PUEBLA, MÉXICO.- Ser la primera dama es un cargo “honorario” que ostentan las esposas de aquellos hombres que se han desempeñado como presidente en alguno de los tres niveles de gobierno. Podría decirse que este puesto público sólo llega por añadidura a las mujeres, por lo que históricamente ha sido “ninguneado” pese a que, en efecto, quienes tienen la encomienda ejercen una labor muy importante dentro de la política en México.
Por ello la gestora en liderazgo y especialista en políticas públicas Rocío Jiménez Nolasco, quien a lo largo de 10 años ha seguido de cerca el peso que este trabajo tiene para las mujeres, busca cambiar la idea del concepto con su más reciente libro Yo soy la primera dama, publicado bajo la casa editorial WAS.
Dividido en 10 partes, la obra hace un recorrido histórico por todas aquellas mujeres que se han desenvuelto en la esfera pública: desde Carlota, la emperatriz de México; Emilia Águila Moya, esposa de Victoriano Huerta; Josefa Ortiz de Domínguez, esposa del corregidor de Querétaro, Miguel Domínguez; Carmen Romero Rubio, segunda esposa del presidente Porfirio Díaz; María Esther Zuno Arce, esposa del presidente Luis Echeverría Álvarez; e incluso Sor Juana Inés de la Cruz, entre otras figuras de la política contemporánea.
A decir de la autora poblana, quién recientemente estuvo en Puebla para ofrecer una conferencia en la Facultad de Ciencias de la Comunicación BUAP, el libro retoma el quehacer de aquellas que han tomado importantes decisiones a favor de la sociedad y de los grupos en situación de vulnerabilidad, desde funcionarias, empresarias, especialistas, presidentes de organismos públicos y, particularmente, primeras damas.
Tras bambalinas, las mujeres sortearon los costos de la Revolución Mexicana
Como explicó en entrevista, el germen de la obra surgió hace varios años cuando trabajó de cerca con una presidente del DIF (Desarrollo Integral de la Familia) en Puebla, a quien acompañó durante su gestión en la toma de decisiones que impactaron a la población.
Jiménez Nolasco señaló que el título tiene la intención no solamente de difundir la importancia de estos cargos, sino que busca emprender todo un movimiento social para colocar a las mujeres en el lugar que les corresponde: el primero.
“Es parte de un movimiento. (Estas) historias me inspiraron y llevaron a la pregunta de cómo llegamos al DIF, cómo tenemos este organismo que de verdad ayuda a muchísima gente, y lo primero que me surgió fue el título, ‘Yo soy la primera dama’, y pues es un reconocimiento a todas las primeras damas que han hecho algo por nuestro país y que lo siguen haciendo hasta la fecha”.
DESMITIFICAR Y BORRAR ESTEREOTIPOS
- ¿De dónde surgió la idea de crear esta obra?
Inspirada en esta experiencia laboral, mi primera jefa fue Liliana Ortiz de Rivera, que nuevamente presidió el DIF. La verdad fue todo un reto y una gran aventura porque yo tenía 25 años, hicimos equipo, hicimos muchos cambios en el DIF y la verdad aprendí muchísimo de ella y de la señora Dinora, de la señora Susy Ángulo de Bank. Entonces, cuando salgo a emprender como consultora dije: “¿Por qué no escribir un libro y crear un movimiento?”.
- ¿Cuál ha sido el mayor reto en la construcción de este movimiento?
Justo desmitificar y quitar este estereotipo que yo quiero que se quite de la mujer bonita, la mujer arreglada, la mujer que tiene que sonreír aunque se acaba de pelear con el esposo, porque veía todo ese tipo de cosas también: los problemas familiares, los de salud y que a la vez tienen que atender todo un organismo. La verdad es que creo que poder comunicarlo ha sido uno de los más grandes retos.
- ¿Qué es lo primero que tiene que saber una mujer para enfrentar este cargo?
Justo eso fue lo que hice con la señora Lili, analizamos cómo estaban las áreas, todo el organigrama y ella obviamente es una mujer muy preparada, algunas llegan y no tienen ni idea que hay un reglamento, por ejemplo. Y también se enfrentan a una vida pública para la que no estaban preparadas: de repente ya están dando entrevistas, de repente ya están dando un discurso y a ellas no las ven… llegan los consultores y les quieren vender algo al esposo, pero a ellas generalmente (sólo) les ponen asesor de imagen y eso es parte de lo que quiero ir eliminando poco a poco.
- ¿Cuál es el primer consejo que les da a estas mujeres?
“Usted es la primera dama”. Hago también una sesión de coaching con ellas y siempre terminan llorando, me atrevo a decir que soy la única persona que realmente las ve a ellas. Primero necesito que ellas se lo crean, que se empoderen y ya después les ayudo a tomar decisiones con base en las necesidades de su municipio, les enseño cómo hacerlo para que entiendan todo el contexto y lo cruzamos con su causa, porque hay un “por qué” de las decisiones que toman.
- Me parece que su libro no solamente va dirigido a las primeras damas, sino a todas las mujeres que decidan estar al frente de un cargo…
Exacto, a todas las mujeres. De hecho por eso me gustó hacerlo (el libro) con varios ejercicios, porque me decían “es un libro sólo para mujeres” y yo decía bueno tal vez sí por el título suena, pero (incluso) es para todas las personas que quieran crecer y desarrollar su liderazgo y eso yo lo hago con las primeras damas, pero es para todas las mujeres y todas las personas que quieran seguir desarrollándose.
- ¿Diría entonces que cualquier mujer, cualquier ama de casa, cualquier madre soltera, podría ser una primera dama?
Exactamente eso, la transformación del concepto, que tú elijas ser la primera dama y que todos los días te acuerdes de eso para no vivir con las expectativas de otras personas, o no vivir la vida de otras personas. Tú tienes el poder de decidir.
- ¿Qué diría al público, por qué leer Yo soy la primera dama?
Me gustaría que llegara a muchas personas y sobre todo que cumpla con su función, no nada más enterarnos de la historia sino que realmente ustedes se asuman como las primeras damas.
