PUEBLA, MÉXICO.- Si pudiera ser un género literario, al escritor morelense Roberto Abad le gustaría ser poesía, aunque sabe que es mucho más cercano al cuento, así lo reconoció durante la presentación de su más reciente libro Cuando las luces aparezcan, donde conjuga lo extraño, el misterio, el terror en historias fantásticas que coquetean con la ciencia ficción.
“Creo que (sería) cuento, quisiera ser poesía pero no soy tan genial como la poesía, así que me quedo con el cuento”, expresó el director de Abismo Festival de Literatura Fantástica.
En charla con Sandra Liera la noche de este miércoles, el autor mencionó respecto de su proceso escritural que “todo el tiempo estoy pensando en escenas breves, en cómo podría contar el principio y el fin de un momento en el que salgo y platicó con la señora de la tienda, por ejemplo; siento que mi mente está trabajando todo el tiempo en formas de contar una historia de manera breve. Así funciona el cuento”.
El mismo impulso lo llevó a constituir, hace cerca de cuatro años, Cuando las luces aparezcan, libro editado por Paraíso Perdido a finales del 2020, el cual fue ganador en 2018 del XI Premio Nacional de Narrativa “Ramón López Velarde”
La obra está formada por seis relatos divididos en dos apartados, “Formas de abducción” y “Después del contacto”. En el primero las historias van desde un joven que, guiado por Maussan, sospecha que lo que sufrió su padre no es un derrame cerebral; un hombre que se ve a sí mismo en una pintura; y un médico que recuerda un pueblo misterioso; l segunda parte recorre amores interestelares; una voz paranoide tras un experimento de inseminación; y la humanidad que se transforma en una ecuación.
La narrativa tiene un sesgo de experimentación al tener una fuerte inclinación al terror pero con elementos que pudieran estar coqueteando con otros géneros como con la ciencia ficción o la literatura fantástica,
“Lo que me interesaba era recoger recursos del terror como momentos de asfixia o personajes vulnerables, víctimas, esquemas que puedes encontrar perfectamente en una historia de terror, de fantasmas. Sin embargo también aparecen figuras robóticas y ahí se vuelve un híbrido en los géneros, pero a mí me gusta pensar que la ciencia ficción se acerca más a la sensación de la experiencia de un cuento fantástico que propiamente de terror”.
Roberto Abad dijo que pensó en todo aquello que le produce los miedos más cercanos, relacionados con la familia o la pérdida, pero a través de situaciones extrañas; asimismo que buscó llevar a sus personajes al límite para lograr encontrar todos sus matices, emulando las estrategias de grandes cineastas de terror:
“El principio de los cuentos fue: ‘quiero que este personaje llegue este momento, ¿cómo voy a hacerlo?, eso es lo que me toca descubrir pero no me voy a detener hasta que llegue ahí’. Entonces, puede parecer un poco de crueldad pero creo que eso permite reconocer qué otros elementos están participando alrededor del personaje para que él llegue a un momento de catarsis y autoconocimiento”.
El también autor de Orquesta primitiva explicó que al final hay un ejercicio didáctico donde se puede practicar la creación de un libro fantástico, con preguntas como qué sería tu personaje, qué tipo de poderes tendría o a qué deidad le dedicarías tu libro fantástico, esto como parte de un “juego absurdo”: “fue como ir lo más lejos posible, incluso hicimos que el proyecto en sí surgiera de una ‘academia de lo insólito’, donde los ocho participantes que son parte del consejo nos creamos una historia alrededor de este libro”.
EL APUNTE
Como parte del programa de las presentaciones del libro de la editorial Paraíso Perdido, el próximo 10 de marzo estará junto a Sandra Liera la escritora Cecilia Magaña, quienes hablarán sobre su libro Principio de incertidumbre, qué será transmitido vía Instagram live en la cuenta oficial de la editorial.