Fotografía: Especial

“Permanente obra negra”, de Vivian Abenshushan un libro infinito

En CAMALEONES Irma Gallo / Notimex

MÉXICO.- La escritora Vivian Abenshushan se atreve una vez más, y en su libro más reciente, Permanente obra negra, lleva al extremo su pasión por la escritura fragmentaria.

Permanente obra negra se remonta a un periodo de mi vida cuando empecé a escribir o cuando me decidí a ser escritora, y vivía en la precariedad”, señaló Abenshushan.

La también editora explicó que “un poco como sigo haciéndolo y como lo hacemos la mayor parte de los que nos dedicamos al trabajo cultural. No tenía dinero para pagar la renta y una amiga mía que ya me veía un poco anoréxica me llamó por teléfono y me dijo que si quería hacer un trabajo de negra, de negra literaria”.

Reconoció que pasó un periodo amargo, “sentía que mi escritura estaba subsumida de algún modo en las necesidades de otros”.

“Empecé a entender qué era eso de la negrería literaria y cómo se movían los hilos de la industria editorial en realidad: su sistema de producción, su sistema de explotación simbólica, su transformación en los últimos 30 años, digamos, con la entrada del neoliberalismo en el mundo”, detalló.

La autora decidió que “algún día iba a escribir una novela sobre los negros literarios, pero esta se me resistió sistemáticamente”.

Sin embargo, acotó, “esa novela que naufragó se convirtió en esta caja negra, que es lo que sobrevivió, y se convirtió en este artefacto o dispositivo de lectura hecho de copia, de reescritura, de transformaciones textuales muy diversas”.

En cierto momento, recordó la escritora, renunció a la cuartilla, a la página en blanco.

“Empecé a trabajar sobre fichas 4×6 o index cards, después de leer a un escritor norteamericano experimental que se llama David Markson, que se llama La soledad del lector, que fue escrito sobre fichas, y después también de haberme encontrado con El libro de los pasajes de Walter Benjamin”, acotó.

Vivian Abenshushan reveló que “esa forma de estructura fragmentaria se introdujo como mecanismo, como límite y como posibilidad de Permanente obra negra”.

Planteó que “el lector puede convertirse en eso que Macedonio Fernández llamaba ‘el lector salteado’, que es un poco el lector que somos ahora con internet y con las nuevas tecnologías digitales, que damos saltos de un texto a otro, de una página a otra, de un discurso a otro”.

Por ello, además de los formatos impresos tradicional, suajado y de fichero, el cuarto formato de este libro es digital. Se puede leer e interactuar con él gratuitamente.

 

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