Foto: Cortesía

Gina Lizeth presentó su último poemario “Todos estos fuegos”

En PUEBLA Janet González Jiménez

PUEBLA, MÉXICO.- “La suma de los tiempos conjuga nuestro instante: / arderte las distancias / para saltar en brumos el abismo que he sido.” Este y otros emotivos versos de Gina Lizeth inundaron el salón del Restaurantero Anarquista, ubicado frente al parque del Carmen, donde presentó su último poemario Todos estos fuegos.

“Todos estos fuegos, es un viaje de transformación. El fuego como un elemento que transforma siempre la materia, es el elemento que transmuta todo”.

“Quiero que este libro, que es un tanto artesanal, de alguna forma su tejido sirva para que el otro juegue con las palabras. Ya no tiene la fijación en las formas que tenían los libros anteriores siento que es mucho más libre, sin embargo la mayoría son textos breves de dos o tres líneas y finalmente buscan que el lector entre en el juego del escritor y sentir lo que uno está sintiendo”, así presentó su nuevo poemario Gina Lizeth.

El libro, es una crónica de 14 poemas que ofrece una mirada cercana a lo más íntimo de esta poeta poblana, “Todo el libro es parte de lo que viví durante tres años, desde el diagnóstico de la enfermedad terminal hasta el momento en que mi padre expira y más allá. En el momento en que me cae el veinte de que expiró y los altibajos que se generan. En un duelo uno oscila entre el enojo y la tristeza, entonces este libro es la reflexión final ante esos sentimientos.”

Para Gina, esta obra es considerada más que cerrar un ciclo abrir otro “es un libro que va hacia al renacer. La muerte para mí, para mi concepción ahora, es un renacer. El camino de la muerte me ha enseñado que renace uno a otra cosa que no es tangible pero que es un renacimiento”.

Este nuevo título, explicó la escritora, se gesta en un proceso de seis años, marcado por la muerte de su padre, misma que en sus palabras la hace “reflexionar sobre la propia muerte, cambiar lo que soy y ser alguien diferente”.

Todos estos fuegos, es la tercera pieza autobiográfica de esta poeta, la primera Trazamar, “muestra una Gina que estaba pasando una situación muy difícil. Entonces padecía un problema de espalda y no me podía mover. Trazamar guarda este dolor de estar enojada con el mundo por no poder salir a la vida y moverme como mi ser quería”, dijo.

Por otra parte, Efluvio en las rendijas, abundó Lizeth, “presenta el proceso de levantarme y de encontrar en medio de los maderones que tablean mi vida, una lucecita que me ayuda a salir.”

“Los versos son un menú del banquete que tiene la vida. El primer poema, que da nombre al libro, tiene un aliento medianito, no es tan breve. Aunque todos los textos conservan una brevedad. Me gusta su cadencia que es como el oleaje del mar. Algo que me cautiva mucho en la vida es el oleaje del mar”, añadió la autora.

Gina Lizeth, quien además de escribir poemas, se ha dedicado intensamente a la terapia tanatológica, definió como la poesía se conjuga en esos momentos de duelo “antes de dar terapias siempre hay un proceso conmigo misma de estarme sanando de estar trabajando. No podría de otra forma dar terapia. La terapia tiene todo que ver con la poesía, con el arte. La terapia me hace darme cuenta que la poesía está en la vida de una manera más inmediata porque puedo sentirla, no me lo tiene que decir nadie. Simplemente me digo ¡Ay Dios! estaba perdida entre las formas, entonces me hace darme cuenta de que la poesía sirve para servir.”

Debido a esta actividad que conjuga con la poesía, está escribiendo su próximo libro que se llamará Vigilia y que trata de la reflexión del cuidado y apoyo que se da a quien va a morir. “Cada persona que llega a terapia es un espejo del terapeuta y es un maestro. Dependiendo de lo que se está viviendo en ese momento es el cliente que llega a terapia. Tiene que ver con las otras personas pero también con conocerme a mí misma, cuando digo los otros definitivamente no estoy hablando de alguien externo a mí, estoy hablando de mis espejos. La poesía tiene el un poder asimilarlo todo y después fundirlo en ti para plasmarlo.”

Al hablar de espejos, Gina se definió como paciente, “evasiva, sobre todo al principio del proceso terapéutico, imperfecta y completamente vulnerable. A veces con rabia, así como este jaguar que ilustra mi libro, con esa impulsividad y esa bestialidad.”

Añadió que en estos textos que guardan cierto misticismo se puede ver el resultado de la reflexión que dejó en ella la muerte de Gilberto Castellanos, “fue un maestro muy grande que me mostró un camino hacia las letras, al arte, muy bello, comprometido pero también muy estricto. El viaje hacia dentro de mí misma fue muy conmovedor, porque como él había perdido la vista, me hizo enfrentarme de manera muy intensa a prescindir de este sentido. Después de su muerte, me inundan las preguntas acerca de que quiero hacer con mi proceso de escritura y el resultado se plasma en Efluvio en las rendijas.”

Este título, Todos estos fuegos, está acompañado de ilustraciones realizadas por Wichis Montiel, y según palabras de su autora, “reflejan la mística del texto en trazo delicado que concreta lo que se quiere transmitir.” Concluyó que este “libro-objeto fue realizado por muchas energías en la que cada pieza es única. En un trabajo muy preciso y limpio realizado por Ediciones Ají, en donde no hay una letra fuera de lugar, todo fue cuidado de una forma increíble”.

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