Fotografía: Especial

“El alfabeto simbólico de los animales. Los bestiarios de la Edad Media”

En COLUMNAS José Luis Prado
  • El misterio principal, de acuerdo con Zambon, es la caída y redención de los animales; al respecto se abordan las doctrinas de diferentes pensadores cristianos, incluso la doctrina budista.

¿Quién en su niñez no sostuvo en sus manos un libro que hablara de animales? Ya sea en cuentos, libros ilustrados o incluso en las enciclopedias. El mundo animal siempre ha intrigado y maravillado al hombre, algo nos invita a describirlos y ficcionalizarlos para hacer nuestra una parte de su naturaleza. En mis recuerdos aparecen los bestiarios, compendio de animales fabulosos, integrados por relatos naturalistas y fantásticos con interpretaciones alegóricas, así como ilustraciones y descripciones de las bestias catalogadas.

¿Cuándo fue que los animales irrumpieron por vez primera en la literatura? En la Edad Media, los animales que habitan la tierra representaban la sabiduría divina. En El alfabeto simbólico de los animales. Los bestiarios de la Edad Media (Siruela, 2010), Francesco Zambon nos plantea algunas premisas teóricas del bestiario y reconstruye su teología a partir de las doctrinas de pensadores cristianos. Conforme recorremos las páginas del libro, podemos percibir los significados y transformaciones que van sufriendo los diferentes símbolos animales en el Medioevo.

El libro, dividido en dos partes, presenta la primera La nomenclatura de Adán que consta, a su vez, de dos secciones, El misterio del universo gimiente donde se ilustran las premisas teóricas que dan origen al bestiario. El autor nos enseña en este pasaje cómo, a lo largo de los siglos y en diferentes puntos de la tierra, existen innumerables testimonios de una imploración muda por parte de la naturaleza. Empezando con los oscuros pasajes de la Carta a los Romanos de san Pablo en la que puede leerse, “el pecado de Adán ofuscó su semejanza divina, arrastró a las tinieblas y al desorden a los animales y demás criaturas del mundo, borró sus verdaderos nombres y los privó de todo sentido profundo. Pasando, además, por las meditaciones que los gnósticos hicieron sobre ese texto.

El misterio principal, de acuerdo con Zambon, es la caída y redención de los animales; al respecto se abordan las doctrinas de diferentes pensadores cristianos, incluso la doctrina budista. Los primeros coinciden en que Cristo al redimir la naturaleza humana, también lo hizo con el cosmos, lo que incluye a los animales, mientras que en la doctrina budista se considera que “la meditación sobre el dolor inherente a toda forma de existencia impulsaba al bodhisattva a obrar no sólo por su redención, sino por la de todas las criaturas del universo”.

En este punto, la idea del bestiario ya se hallaba en su “estado embrionario”, aquí, de manera fluida, el autor nos introduce en la segunda sección de esta primera parte, Teología del bestiario, donde se reconstruye a partir de diferentes doctrinas, tomando en cuenta que sus inicios ya están presentes en las palabras de San Pablo, ya que éstas resumen la concepción cristiana según la cual el “mundo es el reflejo realidades suprasensibles y divinas”, lo que quiere decir que “en la Edad Media ‘el mundo es un símbolo’ y, por tanto, en toda realidad natural —animales, plantas y piedras— se oculta un significado espiritual que el hombre debe descubrir”. Zambos intenta reconstruir un contexto especulativo para acercarnos a los principios teóricos del simbolismo zoológico medieval y cristiano, así como las premisas y modalidades específicas que dan origen a los bestiarios. Sin embargo, esta información es escasa en los bestiarios mismos que, a lo sumo, incluyen algunas pequeñas alusiones a la perspectiva religiosa desde la cual se debe afrontar el estudio de la naturaleza. Por esta razón, el autor recurre a otras disertaciones dentro de la literatura cristiana que resultan más amplias y que ayudan a la reconstrucción de dicho contexto a través de fragmentos dispersos rastreados en escritos teológicos. En el ámbito cristiano, las indicaciones más reveladoras acerca del simbolismo zoológico se encuentran en las obras exegéticas, ya que para poder interpretar el significado místico de un animal que aparece en la biblia, el exegeta tenía que reflexionar acerca de los fundamentos de dichas simbologías.

En la segunda parte del libro, Del bestiario de Cristo al bestiario de amor, hacemos un recorrido por los símbolos animales y bestiarios más significativos en la Edad Media. En cada uno de los capítulos se describen los distintos significados y se van ilustrando las transformaciones que cada animal simbólico va sufriendo con el paso del tiempo. Así, en La impura concepción de la víbora, tenemos que para introducir en el mundo occidental el tema alegórico entre “Virtudes y Vicios”, se narra cómo Satanás, transformado en serpiente, indujo en Adán y Eva el pecado, introduciendo el germen del vicio en el corazón humano.

La sección Hércules y la sirena muestra cómo el Bestiario y el Libro de monstruos se compenetran sistemáticamente en la Edad Media, por ejemplo, “las dos últimas secciones del Liber están dedicadas sobre todo a los animales, mientras que El fisiólogo griego ya incluía auténticos seres ‘monstruosos’, como sirenas e hipocentauros”. Por lo tanto, de acuerdo con los hermeneutas cristianos, los monstruos no sólo determinan la concepción medieval de la naturaleza como un espejo de realidades, sino que representan la expresión más cercana a los conocimientos supremos.

En la sección de San Antonio y los animales se hace un estudio sobre los Sermones de san Antonio de los que se extraen auténticos tratados de zoología, botánica y mineralogía. En El espejo de los tigres Zambon habla sobre el Bestiaire d’amours el cual se basa en “una serie de símbolos presentes en distintas ‘naturalezas’ zoológicas, que actúan como puntos de intersección entre el mundo animal y la fenomenología amorosa”, estos símbolos están entre el discurso erótico y el discurso naturalista.

El bestiario ígneo de Giacomo da Lentini se concentra en dos sonetos, pero su simbología se extiende a toda la poesía siciliana. Cabe destacar que los “símiles zoológicos de Giacomo da Lentini no son simples ornamentos retóricos”, ya que si se examinan con atención es notorio que constituyen una presentación de su filosofía amorosa.

Finalmente, el capítulo del libro es El mito del fénix en la poesía romance de la Edad Media. Aquí, Francesco Zambon habla acerca del mito del fénix como ave fabulosa que renace de sus cenizas, y cómo los datos esenciales de esta historia se mantuvieron casi inalterados, ya que el mito se adaptó a los distintos ámbitos históricos y culturales para representar nuevos temas como los religiosos, científicos, filosóficos o literarios.

En El alfabeto simbólico de los animales, Francesco Zambon nos muestra cómo se representó a los animales bajo una luz simbólica, y cómo esta visión del mundo adquirió su forma ejemplar en el género del bestiario. En la literatura reciente, tenemos muchas incursiones que van desde el Manual de Zoología fantástica, pasando por el Bestiario de Juan José Arreola, La oveja negra y demás fábulas, de Augusto Monterroso y el Nuevo álbum de Zoología de José Emilio Pacheco. Es, sin lugar a dudas, un libro de entrada al maravilloso mundo fantástico de los animales.

EL APUNTE

El libro se puede conseguir en Librería Caligari, ubicada en 9 Sur, 108 colonia Centro. Precio: $985.00 a $788.00

 

 

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