MÉXICO.- La prosa piensa, es capaz de dinamitar certezas e invocar mundos nuevos, inesperados. Sobre este postulado navegan los siete ensayos críticos de Formas de habitar, de Nicolás Cabral, libro publicado por Sexto Piso que embiste contra la palabra dócil y acomodada para restituir la noción de que la literatura es, ante todo, un acontecimiento. Una forma de habitar.
A través de fragmentos textuales que trazan constelaciones, Cabral propone una manera de leer donde la prosa de ficción es un espacio que contrapone al poder la experimentación y la posibilidad.
Ya sea bajo la piel de los sobrevivientes (la Shoá o el Gulag), las dislocaciones del tiempo y el espacio o la escritura como hallazgo rebelde contra la tiranía de la producción y la información, entre muchas otras esferas convergentes en la narrativa contemporánea, Formas de habitar es el testamento precoz de un pensador al que nada le es ajeno. Convocar la ristra de autores que desfilan por este libro sería, sobre todo, inútil.
He ahí su logro mayor: los kilómetros de biblioteca recorridos no se presentan como una entidad de conocimiento inmóvil sino como un terreno abierto al pensamiento. No una cartografía sino un lienzo, no un edificio sino un jardín.
