PUEBLA, MÉXICO.- La joven universitaria se ubicó frente al auto y revisó cada letra y número de la placa. Rodeó la unidad, echó un vistazo al interior y “escaneó” el rostro del conductor; tras unos segundos continuó la inspección hasta la placa trasera que comparó con la delantera para cerciorarse que coincidían. Fue entonces que se subió a la unidad, pero no por la puerta que el chofer la había abierto.
Así describió un conductor de Uber cómo la desconfianza entre los usuarios de los servicios de transporte ejecutivo en Puebla se ha instalado tras el homicidio de Mara Castilla, estudiante de 19 años ultrajada y estrangulada por un chofer de Cabify.
Está marcada suspicacia comenzó a principios de la semana pasada, una vez que se dio a conocer la desaparición de la alumna de la UPAEP luego de abordar el servicio de taxis a través de móviles. Con esto la disminución en los servicios también se hizo presente.
Uno de los operadores de este tipo de servicios confió a LEVIATÁN que sus viajes disminuyeron más del 60 por ciento, pues de un promedio de 60 servicios que realiza entre lunes y viernes, apenas había reunido 23.
“Todos los que tengo en mi grupo (de Whatsapp), han dicho lo mismo, que los viajes han bajado mucho”, subrayó el conductor de nombre Julián.
Otro más hizo el cálculo con base en las horas. Explicó que en promedio llegaba a su dispositivo un viaje cada 15 minutos, en estos días en los que la noticia de la desaparición de Mara se difundió, los servicios comenzaron a atrasarse, al punto que hubo días en que llegaban uno cada hora y media.
Pero esta sensación de desconfianza también ha hecho presa de los propios conductores, pues varios afirmaron ya no sentirse seguros para iniciar una plática con las pasajeras que van solas.
Asimismo, los operadores consultados lamentaron lo sucedido a la joven universitaria, aunque consideraron que no por un caso se pretenda quitar la concesión a Cabify o se quiera desprestigiar a las empresas que prestan estos servicios.
