MÉXICO.- La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través del Museo Nacional de la Estampa (Munae), celebran el centenario del nacimiento del artista plástico mexicano Alberto Beltrán (1923–2002) con la inauguración de la exposición virtual Alberto Beltrán, entre la gráfica y la ilustración (1923-2022).
Con la curaduría de la especialista Ana Carolina Abad, la muestra está dividida en cuatro rubros que ilustran la amplitud de temas, técnicas e intereses que movieron el trabajo de Alberto Beltrán, considerado uno de los artistas gráficos mexicanos más prolíficos del siglo XX: Episodios históricos (4 piezas), Luchas del pueblo (3), Obreros y campesinos (15), La ciudad y sus personajes (5) y Beltrán ilustrador: Zaratán (6).
La exposición, preparada por el Munae, con la colaboración de la Academia de Artes (de la que Beltrán fue miembro fundador), es una invitación al público a adentrarse en la vasta producción gráfica de este artista mexicano que siguió de cerca las enseñanzas de José Guadalupe Posada en sus temáticas y públicos y de Leopoldo Méndez en sus técnicas y dominio del grabado, dijo la curadora.
“Vicente Rojo X Vicente Rojo. Retrospectiva gráfica 1968-2020”, exposición en el Munae
Formado en la Escuela Libre de Arte y Publicidad y en la Academia de San Carlos, Alberto Beltrán, originario de la Ciudad de México, desarrolló una amplia carrera como caricaturista, ilustrador, grabador y pintor, gracias a sus grandes habilidades para el dibujo. Su dominio de las técnicas también le ayudó a abordar numerosos temas con diversos tonos.
Miembro del Taller de Gráfica Popular, colaboró con grabados en los que ensalzaba el trabajo y la lucha obrera, representados como pilares del progreso del país. Como artista comprometido con la reconstrucción de la nación después de la etapa armada de la Revolución, se involucró en las campañas de alfabetización impulsadas por la Secretaría de Educación Pública (SEP), lo que le permitió viajar por todo el territorio y registrar usos y costumbres de las poblaciones rurales.
Asimismo, su gran visión antropológica le llevó a colaborar con el Instituto Nacional Indigenista y con la Dirección General de Arte Popular de la SEP, al tiempo de crear ilustraciones de las personas que habitaban la Ciudad de México y sus costumbres. Ejemplo de ello es el proyecto que desarrolló con la escritora Elena Poniatowska y que fue publicado por el Fondo de Cultura Económica, Todo empezó el domingo, recordó la curadora Ana Carolina Abad.
Por otro lado, la relación de Alberto Beltrán con el mundo editorial –destacó la curadora– fue tan simbiótica que algunos estudiosos afirman que toda su obra estuvo relacionada a alguna publicación.
En este rubro, trabajó para los periódicos Excélsior, Novedades, Diario de la Tarde, La Prensa y El Popular, y a inicios de 1960 ingresó a uno de los rotativos más importantes de su época: El Día, donde figuró como socio fundador, posteriormente como subdirector y para el día de su fallecimiento era presidente de su Consejo Editorial y uno de sus colaboradores más activos.
Algunos ejemplos de su trabajo editorial se reflejan en Juan Pérez Jolote. Biografía de un tzotzil, de Ricardo Pozas (1948); La ruta de Hernán Cortés, de Fernando Benítez (1950); Las palabras perdidas, de Mauricio Magdaleno (1956); Cuijla. Esbozo etnográfico de un pueblo negro, de Gonzalo Aguirre Beltrán (1958); y Visión de los vencidos, de Miguel León-Portilla (1959).
En la muestra se incluye una selección de estampas que realizó el artista para el libro Zaratán, de Juan Ramón Jiménez, publicado en 1946.
Liga de la muestra virtual: https://www.flickr.com/photos/188203902@N03/sets/72177720307102436/