MÉXICO.- El 19 de septiembre se cumplen 365 días desde que un sismo de magnitud 8.2 con epicentro en el golfo de Tehuantepec afectó al país y dejó como saldo decenas de víctimas, tras el acontecimiento binomios caninos de diversas instituciones colaboraron en las labores de búsqueda y rescate, entre ellos, la más famosa fue Frida, miembro de la Secretaría de Marina.
El reconocimiento de la labrador incrementó desmesuradamente con la ayuda de las redes sociales. De la perrita se hicieron piñatas, tazas, figuras de cerámica, mochilas, alcancías, amuletos de la suerte, cuadernos, ilustraciones, postales y se colocó una estatua en Puebla; el fenómeno de la heroína recorrió el mundo, participó en múltiples homenajes a las víctimas de los sismos.
Recibió el aplauso de estadios enteros, la galardonaron con el Premio Nacional de Comunicación, su imagen se colocó en un avión y sus botas azules, junto con las de su manejador se encuentran en el Museo del Calzado en la Ciudad de México. Fue catalogada como un emblema de esperanza.
Previo al sismo del 7 de septiembre la perra ya era célebre entre los equipos de rescate de la marina; sin embargo, su fama incrementó tras las fotografías de sus actos heroicos de los rescates en los que participó.
Una de las primeras imágenes que la inmortalizó se tomó en el Instituto Tecnológico del Istmo en Juchitán de Zaragoza, que funcionó como albergue y centro de operaciones militares para atender la emergencia luego del sismo.
En ese lugar, al interior de cajas transportadoras, descansaban Frida y sus compañeros Evil y Eco a la espera de los requerimientos de la emergencia.
Agotada por el incesante calor la perra salió de su dormitorio, obedeció sin aspavientos para que le fueran colocados su careta, chaleco y las emblemáticas botitas azules que fueron conocidas en el mundo en medio de la tragedia mexicana.
Apenas hacía unas horas que Frida y el equipo BREC habían realizado la búsqueda y localización del cuerpo del único hombre que murió en el Palacio Municipal de Juchitán tras su caída.
Por ello, aquella tarde Frida no lucía esplendorosa y limpia (como después se daría a conocer), sino jadeante y con polvo en el cuerpo tal como cualquier rescatista después de un día intenso, ella, se convirtió en un emblema de generosidad y valentía. De acuerdo con su manejador el tercer maestre de infantería, Israel Arau Salinas, Frida es especialista en búsqueda y rescate de personas extraviadas.
Con ocho años y más de 50 rescates nacionales e internacionales es la perra con más experiencia de la unidad y enseña las labores a los otros dos perros de 1.5 años.
Abunda que desde los dos meses de edad fue entrenada en actividades como la búsqueda de narcóticos y explosivos, sin embargo, destacó por sus cualidades en la búsqueda y rescate.
Explica que al ser raza labrador, la perra es resistente al agua; es decir, la lluvia, como la que se registró por las tardes en Juchitán tras el sismo no fue impedimento para que realizara sus labores.
La perra posó para las fotos y permitió ser acariciada en su lomo y patas en compañía de sus compañeros, las imágenes se viralizaron y fueron un hito para conocer y valorar el trabajo de los perros de rescate.
Hasta ese momento sus manejadores tenían en mente el retiro de la perrita, sin embargo, sus servicios serían indispensables tan sólo unos días después, el 19 de septiembre en la zona centro del país.