PUEBLA, MÉXICO.- Con la llegada de Donald J. Trump, por segunda ocasión, a la presidencia de Estados Unidos, se auguran años de tensiones y desafíos para México. Según el Mtro. José Luis García Aguilar, académico de la IBERO Puebla, el impacto se concentrará en tres áreas fundamentales: migración, seguridad y comercio.
Trump ha reafirmado su postura de implementar redadas migratorias desde el inicio de su mandato, poniendo en peligro a miles de migrantes mexicanos y centroamericanos, incluso aquellos en situación regular. Estas acciones representan un desafío para la relación bilateral, especialmente ante la necesidad de defender los derechos humanos de los connacionales en el extranjero.
La intención de clasificar a los cárteles mexicanos como grupos terroristas genera preocupación por una posible intervención militar de EE.UU. en territorio mexicano. Esta medida, aunque justificada desde Washington por la lucha contra el narcotráfico, profundiza los estigmas de violencia asociados a México y cuestiona su soberanía.
El comercio entre ambos países, del cual dependen al menos seis millones de empleos, enfrenta amenazas serias. Trump ha expresado su inconformidad con el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), sugiriendo la imposición de aranceles y la revisión de acuerdos clave, lo que podría desestabilizar las economías de la región.
LA RESPUESTA DE MÉXICO
La mandataria Claudia Sheinbaum ha subrayado su disposición al diálogo, enfatizando la necesidad de mantener relaciones bilaterales beneficiosas, pero sin ceder a presiones o provocaciones. Este enfoque será crucial para enfrentar los desafíos que plantea la nueva administración estadounidense.
En este complejo panorama, se espera que las decisiones del gobierno mexicano permitan preservar la cooperación pacífica entre ambas naciones, a pesar de los retos que se vislumbran.