Fotografía: Katia Fernández / EsImagen

Rezago educativo, mal de México desde antes de la pandemia

En ESPECIALES Magdiel Olano

PUEBLA, MÉXICO.- Si bien el rezago educativo en México se ha agravado por la crisis de salud que hay en el mundo desde el 2020, las desigualdades estructural y económica que se vive en el país han sido la principal causa de este atraso, refirió el catedrático de la Facultad de Educación de la UPAEP, Rodolfo Cruz Vadillo.

Los niveles de secundaria y bachillerato, y en menor escala en la educación superior, han sido los más afectados, pues por lo menos 628 mil jóvenes de entre 6 y 17 años han interrumpido sus estudios debido a la crisis económica derivada de la pandemia, según cálculos del Banco Interamericano de Desarrollo.

“La desigualdad estructural, la desigualdad económica son el caldo de cultivo para la existencia del rezago educativo que viene arrastrando nuestro país”, expresó el académico en conferencia de prensa.

El académico externó que el rezago educativo no es sólo un asunto de la calidad de enseñanza, sino un problema político con diferentes aristas, donde los alumnos abandonan los estudios por muchas veces por carencias económicas.

En el contexto de la pandemia, la deserción estaría relacionada a la falta de conexión a internet o de dispositivos para seguir las clases en línea, toda vez que en los sectores urbanos un 30 por ciento no tiene acceso a estos servicios, mientras que en el rural se trata de más del 50 por ciento quienes carecen de la servicio.

De acuerdo con datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), durante la pandemia los mexicanos perdieron, en promedio, aprendizajes equivalentes a dos años de escolaridad, pues antes de ella los mexicanos alcanzaban en promedio aprendizajes correspondientes al tercero de secundaria.

Ello, añadió, impactará de forma negativa en el sector productivo cuando estos alumnos presentan carencias por la educación que han recibido.

Los trabajadores tendrán menor acceso a empleos mejor pagados, y de acuerdo con el Banco Mundial esto hará que el estudiante promedio pierda el 8 por ciento de su ingreso anual futuro, lo que equivale a un mes de salario al año por el resto de su vida productiva.

“A futuro, esta pérdida de conocimiento y pérdida de habilidades, no sólo se queda en la pérdida en sí, sino que va a impactar en el nivel y poder adquisitivo de estos estudiantes que están sufriendo este problema de pérdidas de conocimientos y habilidades. Si los estudiantes no regresan a las aulas, no logran revertir esta problemática, va a impactar en su bolsillo”.

Cruz Vadillo estimó que la recuperación estaría relacionada con la intervención educativa que debe ir acompañada de políticas estructurales que posibiliten, en un primer momento, que los estudiantes regresen a las aula; y segundo, que los procesos de enseñanza-aprendizaje sean efectivos para recuperar los conocimientos perdidos.

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