PUEBLA, MÉXICO.- La maternidad es una de las más importantes laborares que desarrollan las mujeres como parte del sustento económico en México; sin embargo, la labor aún no ha sido reconocida como tal, por lo que está en las mismas féminas tomar conciencia de sus aportaciones en la sociedad y reconocerse como sujetas políticas y de derechos.
Así lo consideró en el marco del Día de las Madres Cristela Trejo Ortiz, miembro del Colectivo de Defensoras de Derechos de las Niñas y Mujeres en Zacatecas, enfocada a los estudios en atención a niños, niñas, adolescentes y mujeres en organismos especializados internacionales, quien visitó Puebla como parte del diplomado “Memoria y discursos autobiográficos” del Centro de Lecturas y Escrituras y Memorias (LEM).
La especialista en defensoría de la Infancia por la Universidad Pontificia Católica del Perú mencionó en entrevista para LEVITÁN que son las mujeres quienes están sosteniendo el sistema económico y social del país, desde acciones como el cuidado de las y los niños en la maternidad, el cuidado de enfermos, proveer atenciones emocionales y estar al frente de una familia.
No obstante, destacó que dichas labores no han sido aún reconocidas como un trabajo, además de que arraigadas y conferidas históricamente a las mujeres, se le ha entendido al sector femenino como un “instrumento” para el desarrollo, y no así como personas de derechos.
“Lo estamos haciendo desde estos cuidados familiares que no son reconocidos como trabajo y que son parte de nuestra función, desde ahí tenemos una incidencia muy grande, y hay que reconocer que para este trabajo necesitamos crear redes de apoyo. No podemos convertirnos en instrumentos, para que funcione el sistema tenemos que reconocernos como personas de derechos”, mencionó.
Trejo Ortiz consideró que una vez que las mujeres entiendan cómo funciona la sociedad desde su quehacer político en sociedad, desde ahí podrán empezar a transformar, porque de otra manera “se nos va a ir la vida sosteniendo sistemas y no vamos a desarrollarnos. De ahí la importancia que podamos desarrollarnos más allá de estos estereotipos que nos imponen culturalmente”.
“El sistema nos ha dicho: ‘no pasa nada, es muy bonito estar al cuidado de la casa, eres muy buena madre si cubres todas estas cargas de buena (forma), bien y sin dinero, pero esas cargas que nos imponen hay que reconocerlas como trabajo y que si yo no existo en este momento eso se desmorona. Desde ahí podemos palpar esa incidencia que tenemos, desde lo más cotidiano como que no pongamos la carga de la lavadora y que nadie más lo ponga y que se acumule la ropa”.
Al explicar la “jefatura femenina” como un trabajo muy complejo que adquiere las responsabilidades de otros miembros que no están cumpliendo con sus deberes al cien por ciento, mencionó que hace falta legislación en los organismos para que que sancionen estas faltas de responsabilidad en la familia, las cuales acumulan mayor carga hacia las mujeres.
“Si hay una jefatura femenina es porque hay alguien que no está entrándole parejo el cuidado de los hijos o el mantenimiento de un hogar, ¿pero qué hace el estado para sancionar esas omisiones?, porque son omisiones graves (…), porque hay una incidencia directa en el desarrollo de la comunidad”.
En ese sentido, destacó la función de las nuevas generaciones de mujeres, las cueles descubrió como “ejemplares” pues identificaron un sistema que no funciona para reconocerlas como sujetas de derechos que les permita acceder a la justicia, un trabajo digno, ir a la escuela sin acoso, o el reconocer que se les está negando un derechos básicos como vivir la vida sin violencia.
“Ya vieron que el sistema no les permite nada, entonces con una fuerza inaudita están saliendo a las calles y están haciendo temblar este país, algo muy alentador y esperanzador (…) porque están creando estructuras, promoviendo leyes, cabildeando, legislando. Le faltan un montón de cosas pero ya están impulsando”.
