PUEBLA, MÉXICO.- Más que un sitio donde solamente se puede acceder al conocimiento, la biblioteca debiera ser un espacio donde los usuarios pudieran generarlo, convirtiéndose en un dinamizador del conocimiento, señaló el vicerrector de Docencia de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), José Jaime Vázquez López.
Lo anterior, al ofrecer una ceremonia virtual por el décimo aniversario de la Biblioteca Central Universitaria BUAP, que se conmemoró este 12 de enero, y en la cual estuvo acompañando por la rectora Lilia Cedillo Ramírez y Alfredo Avendaño Arenaza, director General de Bibliotecas.
En su discurso, el académico habló sobre los retos que tendrán las bibliotecas en un futuro cercano, como encontrar un equilibrio entre la comunidad y la tecnología, y convertirse en un dinamizador de procesos a través de la innovación.
Frente a la inevitable evolución analógica y digital que ya está presente en la vida cotidiana de las sociedades, Vázquez López señaló que en el futuro las bibliotecas también deberán sumarse a estos soportes, aunque independientemente del medio, seguirán proporcionando datos e información con el objetivo de propiciar la generación de conocimiento.
Externó que “no se trata de tecnología, sino de las personas”, pues “el las objetivo no es la tecnología, pero ésta es la herramienta que facilita la ejecución”, ya que el trabajo de la biblioteca debe estar enfocado a las necesidades de la comunidad que la conforma, incluyendo tanto a los usuarios como bibliotecarios y profesionales,
Se trata, continuó, de establecer diálogo con el entorno, de establecer vínculos emocionales, económicos y conceptuales para crear redes.
Jaime Vázquez enlistó aquellas tendencias a las que a la postre tendrán que incorporarse las bibliotecas, entre ellas destacó que más que ser un prestador de herramientas u objetos, la biblioteca es un dinamizador de proceso.
“Nuestro nuevo modelo debe aspirara a hacer permeable la cultura e innovación en el territorio y la ciudadanía. El objetivo no es lo que se consigue empleando determinadas tecnologías, sino el proceso de intercambio e investigación que se genera al darle uso”.
Asimismo, dijo que “no se trata de acceder al conocimiento solamente, sino de generarlo”, por lo que en un futuro cercano las bibliotecas deberán integrar al usuario para que éste se sienta no como un consumidor del conocimiento, sino como un productor, prescriptor y dinamizador del mismo.
Del mismo modo, el vicerrector consideró como figuras centrales del cambio a los bibliotecarios, (estos expertos en la atención, catalogación y clasificación de libro) y la comunidad, quienes son los que mantienen activos estos espacio.
En este sentido, dijo que la biblioteca es un eslabón más en la cadena del ecosistema cultural de la comunidad, por lo que su papel debe ser centro de innovación y experimentación.
“No tiene ningún sentido que la biblioteca se convierta en una emulación de opciones que otros centros ofrecen para solucionar o cubrir necesidades, como son que la biblioteca no es un fav lab, no es un maker space, no es un coworking, no es un centro cultural. La biblioteca es una biblioteca”.
Finalmente, Jaime Vázquez adelantó que la Dirección General de Bibliotecas y la Vicerrectoría de Docencia desarrollan una propuesta educativa para impulsar una Licenciatura en Archivonomía y Biblioteconomía, aunque ésta apenas será presentada a la rectoría para su análisis y posible aprobación.
A 10 AÑOS DE LA BIBLIOTECA CENTRAL
Durante la ceremonia de aniversario, el director General de Bibliotecas, Alfredo Avendaño Arenaza, recordó que este espacio se creó por la necesidad de contar con un lugar digno que ofreciera servicios bibliotecarios de calidad.
Con más de un millón de visitantes por año y dos millones 900 mil préstamos de libros, a diez años de su creación la Biblioteca Central Universitaria se ha convertido en un referente nacional gracias a su acervo de casi 130 mil volúmenes y otros servicios que ofrece.
Entre ellos, la de brindar servicios de información a la comunidad universitaria, así como apoyar las actividades docentes, de producción científica y fomento a la lectura.
Algunas de las áreas que la integran son la Biblioteca Infantil; la Comicteca, un espacio para la narrativa gráfica; la colección especial “Harold McIntosh”, una de las más importantes de la historia de la computación en México y del mundo; el área de Tiflotecnia, que transforma la información de formato físico y electrónico para hacerla accesible a personas con discapacidad visual; y un repositorio que contiene más de 10 mil 985 tesis.