién salido del huevo”. Podemos falsamente llegar a pensar que el internet ha hecho que los adolescentes se interesen más en temas importantes y complejos, pero a pesar de que este haya aumentado la facilidad para consultar, transmitir e incluso redactar noticias, la mayoría de los adolescentes se interesa de una manera falsa o nula por ellos.

Una parte del problema es el algoritmo sumamente personalizado que crea el internet en torno a lo que nos gusta ver, escuchar, leer y jugar. Personalmente yo creo que este algoritmo, diseñado para que no escapes una vez que estás dentro, está hecho para que contribuyas al capitalismo voraz, haciendo que compras y vendas sin otro motivo que buscar la aceptación social. Los Prisioneros, una de las bandas más importantes del rock sudamericano de finales del siglo pasado, tienen una canción sobre la voracidad consumista. La canción, titulada “Sexo”, nos habla de la creciente estrategia comercial basada en las cosas relacionadas con el sexo y como la gente se ciega, queriendo sólo el placer para ocultar el sufrimiento y la tragedia del mundo donde vivimos. Los últimos versos de la canción son los que mejor definen el mensaje (Los prisioneros, 1984, 2m28s):

“Las rotativas de imprenta

Ya están empezando a editar más mujeres desnudas

Y tú tienes una cara de cliente fácil

Tú compras por una promesa de sexo

Abres la boca y te meten el dedo

Y les sigues el juego

Y les das tu dinero

Y te sientes muy hombre

Y me río en tu cara de tu estupidez

El mejor gancho comercial

Apela a tu imbecilidad

Te trata como un animal

Poniendo en claro tu brutalidad

Es un trofeo la ilusión

Que quiebras en la situación”

Esta canción es de 1984, cuando la globalización no afectaba mucho a América Latina, pero aún sigue vigente su mensaje  en este mundo ultra globalizado del siglo XXI. Esto demuestra el genio musical de Jorge González, miembro de los prisioneros y compositor de la canción, pues logró componer algo para el pasado, el presente y el futuro.

La verdad es que los jóvenes estamos controlados por el sexo. Nos importa más el embarazo de una actriz pornográfica que las elecciones en nuestro país. Las empresas lo saben y ocupan modelos semidesnudas para anunciar algo tan absurdo como una salsa catsup. El simple hecho de que la “gran reapertura” del club Mamitas en la ciudad haya movilizado a gente de otros estados del país, lugares tan lejanos como Jalisco o Sinaloa, siendo la gente joven el grupo poblacional que más asistió , demuestra la soga que el sexo nos ata al cuello. Mientras tanto ocurren homicidios, pueblos destruidos por el narcotráfico, gente desplazada por la violencia, municipios donde solo hay un policía para miles de personas, secuestros en antros de Cancún, inundaciones en hospitales, amenazas de muerte a reporteros, conductores y periodistas, pero uno está demasiado ocupado viendo cuándo sale la nueva película pornográfica, tan ocupado que todo el desastre nacional pasa más rápido que un tren, entra por un oído y sale por el otro.

Cada día suceden miles de tragedias, pero pasan desapercibidas y no se resuelven por la simple falta de atención y empatía. Yo me convencí de esto cuando leí una nota del periódico español El País. En esta nota (Peinado, 2021) se nos informa sobre el silencio de las autoridades madrileñas acerca del asesinato de Issa Munkaila, el cual fue abatido por disparos de la policía. La víctima, un hombre subsahariano de unos cuarenta años, fue asesinado por la policía después de que los vecinos llamaran al 911 para pedir ayuda ante la amenaza de un hombre con un cuchillo largo de cocina que, con gesto peligroso, se paseaba por la calle. Las fuerzas armadas llegaron y uno de los agentes fue atacado por el sujeto. Según el posterior informe policial, el agente le disparó en defensa propia y sus compañeros reaccionaron de igual manera. A pesar de lo trágico, todo eso parece muy normal. Para muchos esto fue un informe rutinario de la policía sobre un hombre peligroso que fue “neutralizado”. A pesar de que el incidente ocurrió el pasado 5 de noviembre, la policía de Madrid se niega a dar un informe más detallado o una rueda de prensa, pasando por alto detalles importantes, como las especificaciones del arma blanca que usó el atacante o cuántos disparos recibió. En este punto, usted, lector del texto, se preguntará: “¿Esto qué tiene que ver con el tema?”, y yo les contestaré esa duda. Todo lo que se sabe de este caso ha sido con base en un pequeño informe escrito por la policía, sin embargo el alguacil no envió una nota de prensa, al contrario del arresto de unos ladrones en un gimnasio o el rescate de varios camellos que se habían escapado de un circo. La policía también se negó a publicar algo en sus redes sociales, los únicos que se pudieron enterar fueron aquellos que de casualidad pasaron por el vecindario o preguntaron directamente a la autoridad, la cual, aun en el segundo caso, dio pocos detalles.

Los hechos en Madrid nos demuestran cómo la indiferencia de la gente hizo que no existiera presión para hacer justicia al hombre, además, muchas veces las autoridades nos prefieren mal informados y llenos de contenido basura para así mantenernos “contentos”. En el anterior suceso narrado, esto se refleja en que los medios dieron más importancia al rescate de animales que se habían escapado de un circo y al arresto de ladrones poco peligrosos, que al asesinato de una persona por parte del mismo cuerpo policial. Triste es pensar que en muchas ocasiones la autoridad no tiene que hacer un esfuerzo extra ni rendir cuentas, pues sabe que el grupo poblacional que más usa el internet, es decir, los adolescentes, no usan sus dispositivos para revisar noticias como las de este tipo. Ahora bien, también vemos que el hombre asesinado posiblemente fue un migrante, perteneciente al islam y de tez morena. En España no es secreto que hay mucho resentimiento contra los migrantes musulmanes, especialmente en las grandes ciudades. Por lo tanto, si algún joven se llegara a enterar del suceso, su reacción sería un: “No importa, era un sucio musulmán”.

Todo esto es muy triste. Simplemente no es posible que en una sociedad tan compleja y con un gran conocimiento teórico de la ética, la gente ignore esto y siga sus vidas como si nada. En España, la indiferencia de la sociedad nace porque mucha gente sabe que no será acosada por la policía gracias a su color de piel o su estatus socioeconómico. Por esta razón evita tocar esos “asuntos”. Evidentemente hay una fuerte deshumanización en la sociedad. Por ello les invito a practicar un ejercicio de empatía: imagina ser pariente de una víctima de homicidio; imagina saber que a nadie le importa la muerte de tu hijo, hermano o padre, pues la sociedad sigue su vida cotidiana. Tienes que lidiar con todo lo que implica, funeral, gastos, deudas y la familia que dejó atrás. Tú sufres, la gente te ignora y tienes que salir adelante, pues si te rindes, no habrá quien pueda cuidar de tus hijos. El solo hecho de escribir esto me da escalofríos, pero los escalofríos son necesarios para ponerte en acción. Lo menos que podemos es hacer como adolescentes es leer las noticias y no ignorar los problemas a nuestro alrededor, pues sólo así nuestra sociedad lentamente dejará de regirse por la frase atribuida a Stalin: “Cuando una persona muere es una tragedia, cuando un millón muere es solo una estadística”.

Referencias bibliográficas:

  1. Los prisioneros(1984). Sexo. En La voz de los ’80. EMI Odeón Chilena S.A.
  2. Peinado, F. (2021, 23 noviembre). Un manto de silencio cubre la muerte de Issa Munkaila, abatido en Madrid por disparos de la policía. El País. Extraído de https://elpais.com/espana/madrid/2021-11-23/un-manto-de-silencio-cubre-la-muerte-de-issa-munkaila-abatido-por-disparos-de-la-policia.html%3Fssm%3DIG_CM

 

 

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