Fotografía: Especial

La literatura, mi religión, asegura el escritor turco Orhan Pamuk

En CAMALEONES Manuel Bello Hernández / Notimex

MÉXICO.- Considerado un vínculo intelectual entre Oriente y Occidente, el escritor turco contemporáneo más conocido y cuyos libros abordan además la historia turco-otomana y europea, Orhan Pamuk (1952) aseguró que su única religión es la literatura.

Al abrir el Salón Literario Carlos Fuentes en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde Silvia Lemus, viuda de Fuentes le entregó la Medalla Carlos Fuentes, Pamuk ofreció una charla en donde abarroto dicho recinto en su primera actividad en este festejo literario.

Su infancia, las letras, su natal Estambul, su trabajo literario, la política y libertad de expresión en su Turquía, el Boom Latinoamericano y Carlos Fuentes, sus ídolos: León Tolstoi, Fiódor Dostoyevski, Thomas Mann y Marcel Proust; así como Jorge Luis Borges, Juan Calvino y Vladímir Nabókov, a quienes le aprendió la acrobacia en las letras, fueron parte de los temas que abordó.

Acompañado por el también escritor Jorge Volpi, quien más que un dialogo, resultó una entrevista, el Premio Nobel de Literatura 2006, regreso a la FIL de Guadalajara, para contar su experiencia en las letras y compartir su sabiduría y por qué escribe.

“Escribo porque tengo una necesidad nata de escribir, porque no puedo hacer trabajo normal como las personas, porque quiero leer libros como los que escribo; escribo porque estoy enojado con todo el mundo.

“Escribo porque me gusta estar encerrado todo el día, porque solamente puedo participar en la vida real cambiándola, porque quiero que otros sepan qué tipo de vida llevamos en Turquía, porque amo el olor a papel, pluma y tinta, porque creo en la literatura, en el arte de la novela más de lo que creo en cualquier otra cosa”, dijo el autor ante un salón que lo recibió con tremenda ovación y aplausos.

El autor, cuya obra ha sido traducida a 54 idiomas, inició su presentación asegurando ser un escritor feliz y recordando que fue hace 40 años cuando cambió la pintura por las letras y dedicarse de lleno a contar sus historias.

“Cuando hablo de escribir lo primero que me viene a la mente, no es una novela, poema o tradición literaria, sino una persona que se encierre en una habitación se sienta frente a una mesa solitario, y mira hacia adentro.

“Esta persona se construye un mundo nuevo con las palabras, mientras estoy a mi mesa por varios meses o años, agregando palabras nuevas a mi página en blanco, siento como si estuviera creando un mundo nuevo, como si cobrara vida esa persona que veo en mi interior”, dijo.

De acuerdo con el Nobel, “el secreto del escritor no es la inspiración, porque queda claro, ¿de dónde surge la inspiración? De su terquedad, su paciencia, ese dicho turco: ‘cavar un pozo con una aguja’ me parece que se aculó pensando en los escritores, en las viejas historias que me gustan, la paciencia de los amantes que excavan montañas en aras del amor’.

Consideró que el escritor debe tener la paciencia para encerrarse y tener la capacidad artística de contar sus historias como si fuese las de otros y contar las historias de otros como si fueran propias.

“En el corazón de un escritor radica la paciencia, entender la situación de otros con nuestra imaginación”, dijo Pamuk y agregó que “nosotros los escritores nos identificamos con la gente que son como nosotros, ese punto de ser, es el deseo de comprender a otra gente, es lo que subyace al escritor”.

Recordó que comenzó siendo escritor, al escribir sobre sus amistades y refirió que luego de un tiempo tuvo la fortuna de que sus libros fueron publicados lo que lo llevó a ser conocido en Europa o Estados Unidos. “Ma llamaban y decían: el escritor de Estambul”, refirió.

“Y comencé a cobrar conciencia de ser un escritor de Estambul, no de parte del pueblo turco sino de la comunidad literaria internacional, ¿Por qué? Porque el cuerpo principal de la ficción turca se enfocaba en las novelas vintage, que en la ficción moderna urbana.

“En los últimos 10 años cambié mi interés a otras partes de Estambul, deseaba decirles a mis lectores que era de Estambul, pero mis primeras novelas tratan de la misma colonia, una colonia occidentalizada y peculiar”, dijo.

Luego, Pamuk señaló que su actitud y relación con el peso de la literatura islámica antigua, cambio tras leer a Jorge Luis Borges y Juan Calvino; minutos después, hizo presente al Boom Latinoamericano y Carlos Fuentes, de quien tras recodar algunas de sus novelas como “La muerte de Artemio Cruz”, dijo que “hay una influencia de la novela francesa y un poco de historia”.

“Reconozco la importancia de Fuentes, de Mario Vargas Llosa, García Márquez y Borges, todos ellos influencias muy importantes, porque cuando el Boom inició, yo iniciaba en posición como autor y me sentía como provinciano y el Boom me ayudó a decirme a mí mismo: mira, puede haber un Boom literario musulmán, así como hubo un latinoamericano; que tienen ellos que no tenga yo”, destacó.

Dijo que tras una crisis de identidad a principios de los años 80, fue gracias a Borges y Calvino con los que regresó a sus orígenes.

“León Tolstoi, Fiódor Dostoyevski, Thomas Mann y Marcel Proust, los más grandes novelistas que he leído una y otra vez y a quienes les he aprendido cómo escribir. Luego Borges, Juan Calvino y Vladímir Nabókov, de quienes aprendí la acrobacia y lo que quiero lograr en la vida, en la ficción, es poder escribir acrobacia, es difícil, pero haré mi mejor esfuerzo”, expresó.

De Juan Rulfo, dijo que, al ser traducido al turco a partir del inglés, “me abrió los ojos, pues los escritores turcos escribían novelas de pequeños pueblos, de campesinos, pero Rulfo tiene algo extraño y diferente a la hora de ver a los pequeños pueblos y eso me influyó”.

Tras una rica charla literaria de cerca de dos horas en la que el turco atrapó a decenas de lectores, recibió la presea de manos de Silvia Lemus, cerrando de esta manera esta actividad en la FIL Guadalajara.

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