MÉXICO.- “Aún vale la pena la vida humana, en medio de las condiciones más duras y difíciles. Allí vas a encontrar la mugre, pero así también vas a encontrar la esperanza”, reconoció el político, luchador social y expresidente de Uruguay ‘Pepe’ Mujica, quien fue investido con el Doctorado Honoris Causa por su compromiso con la paz, la igualdad y la integración de los pueblos y naciones latinoamericanas.
Por su contribución y trabajo realizados como líder en América Latina que aborda la reconciliación, la justicia y la integración de los pueblos y naciones latinoamericanos, este lunes en una ceremonia en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, el Sistema Universitario Jesuita (SUJ) otorgó el Doctorado Honoris Causa al expresidente de Uruguay, José Alberto Mujica Cordano, ‘Pepe’ Mujica.
En acto protocolario tras recibir el Honoris Causa, sentenció que “el premio mayor es vivir como se piensa. El premio mayor es soñar que se puede construir un mundo un poco más útil, menos egoísta que el que nos tocó vivir. ¿Qué sería la vida si nos quitan la esperanza?”.
A la par de señalar que para mitigar las respuestas que se pueden dar siempre existe una zona del pensar y del sentir humano que ayuda a construir esperanza,’Pepe’ Mujica agradeció por la distinción a un “campesino frustrado, enamorado de la biología, permanentemente, de la ciencia de la vida”.
Recordó que por casi tres lustros estuvo encerrado en diferentes cárceles, pero nunca perdió la esperanza: “Sé que la vida necesita esperanza y he vivido con sueños y con la esperanza. Les doy un abrazo y sepan que soy dos piernas que caminan con incertidumbre por la soledad del campo”.
Por su parte, David Fernández Dávalos, rector de la Ibero CdMx-Tijuana, reconoció al político sudamericano como un luchador social, un hombre apreciado en el continente y el mundo por su conducta intachable, su congruencia y forma de vida, por su sencillez y convicción; igualmente entregó el grado de Doctor Honoris Causa a ‘Pepe’ Mujica, a quien colocó la beca y la medalla.
“Entre esas muchas razones están su honradez, su vocación de servicio hacia los demás y, especialmente, hacia los más necesitados, los pobres, los desamparados, los excluidos; también su solidez intelectual, su lucidez para pensar en el mundo como un ámbito que es necesario transformar de la mejor manera para conseguir la igualdad; su idea misma de la política, la cual considera no como un pasatiempo ni como una profesión para vivir de ella, para medrar, sino como ‘una pasión con el sueño de intentar construir un futuro social mejor”.
Recordó que estuvo preso durante 14 años por motivos sociales y políticos, principalmente por su lucha contra la dictadura en su país. Más tarde, entró de lleno a la política como diputado, senador, ministro (secretario) de Estado, presidente de la Asamblea General de Uruguay y, finalmente, como presidente de la República para el periodo 2010-2015, “en una etapa muy fructífera para la vida y la democracia uruguayas”.