MÉXICO.- Una revisión al trabajo en la prensa posrevolucionaria de la fotógrafa María Santibáñez; el análisis de una imagen de la serie “Oda a la necrofilia” de Kati Horna; los retratos de desnudo femenino como protesta política y el trabajo documental en Nicaragua, hecho por Margaret Randall, en 1979, a raíz del triunfo sandinista, fueron los temas abordados en la mesa 3, “Mujeres y fotografía”, del VII Coloquio de la Mirada Documental.
En la actividad académica, organizada por la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Dirección de Estudios Históricos, el Instituto Mora y el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías, participaron cuatro investigadoras que presentaron sus tesis en curso sobre fotografía femenina, bajo la moderación de la directora general de Memoria Histórica y Cultural de México, Gabriela Pulido Llano.
La estudiante del doctorado en historia y etnohistoria, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, Elizabet Chávez Serrano, se refirió a María Santibáñez Prieto y su labor como artista-fotógrafa de la posrevolución mexicana (1917-1940).
Proyecto Ore’Yomo: Un tributo a la mujer chiapaneca por Verónica del Pino
Se trató, dijo, de una de las primeras mujeres en abrir un estudio propio de fotografía en la Ciudad de México, hacia 1919, cuyo trabajo se difundió ampliamente en semanarios de la época como, Jueves de Excélsior, Revista de revistas, El Universal ilustrado y Rotográfico. Gracias a la calidad estética de sus imágenes se le conoció como “La retratista de la mujer”, “Artista fotógrafa de moda” y/o “La primera fotógrafa moderna de México”.
Por su parte, la historiadora del arte por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Nancy Verenice Granados Hoyo, analizó la tercera imagen de la serie “Oda a la Necrofilia”, la cual carece de título y fue hecha bajo la técnica de plata sobre gelatina, autoría de la fotógrafa Kati Horna. Dicha foto en blanco y negro se publicó en 1962, en la Revista S.NOB, y manifiesta una escena de muerte en la que se divisa una cama dentro de un cuarto, iluminado por la luz que ingresa de una ventana.
“Es una escena construida por Horna, a quien le gustaba representar la muerte desde la alusión: en la cama, parece estar una mujer fallecida cubierta por una máscara, y a su costado, la silueta de otra femenina vestida de negro que se posa doliente. Sin embargo, dedujo, aquella mujer de negro es Leonora Carrington, gracias a la descripción que hace la pintora en su texto Cuento negro de mujer blanca; de manera que posó para esta fotógrafa en la citada obra gráfica”.
Añadió que la máscara reposa sobre una almohada blanca, por lo que se trata de una escena ficticia de muerte y no un cuerpo de verdad; mientras que la vela encendida, fue colocada por Kati Horna, quizá, para simbolizar la luz que guía el alma de los muertos.
En tanto, la fotógrafa de la Universidad Iberoamericana, Laura Valeria Castillón Téllez, expuso su proyecto, iniciado en 2020, que asocia la imagen de desnudo como herramienta de manifestación política en la capital del país. En la iniciativa participaron seis mujeres de entre 22 y 28 años de edad, que forman parte del Colectivo Casa Calipso, a quienes retrató en distintos espacios de la ciudad.
“Considero que el desnudo fotográfico puede ser una herramienta de manifestación política en pro de la liberación de las mujeres en la Ciudad de México. Retratarlas desnudas frente a monumentos de la capital provoca que ellas se apropien de su ciudad, y que aquello considerado privado (el cuerpo) no puede estar ajeno a lo público (el monumento)”, explicó.
Nuevo libro aquilata los aportes del Consejo Mexicano de Fotografía
Por último, la estudiante del doctorado en historia del arte por la UNAM, Grecia Jurado Azuara, aludió al trabajo de la fotógrafa Margaret Randall, realizado en Nicaragua, en 1979, luego del triunfo de la Revolución Popular Sandinista, que puso fin a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle. Apuntó que esa labor de documentación dio como resultado la publicación del libro Todas estamos despiertas. Testimonios de la mujer nicaragüense hoy (1981), el cual vincula el discurso literario con las imágenes captadas por la también activista.
Con estas imágenes, finalizó, Randall construyó una narrativa histórica que protagoniza a las mujeres en la lucha social. Entre los retratos aparecen los de la poeta nicaragüense Daisy Zamora; guerrilleras, que la fotógrafa llamó “Las compas de verde olivo”; madres en defensa de sus hijas e hijos asesinados, y presas políticas.