MÉXICO.- Los filósofos contemporáneos pueden ayudar en este regreso a las actividades presenciales, luego del pico de la pandemia por la COVID-19, al reorganizar conceptos relacionados con el orbe en el que vivimos y proponer políticas públicas o formas de actuar en beneficio de la sociedad, considera el especialista del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIFs) de la UNAM, Abraham Sapién Córdoba.
“Por ejemplo, ¿cuál será la nueva norma de los cubrebocas? ¿Se siguen usando o no?, hay una cierta indeterminación de qué va a pasar, y debemos reflexionar sobre estos temas. Las herramientas y conceptos filosóficos actuales nos ayudan a dar claridad sobre la condición en que estamos, cómo entender la situación, planear, así como las mejores formas de organización para superar lo que estamos viviendo”.
El investigador, quien realizó una estancia posdoctoral en el IIFs, añade que las personas dedicadas a la filosofía, como en la antigua Grecia, pueden contribuir a pensar de manera colectiva cómo mejorar la organización social, lo que hay que hacer, a dónde se desea llegar, cómo queremos que se vea el futuro cercano y qué acciones hay que tomar para ello, ante las condiciones reales en las que nos encontramos.
Sapién Córdoba destaca que, actualmente, aun en la nueva normalidad la sociedad se encuentra en un estado peculiar, pues antes de la pandemia vivía en un constante aceleramiento de ideas y ritmo de vida, pero la COVID-19 dejó todo y a todos en una especie de suspensión en la que todavía existen indefiniciones sobre nuestro comportamiento y forma de actuar.
“El mundo se detuvo. Hubo una gran pausa, donde para unos hubo una suspensión total de las actividades y para otros, como en el sector salud, se presentó una aceleración del trabajo ante la emergencia de atender a las personas afectadas. Ahora, es necesario explorar qué queremos que pase, cómo actuar en la nueva normalidad, qué cambios debemos y queremos hacer, así como planear de manera inteligente cómo llegar ahí”, explica.
La directora general del citado organismo internacional, Audrey Azoulay, manifiesta en el sitio electrónico de este: “Parafraseando al gran filósofo Ibn Jaldún, sin la transmisión del pensamiento, el lenguaje es solo tierra infértil. En este sentido, la UNESCO trabaja a diario para que la filosofía, como lenguaje universal del pensamiento, permita comprender las diversas repercusiones de la crisis y vislumbrar un horizonte común para la humanidad”.
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Para Sapién Córdoba, el horizonte común es lo más difícil, pero lo que sí se puede hacer es establecer categorías claras, pensar de manera elegante y colectiva sobre lo que está pasando, cómo queremos que suceda y cómo llegar del punto A al B, donde obviamente hay que pasar por múltiples etapas que requieren ser calculadas y sopesadas.
“Eso es lo que hace la filosofía. Es un sistema de pensamiento que trata de ser tan abarcador como sea posible y que no se quede solo en el campo de la ciencia, incorpora la ética, la historia, lo social y lo político. Por eso se trata de un esfuerzo colectivo, se puede pensar entre varios”, afirma.