MÉXICO.- Aunque en México la paternidad está generalmente entendida y construida desde la “ausencia”, para el escritor y editor David Miklos la relación con sus hijos ha sido determinante en el proceso creativo para su propuesta literaria.
Así lo refirió al participar en el conversatorio “Crear/Criar”, que en el marco del Día del Padre organizó de forma virtual la revista electrónica Neotraba, donde habló sobre su experiencia como papá, cómo influyó en su forma de escribir y obras literarias referentes al tema.
Durante la charla con el también escritor Oscar Alarcón y Dulce María Ramón, Miklos confesó que la paternidad le ayudó a acotar, definir y lograr de mejor manera el proceso escritural, porque es “escribir lo más con menos tiempo”.
Señaló que tener un hijo es una revolución “de cero a todo”, sobre todo por las lecciones de empatía que aprendió con sus dos hijos al aprender a preguntar de nuevo, escuchar otro tipo de música y aprender a valorar a las generaciones más jóvenes.
Su experiencia como hijo adoptivo tras conocer a su madre biológica llevaron al autor originario de San Antonio, Texas, radicado en México, a reconstruir su narrativa. Ello lo evidencia en su obra Residuos, publicada el año pasado por Dharma Books y donde reescribió sus tres primeras novelas: La piel muerta (2005), La gente extraña (2006) y La hermana falsa (2008).
Miklos señaló que la paternidad es poco usual a abordarse desde la literatura, más allá poco es que los escritores exhiban esta parte de su vida privada, algo que en su caso es fundamental:
“Yo vuelvo a lo mismo: lo que determina mi día a día y lo que determina mi existencia es mi paternidad, y es algo que he explorado en lo que escribo”.
Al respecto referenció el libro Una cuestión personal de Kenzaburo Oé, el cual consideró el gran punto de partida de las paternidades en la literatura mundial; otro más, El beso de Katerin Harrison, este último aborda el incesto desde el punto de vista de una hija.
LOS ROLES
El profesor asociado de la División de Historia del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) AC, expresó la distinción entre los roles de padre y madre que suelen reconocerse en el contexto actual en el país:
“Las paternidades, y sobre todo en un país como México, están construidas generalmente a partir de la ausencia, somos una cultura de ‘padre ausente’; del padre proveedor material, no proveedor emocional; una cultura de padres machistas, y en ese sentido la paternidad tiene un signo negativo”.
“La maternidad, por otro lado, ha estado muy asociada a esa entrega absoluta pero pagando un costo muy alto, que es justamente la carencia o esa ausencia, y es complejísimo culturalmente”.
De igual modo, señaló que el ideal sería que esa distinción entre ambos progenitores se diluyera y hubiera una intersección, pues a fin de cuentas ambos se encuentran en la afectiva.
“Yo creo que sí se han ido acercando y el ideal sería que ni siquiera tendría que haber diferencias. Por supuesto la diferencia es enorme porque los hijos llegan a través de las madres, pero por moral no existe en ese sentido”.
