PUEBLA, MÉXICO.- El diálogo, la palabra, así como crear pequeñas comunidades con las cuales generar lazos de afecto para hacer frente a la alta violencia que se ejerce hacia las mujeres en México, son los planteamientos que la escritora Olivia Teroba despliega en su libro Un lugar seguro.
Ganador del Premio Emmanuel Carballo 2018, el libro de reciente publicación por la editorial Paraíso Perdido constituye la primera obra de la escritora tlaxcalteca, quien se cuestiona sobre dónde están esos espacios en los que las mujeres pueden instalarse para estar seguras, o incluso si existen.
Con más cuestionamientos que respuestas tajantes en el texto, la autora explica en entrevista con LEVIATÁN que los temas que recorre son muy diversos, entre ellos la amistad, la literatura, lo que significa ser mujer en México, las relaciones personales o familiares, pero todos con un tema en común subyacente: la búsqueda de un lugar seguro en un entorno de violencia como el que se vive en el país.
La escritora regresa al tema de la violencia porque es una situación en la que constantemente está inmersa la sociedad mexicana, “estamos rodeados de violencia todo el tiempo”, tanto violencia explícita como la que aparecen los periódicos todos los días como violencias personales e interpersonales.
Los ensayos, que colindan con el género de la crónica y la autobiografía pues están guiados a través de la voz del yo, son una propuesta de cómo posicionarse en el contexto actual mexicano que no ha sido dócil con las mujeres:
“Mi libro es una propuesta. No creo que haya respuestas fáciles, en la literatura nunca hay respuestas fáciles; me planteo más preguntas y los indicios que doy van hacia la creación de comunidades, generar lazos de afecto y cómo las mujeres debemos de aprender a cuidarnos entre nosotras porque si algo nos ha enseñado el patriarcado es a dividirnos y a dejar de estar en contacto entre nosotras”.
LITERATURA, LUGAR SEGURO
En la literatura Olivia Teroba ha encontrado su lugar seguro, y considera que ese lugar seguro para la sociedad podría empezar a construirse desde el diálogo, desde el uso de la palabra al conversar con la gente, aunque habría que comprender que no hay una salida fácil ni una sola respuesta:
“Creo que el primer paso es comenzar con esa intención de unirnos y después ir buscando qué posibilidades tenemos a nuestro alrededor (…) Para mí es importante saber que siempre va a haber dificultades, va a haber tropiezos, que siempre va a haber fisuras, pero que el ímpetu por seguir estructurando, por continuar es lo que nos permite tener esperanza todavía”.
