Fotografía: Especial

El tambor, las jaranas y el requinto veracruzano inspiran a Estala Lucio y la compañía Producciones Cañandonga

En CAMALEONES Redacción Leviatán

MÉXICO.- Durante más de década y media, la compañía Producciones Cañandonga, Teatro-Danza se ha dedicado a presentar obras de teatro, teatro-danza, danza-música, recitales de poesía y performance, además de fomentar el arte y la cultura.

En entrevista, la bailarina y coreógrafa, fundadora de la compañía, Estela Lucio Casados, señala que Producciones Cañandonga, Teatro-Danza, creada en Coatepec, Veracruz, reúne a una comunidad de 15 artistas escénicos independientes y profesionales, la cual presenta puestas escénicas con el objetivo de que ese proceso se dé para transformar realidades.

“Si mandamos un mensaje que le puede interesar al público, y que le llegue a alguien o a varias personas, ya cumplimos el objetivo. Es un proceso para transformar la sociedad, porque las artes transforman”, comenta.

Y agrega: “El arte es una expresión y a la vez un transformador de todo lo que abarca (propósitos, objetivos, decisiones) cualquier sociedad. Puede conducir a mejorarla, pero también a empeorarla. Es también un indicador que revela cómo una sociedad se desarrolla”.

Para la artista, la danza siempre fue su interés, no obstante, por distintas circunstancias estudió Arquitectura, luego se dedicó al Teatro, inclinándose por el arte del cuerpo en movimiento.

“Estando en Arquitectura llegaron aquí –Xalapa– dos maestros de danza contemporánea: Javier Francis y Rodolfo Meyer. Vinieron en 1972 y me metí de una manera inocente a estudiar Danza contemporánea; eran dos maestros estupendos y formaron una compañía a la que me entregué”.

Más tarde, llegó a la Ciudad de México con el propósito de estudiar una maestría, ahí conoció al maestro Jorge Tyler, quien interpretaba el venado en el Ballet de Amalia Hernández.

“Él estaba buscando gente para realizar funciones en Estados Unidos en el espectáculo de Antonio Aguilar”, comenta la artista al reconocer que así es como se unió a esa compañía, que operaba en Nueva York, y decidió quedarse en esa ciudad para continuar su profesionalización dancística.

Fue ahí donde descubrió las danzas del oeste de África: Nueva Guinea, Costa de Marfil, Mali, Senegal, incluso del Congo, al tiempo que empezó a estudiar danzas caribeñas: afrocubanas y afro haitianas.

“Sin querer, me formé como maestra de danza. Mi pareja es un teatrista y dramaturgo, y ahí comienza mi conexión con el teatro estando en Nueva York, donde nos pusimos a dar recitales, aunque también hicimos un Mictlán (escenificación del inframundo el Día de Muertos, según la mitología mexica y nahua), cuando, creo, nadie lo había hecho, así empecé involuntariamente en el teatro”.

Fue en ese contexto que se gestó la compañía Producciones Cañandonga, donde se mezcla el teatro y la danza. Sobre ese trabajo comenta que el colectivo exalta, a través de una propuesta contemporánea, la raíz negra y mestiza, con las cadencias de la danza, el tambor, las jaranas y el requinto veracruzano.

“Tenemos un espectáculo de 12 a 15 cuadros y nos presentamos en diversos festivales de México y el Caribe. Hemos tenido presentaciones en la Fortaleza de San Juan de Ulúa; Tierra Luna Club Cultural, Xalapa, Veracruz; La Brújula, Coatepec, Veracruz, y en el Teatyro JJ Herrera en Xalapa, Veracruz, además de teatros cerrados o al aire libre y eventos especiales”, detalla.

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