PUEBLA, MÉXICO.- El gusto de entrar a una librería de viejo, caminar entre anaqueles, disfrutar el olor que despiden los libros, hojearlos, buscar sin saber qué y encontrar de pronto una novela, un libro de cuentos o uno de esos raros títulos que ya no están en los catálogos.
Esa es quizá la experiencia que más añora regalarle a su clientela Josué Chávez, dueño de la librería El Quijote, un pequeño establecimiento ubicado en el Centro Histórico de Puebla que vio cómo la pandemia de Sars-Cov2 ahuyentó a sus lectores.
Ubicada en la calle 5 Poniente número 139, a una calle de la Catedral, la tienda con más de 15 años vendiendo mantiene abiertas sus puertas en una zona que antes de la contingencia sanitaria salía estar atiborrada de gente por estar frente al Congreso del Estado, pero que hoy se aferra a la esperanza de que por casualidad pase un amante de los libros y se acerque a ser atendido desde la reja y con las medidas de sanidad, como lo ha pedido el Ayuntamiento.
El charro mexicano, de Carlos Rincón Gallardo; México, tierra de volcanes, del historiador americano Joseph Henry Lee; o Más cornadas da el hambre, de Luis Spota, son algunos de los títulos más pedidos que pacientemente esperan en los estantes a que las personas salgan del confinamiento y entren a la “nueva normalidad”, pues aunque otros centros libreros entraron en la dinámica de la venta virtual, para Josué las librerías de viejo venden más que títulos: comparten experiencias, algo que sólo se da de forma presencial y que ahora se ha perdido.
Enciclopedias, obras completas de filósofos, historiadores, títulos con temas de derecho, matemáticas o medicina reposan en los libreros de este espacio que resguarda el conocimiento y que en sus inicios estuvo ubicado en la calle 3 Sur número 507, cuando aún cabía la ilusión en Josué de crear junto a otros colegas la Asociación de Libreros de Puebla, una idea que por falta de apoyo nunca se logró consolidar.
Si de por sí es complejo que la economía de los mexicanos les permita invertir en libros, Chávez Barranco considera que la crisis financiera que trajo consigo la enfermedad del nuevo coronavirus ha dejado muy pocos billetes en las carteras de los poblanos para que compren libros… y ni hablar ya de pagar los envíos, pues además cientos de plataformas liberaron libros digitales gratis durante el confinamiento.
Aunque lo digital es un terreno más en el que las librerías de uso salen de la competencia, Para Chávez la situación no es desfavorable para ellos, pues “el que es lector, le gusta tener su libro en físico”, enfatiza.
RESCATE DE LIBROS
Para Josué, quien innovó con la venta de libros en los pasillos del edificio Carolino de la BUAP tras salir de la carrera de Psicología, es un error cultural pensar que los libros usados deben ser más baratos, pues aunque de origen sí recuperan muchas obras de bodegas, saldos o viejos centros libreros, en ellos se pueden encontrar primeras ediciones, títulos raros, algunos descatalogados entre otras verdaderas joyas.
A la par de lamentar que otras librerías de viejo en el país cerrados definitivamente y remataron el material por la crisis económica, para el dueño de El Quijote es una verdadera fortuna continuar con su librería ya que es un lugar que le apasiona: estar acompañado por sus libros, redescubrir viejos títulos, pero sobretodo aportar al nacimiento de lectores, pues siempre se ha conducido bajo el principio de que “para crear a un lector se necesitan cuestiones vivenciales“.
Sin embargo, con cautela espera a la “amenazadora” “nueva normalidad“, para continuar compartiendo experiencias culturales ya que sabe que “entre más gente haya sin cultura, es más manipulable, y la lectura ayuda a expandir mucho la reflexión, el análisis y volver a la gente crítica”.
EL APUNTE
Puedes conocer parte del catálogo y comunicarte con El Quijote en: https://www.facebook.com/El-Quijote-391962590872466/