Con son jarocho, mexicanos sonorizan fiestas decembrinas en Viena

PUEBLA, MÉXICO.- La jarana, el requinto y las coplas de canciones populares decembrinas en México como  La Rama y  Chocolate, son los sonidos que han dado calidez a la Navidad en Viena, Austria, gracias al ensamble Luna y Son, que ofreció un concierto de música jarocha para celebrar las fiestas de fin de año en aquél país.

El llamado “Concierto Navideño desde Casa 2020”, es un video en el que músicos de la comunidad mexicana radicada en Viena —ente ellos un poblano— así como de otras nacionalidades, comparten canciones de son jarocho recordando las juergas, fiestas tradicionales y celebraciones colectivas que se realizan en este país.

La intención es difundir la tradición recreando, dentro del entorno vienés, el contexto festivo de los fandangos jarochos, los cuales consisten en celebraciones sociales que reúnen a familias, amigos y visitantes en torno a una “tarima” para disfrutar de la música, el zapateado y el verso, así como de la comida y las bebidas.

Según indicó a LEVIATÁN el músico y académico poblano Luis Alejandro Villanueva, el trabajo realizado en la capital austrica se logró gracias a la Embajada de México a través del Instituto Cultural Mexicano en Viena, en el contexto de la contingencia sanitaria por la pandemia de Covid-19.

Señaló que, desde que se integró en 2019, el ensamble está enfocado en difundir parte de la diversidad musical de México en Austria y sus alrededores, poniendo énfasis en el son jarocho de la región del Sotavento (sur de Veracruz y áreas aledañas de Oaxaca y Tabasco).

Luna y Son está integrado por los mexicanos Jimena Renteria y Alejandro Villanueva; los austricos Barbara Hemetsberger, quien radicó varios años en México, y Tom Henrik Olsen; y Mariana Vázquez Strauss, originaria Venezuela.

SON JAROCHO EN VIENA, UNA JUERGA INTERCULTURAL
Respecto del trabajo de difusión que ha hecho la agrupación en el país europeo, el licenciado en Filosofía por la BUAP y máster en Etnomusicología por UNAM mencionó que ha habido muy buena aceptación a pesar de que no es algo que esté asociado con México y del desconocimiento de la variedad sonora de este país.

En ese sentido, Alejandro Villanueva, quien ha investigado sobre las prácticas musicales de la comunidad indígena totonaca del norte de Puebla, mencionó que la gente fuera de México tiene una imaginario de lo que es su música, situación comprensible por ser ampliamente diverso en términos culturales comparado con países pequeños de Europa:

“Lo que ellos conocen es lo que se ha difundido por muchas décadas, como el mariachi a través del cine mexicano; entonces cuando tocas un género musical que no está asociado con lo que conocen sobre México les genera interés, porque están conociendo una faceta distinta de un país que en términos generales les atrae y que al mismo tiempo les hace ver que es más amplio de lo que piensan”.

El músico y también doctorante en Filosofía de la Ciencia por la UNAM, expuso que gran parte de estas prácticas musicales se hacen a partir de celebraciones colectivas, no en términos como de un formato de “concierto y audiencia”, sino más bien de una colectividad donde todos participan de la fiesta, ya sea de tocando bailando cantando o desempeñando diferentes roles.

“Algo así es lo que tratamos de hacer cuando nos presentamos, eso hace que la gente se acerque vea la música desde otra perspectiva, no de un formato donde hay una distinción tajante entre los que están tocando y los que están escuchando sino que también hacemos que ellos participen”.

Lo anterior, dijo el también multi-instrumentalista, permite que independientemente de las culturas se dé una convivencia en la que “ya no necesitas ser austriacos o latinoamericano”, toda vez que se da pie a una convivencia intercultural.

“Es parte del objetivo: hacer ver esta práctica musical como una plataforma que pueda generar convivencia intercultural entre las diferentes poblaciones que habitan Viena” concluyó Villanueva.