MÉXICO.- Feliciano Carrasco es un personaje multifacético; lo mismo puede hablar de física cuántica que de composición musical e incluso de traducción de libros al zapoteco, como Philosophiæ naturalis principia mathematica de Isaac Newton, proyecto de largo aliento que con mucha paciencia ha comenzado a traducir, “es un trabajo que vengo haciendo desde el año pasado”.
En noviembre de 2019 terminó la traducción al zapoteco del Plan de Ayala de 1911, “fue una propuesta de la Secretaría de Cultura; se iba presentar la semana pasada, pero por la pandemia se tuvo que posponer”. Desde el encierro de la cuarentena, Carrasco nunca se aburre y usa el tiempo componiendo canciones y dando clases de zapoteco a distancia.
Al guitarrista le apasiona hablar de Newton, recuerda datos, cifras y detalles del Principia (como también se le conoce al libro) con gran fluidez; “es un libro muy extenso que contiene todas las leyes y los misterios de la física”.
Carrasco estudió ingeniería física, pero su labor académica ha girado alrededor de la física teórica y matemática; se siente atraído por el vínculo que hay entre las ciencias exactas y la filosofía, de ahí su fascinación por Newton.
Mientras trabaja en la traducción de una obra de ese calado, también estudia teoremas de física, practica con su guitarra, compone música y estudia zapoteco; “lo que me funciona es poner ciertos horarios para dedicarme a ciertas cosas; distribuyo mi tiempo para seguir vigente en cada una de las áreas”.
Por el gran bagaje que exige un libro como el Principia, el traductor reconoce que trabaja en una versión con un perfil más de divulgación, “sobre todo porque no cualquier persona que tenga acceso a la física y las matemáticas podrá entenderlo”.
Actualmente no tiene una fecha para terminarlo, “podría ser en un año o en dos; es un libro con muchísimas páginas así que no puedo adelantarme”. Además está el reto de conseguir una traducción precisa, “primero debo descifrar conceptualmente el libro y tratar de ponerlo en castellano lo mejor posible, es un proceso que lleva tiempo”.
EL LEGADO DE MACARIO MATUS
Carrasco reconoce que sus estudios de física y música le han permitido entender su labor musical desde una perspectiva más amplia, “a medida que te adentras más en la música, te das cuenta que se convierte en matemáticas”.
Ejemplifica fenómenos como el sonido, las ondas, sus medidas y la percepción de la acústica; todos elementos que se relacionan estrechamente con las ciencias exactas, por eso “tanto la matemática como la física están siempre en el corazón de quienes les gusta y aman el arte y la ciencia; me han abierto el pensamiento”.
El músico fue alumno de Macario Matus, periodista y poeta oriundo de Juchitán, Oaxaca (también lugar de origen de Carrasco) “uno de los poetas más completos de mi cultura; era un hombre universal” porque “no pensaba que el arte fuera una cosa local”.
Carrasco lo recuerda como un gran promotor cultural, fundador de la Casa de Cultura de Juchitán; “despertó en mí ese interés de querer meterme al arte, a la música. Además de mi maestro, fue un gran amigo”.
Como una forma de continuar con el legado de Matus, Carrasco fundó hace diez años el Centro Cultural Macario Matus, ubicado en la planta baja del Edificio Guanajuato, en Tlatelolco, “nació con la idea de continuar el legado del maestro Macario y tener un espacio donde podamos compartir ideas”.
Dentro de los planes que tiene para el centro está conformarlo como una asociación civil para contar con más recursos y mantenerlo; “pero también queremos promocionar el trabajo de los nuevos talentos oaxaqueños, no nada más pertenecientes a la cultura zapoteca, sino a las demás culturas hermanas”.