PUEBLA, MÉXICO.- El calor del mezcal y unas bien preparadas cemitas poblanas repartidas dentro del imponente coloso que hasta entonces había sido el Museo Internacional del Barroco (MIB), hicieron que el frío de sus altos muros construidos en la época morenovallista desapareciera poco a poco.
El espacio inaugurado en 2016 por Rafael Moreno Valle, y que tuvo una inversión de más de 742 millones de pesos, recibió este sábado una reapertura funcional, pues el lugar que había tomado en “préstamo” obras de otros museos y recibido a la “élite cultural”, a decir de las autoridades de Cultura actuales, quienes aseguraron que a partir de ahora será más cercano a la comunidad con la apertura a expresiones contemporáneas.
Mismo calor y un ánimo diferente invadieron este fin de semana la explanada del recinto cuyo mantenimiento cuesta unos 34 millones de pesos mensuales, y que se transformó en una extensión de la Arena Puebla, y así dar paso a la tan esperada y criticada función de lucha libre que había agotado sus boletos gratuitos desde hace par de días.
Las famosas cemitas de El Gordo de las luchas, refrescos, aguas, antojitos; coloridas máscaras, silbatos, trompetas y cualquier accesorio necesario para ponerse a tono con el espectáculo, estuvieron presentes para que cada asistente se sintiera como en casa… O como cada lunes en las tradicionales luchas del centro.
Por módicos 60 o 100 pesos se podía adquirir la máscara de novedad de su luchador favorito, bien de La Parka o Psyco Clown, aunque los más solicitados fueron Atlantis y Octagón. Quienes quisieron darle un pequeño estirón más a la quincena pagaron hasta 120 pesos por una máscara de mejor calidad.
Con tan sólo 8.50 pesos por persona la explanada del MIB recibió a la gente que llegó en transporte público, los menos fueron a quienes en acto reverencia les abrieron la puerta del auto a dos pasos de la entrada para disfrutar de la actividad cultural, práctica frecuente en anteriores eventos organizados por administraciones de gobierno pasadas.
SURF Y ROCKABILLY
Los Santísimos Snorkels tomaron el ring desde las seis de la tarde para sonorizar y poner ambiente al ritmo del surf y rockabilly mientras se llenaba la sillería colocada al rededor del improvisado pancracio; los músicos poblanos, sin demeritar al swing o el a go-gó, eliminaron supuestos prejuicios de lo que se podía escuchar o no en espacio cultural dedicado al Barroco, que a partir de ahora, a decir de la Secretaría de Cultura encabezada por Julio Glockner, recibirá expresiones de diversas corrientes artísticas.
Trompetazos, gritos, risas y rechiflas se escucharon, lo mismo por niños, jóvenes o adultos que por abuelitos, hasta que autoridades esquivaron las cuerdas del ring para subir al templete y anunciar lo que desde ahora sería el MIB: un espacio abierto a la comunidad.
Sorprendió la presencia del reconocido luchador jamaicano Dorrrel Dixon, quien con emotivo discurso invitó a practicar deporte y cuidar de la salud, eliminar la envidia y cuidar el corazón. Asimismo, arribó a la zona de lucha Alexis Antonio Salazar, considerado el mejor fotógrafo de lucha libre. El par de estrellas de la lucha libre recibieron de manos de Glockner un reconocimiento por su aportación cultural.
SIN LÍMITE DE TIEMPO
“Lucharaaaaan de 2 a 3 caídas sin límite de tiempo”, no fue sólo el grito que este fin de semana dio paso entre humo y luces de colores al espectáculo en el que se enfrentaron en el cuadrilátero rudos contra técnicos —como Atlantis, Octagón, Aníbal Jr. o el Bucanero—, sino es el grito que también deja en expectativa a la comunidad poblana de lo que en adelante espera al Museo Internacional del Barroco, criticado por el oneroso gasto que representa, y que ha divido opiniones entre quienes aceptan las nuevas funciones del MIB y quienes consideran que debería continuar usándose para lo que fue construido: la expresión Barroca.
