PUEBLA, MÉXICO.- Reconocer que “todos somos desaparecibles” en un país como México con un alto índice de violencia, de criminalidad y, sobre todo, de omisión e impunidad, debería ser un llamado a la sensibilización de la sociedad ante una problemática que afecta directamente a más de 100 mil personas en el país.
Así lo consideró la antropóloga y especialista en cuerpo ausente y desaparición forzada Guadalupe Rodríguez, durante su reciente visita a Puebla para impartir la conferencia “Lo insoportable del cuerpo ausente” en el III Diplomado Memoria y Discursos Autobiográficos del Centro de Lecturas Escrituras y Memorias (LEM).
“Saber que todos podemos ser desaparecidos. Un día estamos platicando yal otro día no sabemos de nuestro ser querido. Esto nos invitaría a sensibilizarnos y aceptar la problemática”.
Pues es que, como indicó en entrevista con LEVIATÁN, pese a que las autoridades gastan miles de millones de pesos en la seguridad nacional, no se ve reflejado en una disminución real de la inseguridad que percibe y afecta a la población.
Doctorante en Antropología Física por la Escuela Nacional de Antropología e Historia, como acompañante a familiares de personas desaparecidas y terapeuta de duelo, Guadalupe Rodríguez señala que en tema de desaparición son tan importantes las víctimas como sus familiares:
“Siempre digo: las familias tienen que estar al centro, escuchar sus necesidades (porque) los familiares nos van dando el camino hacia dónde ir”.
VISIÓN ANTROPOLÓGICA
¿Por qué abordar el tema des la desaparición desde esta perspectiva de la antropología?
Es una grave violación a los derechos humanos. Hoy en nuestro país hay una crisis muy grande que las cifras nos pueden dar: decir que hay más de 100 mil personas desaparecidas nos tendría que poner a todos en alerta y preguntarnos dónde están, exigir al gobierno, a nuestras autoridades. Pero también saber que hay una situación a nivel comunitario, individual, familiar, que hay que atender (…) a estas familias que están en la búsqueda.
Además pensando en que existe una cifra negra de la que no se habla…
Así es, hasta hace tres días los números decían que eran 103 mil, pero bueno tantito rascándole te das cuenta que pueden ser muchísimo más porque hay personas que no denuncian porque ya no hay credibilidad a las autoridades. Alguien maneja una cifra de más de 300 mil personas desaparecidas.
En Puebla hay una cifra superior a las 2 mil 500 desapariciones, existen esfuerzos desde colectivos por la sensibilización, pero en principio ¿cómo entender al cuerpo ausente?
El cuerpo ausente es un cuerpo que no se puede medir, no se puede tocar pero que se percibe, se siente. Entonces, hablar de cuerpo ausente es una implicación muy profunda porque a la persona nosotros la sentimos, la pensamos, la recordamos, incluso tenemos su olor aquí.
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Muy fuerte el concepto que utiliza de “todos somos desaparecibles”, abre la conciencia de qué pasa en la sociedad desde las autoridades, la ciudadanía y por qué todos estamos expuestos a la situación…
Sí, estamos viendo el caso de las mujeres que han sido desaparecidas y lamentablemente han sido encontradas con signos terribles de violencia. Son mujeres menores de 17 años o más de 17 años, estudiantes, amas de casa, realmente no hay un perfil de mujeres. Y lo mismo sucede con los hombres, podríamos pensar que solamente son jóvenes y no, son hombres de más de 40 años, de 50 años, desaparecen niños, mujeres, todos somos desaparecibles. Es terrible porque pareciera que estamos en el momento y lugar equivocado, pero realmente da mucho miedo saber que podemos salir un día y no regresar… y qué pasa con nuestros seres queridos, con el vacío, con las autoridades. El día de hoy yo podría decir que todos somos desaparecibles, es un término que escuché de una psicóloga que trabajó el caso Ayotzinapa.
¿Habría algún modo de hacer frente a esta situación?
Yo creo que para frenarlo necesitaríamos muchos años, pero, principalmente, que las autoridades quieran hacerlo. De pronto nos sentimos en una indefensión porque las autoridades no están haciendo lo que deben, entonces ciudadanos a pie, académicos, colectivos, todas las personas que sí estamos como preocupadas e involucradas en el tema, podríamos empezar a mencionar hacia los demás qué es lo que está sucediendo (…). Pero también pienso en algo que lacera a nuestro país: la desigualdad, de que no todos tenemos las mismas posibilidades y algunas personas estamos más expuestas a que el crimen organizado las haga presas; podríamos empezar a cortarlo desde la parte económica, quitar(les) estas entradas y quizás esto podría perder cierto poder para estos grupos. Pero no veo intención por parte de las autoridades.
¿Cuál sería su mensaje para sensibilizar a la población?
Les invitaría a que cerraran sus ojos e hicieran una reflexión: trajeran a la mente una persona que amen mucho y, sin afán de lastimarlos, imaginar que esta persona no regresara, no supieran dónde está (aunque) la buscarán por horas, días, semana, meses, años, décadas. Es un ejercicio fuerte que no deberíamos hacer nadie, pero es una realidad para cientos y miles de personas en este país.
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