PUEBLA, MÉXICO.– Orgullosa de sus raíces, la directora Iris Villalpando, originaria de El Fuerte, Sinaloa, sigue de cerca los oficios que desempeñan cinco mujeres yoreme, los cuales son recogidos en el documental Yolem jammut (Mujer yoreme).
Iris Villalpando incursionó en el cine en 2016, tras recibir una capacitación en Polos Audiovisuales. En 2017 recibió apoyo por parte de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos (CDI) para realizar Yolem jammut, proyecto en el que muestra el trabajo de una curandera, una partera, una maestra bilingüe, una cocinera y una alfarera.
Las historias que muestra Iris a través de la cámara son testimonio del conocimiento de las mujeres yoreme, y de su importancia en cada una de las comunidades.
EL TESTIMONIO
Te asumes más como cronista que como cineasta, ¿qué me puedes contar de este propósito de hacer testimonios de tu región?
Con mi trabajo hago un catálogo de las personas de la comunidad yoreme, pero como nuestro territorio es muy grande, en muchos pueblos todavía no tengo acceso y no tengo contacto con nadie. Y a pesar de que en las fiestas intento hacer vínculos con personas de otras comunidades, me he dado cuenta de que hay diferencias en nuestros pueblos y que cada quien tiene su propia forma de realizar sus rituales.
Los cortos del proyecto Mujer Yoreme muestran el trabajo de una cocinera, una curandera, una partera, una alfarera y una maestra bilingüe. ¿Por qué elegiste a estas mujeres como protagonistas?
Mi primer pensamiento fue hablar con cinco personas de la comunidad yoreme, para abordar temas importantes de la comunidad, después me di cuenta que las instituciones ya tomaban mucho en cuenta a los hombres; también solamente se fijaban en nuestras fiestas y danzas, y dejaban de lado un montón de conocimientos que también nos definen como cultura. Por eso me incliné por hacer un trabajo enfocado en los saberes de las mujeres de la comunidad yoreme.
Comencé buscando mujeres que supieran hablar yoreme y español de forma fluida. El proyecto lo arranqué con la cocinera tradicional, ella sabía preparar muchos platillos de los que me hablaba mi abuela, típicos de nuestra comunidad. Después me encontré a la maestra bilingüe, ella todavía da clases en la Universidad Intercultural.
Tiempo después conocí a la partera y a la curandera, quienes pertenecen a una comunidad a la que no tenía acceso. Al último filmamos a la alfarera, con ella perdí contacto por la pandemia, y ahora que fui a su comunidad me enteré que el COVID-19 se la había llevado. Me consuela saber que aún tenemos parte de su trabajo en nuestros cortometrajes.
¿Cómo creaste el grupo que te acompaña, conformado por Luis Toscano en la fotografía y Rodolfo Álvarez en el sonido?
Cuando gestioné el proyecto no sabía quién iba a trabajar conmigo, una vez aprobado busqué colaboradores. En aquel momento iniciaba mi amistad con Luis Toscano, le propuse participar porque sabía que era un buen compositor de imágenes.
¿Cuáles fueron tus motivos para grabar los cortometrajes en yoreme?
Los hablantes de yoreme están desapareciendo y las nuevas generaciones no hacen mucho por aprender la lengua, principalmente para evitar la discriminación. En esto también influyó la creación de ejidos (…). Así que dije: “existe este desplazamiento de nuestra lengua, el cine que consumimos está en otras lenguas y nada de lo que vemos nos representa. Trataré de combatir un poco eso”.
Desde que decidí hacer documentales, mi objetivo ha sido que la lengua yoreme sea la protagonista de mis historias. No sé hasta cuándo podré hacerlo, porque cada vez son menos los hablantes de yoreme en la comunidad. Por eso, cada vez que me entero que se muere un hablante de la comunidad, siento que nos estamos quedando solos.
¿Cómo reciben las comunidades tus cortometrajes? ¿Existe una manera de difundirlos entre ellos?
Los yoreme no somos muy expresivos. Donde se ha visto les ha agradado, pero quisiera que lo viera más gente. De hecho, los cortos están colgados en Facebook para que puedan verlos por teléfono, pero incluso ahí la gente no comenta mucho.
Las funciones que me han tocado en presencial han sido bien recibidas, sobre todo porque está en yoreme y muestra el conocimiento de las personas mayores, conocimientos que quizá la gente más joven no conoce.