Fotografía: Especial

La ciudad de México, una ciudad de la memoria en “El vértigo horizontal”

En CAMALEONES Magdiel Olano

PIEBLA, MÉXICO.- A una ciudad de la memoria, a esto remite El vértigo horizontal. Una ciudad llamada México,  la obra más reciente del periodista y narrador Juan Villoro.

“Yo hablo de la ciudad que está ahí pero también de una ciudad que ya no existe, porque la Ciudad de México ha sido totalmente destruida, devastada en muchas de sus zonas, entonces también hay una ciudad de la memoria”, dijo Juan Villoro este fin de semana durante la presentación del libro en la 32 Feria Nacional de la Libro BUAP.

Y es en que su más reciente publicación, señala, tiene una extensión en la realidad pues el paisaje que lo rodea es la Ciudad de México. En él pueden verse a través de una vista hacia el pasado los cambios que tiene en el presente está ciudad, pues “El vértigo horizontal describe escenas de la vida diaria, pasajes de la infancia del autor, en una ciudad de la que no queda más que la memoria personal”.

En una charla a casa llena en el Auditorio del Centro de Convenciones de la BUAP, el escritor señaló que entre otras memorias, este texto publicado por la editorial Almadía retoma pasajes como el caos vial, el comercio tepiteño, el proceso de trámites en la ciudad, o las multitudes.

Dijo que en el libro también aborda, por ejemplo, la etimología de “chilango”, una palabra que tiene diversas teorías sobre su definición. Gabriel Zaid, por ejemplo, afirmaba que chilango era “greñudo”, pero asociado a los delincuentes o criminales. Aún así, señaló la capacidad de los originarios del otrora Distrito Federal retomar el término despectivo y reconvertirlo en una palabra de orgullo.

Tanto personajes reales como históricos, otros personajes históricos pero no conocidos, y algunos más que son genéricos, todos ellos conviven dentro de las páginas de esta obra.

EL APUNTE

Durante la presentación del libro, el autor destacó su colaboración con la editorial Almadía, con la que ha publicado sus últimos seis libros, pues se trata de un sello con un criterio social y cultural no comercial.

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