PUEBLA, MÉXICO.- Aunque en el terreno de la Literatura Infantil y Juvenil (LIyJ) se han estado conquistando muchos ámbitos en los últimos años, también hay muchos otros que se han perdido por falta de financiamiento; y frente a la crisis mundial del Covid-19, uno de los grandes riesgos es que al ser golpeada la cultura, éste resulte mucho más afectado por ser una de las áreas más pequeñas dentro del rubro.
Así lo consideró el investigador y especialista venezolano en LIyJ Freddy Gonçalves Da Silva, quien recientemente participó en una dinámica con el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla y a modo de conmemorar el Día del Niño y la Niña, que en México se celebra este 30 de abril, conversó en entrevista con LEVIATÁN sobre los retos y también las triunfos que ha tenido esta rama de la literatura.
El autor y crítico literario señaló que uno de los grandes errores que se cometen al hablar de la LIyJ, es mezclarla como si fuera lo mismo, pues la primera está mucho más relacionada a una experiencia vivencial de parte del lector.
A través de una analogía con el clásico cuento de Peter Pan, el actualmente radicado en España explicó que la literatura infantil es una ventana abierta que permite encontrarte con el exterior, con la palabra, “construir y recrear un mundo inmenso desde esa ventana, pero también es una ventana hacia adentro como la de Peter Pan, que también te permite observar te a ti dentro de ese mundo”.
Mientras tanto, “la literatura juvenil es un encuentro, es estar al borde de esa ventana, es tratar de entender cómo es ese mundo de afuera y comprenderte a ti dentro de ese mundo”.
Da Silva es el fundador de Pez Linterna (www.pezlinterna.com) un blog de promoción e investigación de la cultura y literatura para niños y jóvenes, asociado al proyecto de clubes de lectura Librogénitos creado en colaboración con el Banco del libro en Venezuela para reflexionar la crítica literaria de un género que las Academias consideraban menor.
Partiendo de dicha apreciación, el autor de las novelas Alternativas para el fin del mundo y María Diluvio, explicó a detalle:
¿En este ámbito, cómo se apela a la inteligencia de los más jóvenes?
Habría que apostar primero desde la conversación. En la infancia y en la adolescencia hay una formación muy clara de la cual se van desglosando ciertas cosas, pero hay otro tipo de inteligencias más intuitivas que están presentes en ellos. Con los jóvenes hay que abrirse sobretodo un espacio al diálogo y qué tipo de aportes tienen que ofrecernos a nosotros con el diálogo y encontrar al otro, esos otros formatos y esos otros códigos que maneja el adolescente.
Cuando se habla de la LIyJ se entienden materiales hechos para los jóvenes y no por los y no por los jóvenes, ¿es correcto entenderlo así?
Sí, porque de alguna forma hemos generado un campo de estudio alrededor de ello, y los materiales discursivos que de cierta manera crean niños y adolescentes no siempre entran dentro de esta categoría. Pero tanto es un material que se hace pensado para ellos, qué es un poco el peligro de que quienes crean estos materiales tienden a lo pedagógico y pierden el sentido de lo literario, haciendo libros con una necesidad de formación.
¿Cómo diferenciar propuestas lúdicas en formato del libro de la literatura para niños?
Lo primero que hay que entender es esa experiencia estética que te ofrece el libro, puede ser en el trabajo de ilustración (que no sea evidente, obvio, cliché o lo que llamamos Disney, sino tratar de encontrar un trabajo de ilustración mucho más ambicioso); y en la experiencia estética también podemos encontrar formas de vincular temas formativos sin los lineamientos, pues aveces un libro que no tiene esa intención te permite hablar de una manera más clara, por ejemplo del miedo. Es como comprar comida procesada: como en una receta de cocina tú tienes los ingredientes y te vas a hacer un mole divino, pero si ya lo compras prefabricado la experiencia no va a ser la misma y no te vas a saber igual.
¿Qué tan avanzado está la investigación de la LIyJ?
Se han estado conquistando muchos ámbitos en los últimos años, (pero) en América Latina y otros países si hay lineamientos en investigación, muchos están relacionados a financiación pública y los cambios de gobierno los alteran. Hay investigaciones que han tenido apoyos importantes como otros que se han perdido, entonces el camino a la LIyJ termina siendo un campo de buenas voluntades.
Con la crisis mundial del Covid-19, muchas de las preocupaciones es que la cultura sea golpeada, y si la cultura es golpeada, en ese marco grande, la LIyJ (que en teoría debería ser igual de importante por lo que implica), también sea ma más golpeada por ser la más pequeña del campo.
¿Qué propuestas de formación en la investigación de la LIyJ harían falta incentivar?
Las políticas públicas. Los estados y los gobiernos necesitan ser más consistentes en lo que necesitaría la investigación, la promoción de lectura, la mediación, producción de buenos libros infantiles y juveniles. Hace falta también mucho apoyo privado, y debería haber una red amplia, de distintos países que trabajan con esto que pudiera vincularse y desarrollarse mejor (para) que no sean voluntades sueltas defendiendo algo, sino voluntades apoyadas de las que se pueda construir un núcleo importante de investigación y de aporte.