MÉXICO.- América Latina transita en un auge de la antipolítica; es decir, los partidos tradicionales se hallan en crisis, aunado a la pérdida de la credibilidad de las instituciones, consideró el director del Centro de Pensamiento Global de la Universidad Cooperativa de Colombia, Edgar Vieira Posada.
Para el especialista, esta zona se está quedando sin gobernabilidad, sin instituciones, nadie cree en nada, por eso se generan fácilmente las protestas sociales. No se puede esperar en nuestros países que el caudillismo o el hiperpresidencialismo los saque adelante.
Al participar en el webinar “América Latina 2023. Un nuevo ciclo de izquierda y las respuestas de las derechas. La llegada de Gustavo Petro al poder en Colombia y la situación en Venezuela”, el también doctor en Estudios de las Sociedades Latinoamericanas de la Universidad de la Sorbona Nueva-Paris III, puntualizó:
“Ellos solo quieren hacer figurar su apropiación personal en cada uno de los temas, es grave que sólo derecha o izquierda. ¿Por qué no centro?, ¿por qué no posiciones políticas no polarizantes?”.
En el seminario convocado por el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM -moderado por el investigador de esta entidad, José Briceño Ruiz-, académicos de instituciones de educación superior de Colombia y Venezuela analizaron la situación que se vive en estas naciones.
De acuerdo con el académico de la Universidad Externado de Colombia, en Bogotá, y Profesor Emérito de la Universidad Nacional de Colombia, Beethoven Herrera Valencia, su país es atípico, ya que durante un siglo ha tenido “estabilidad monetaria, pero mantiene una gran desigualdad y la pobreza persiste; lo que propone el presidente Gustavo Petro con su reforma tributaria, así como su política hacia adultos mayores y educación gratuita a jóvenes, es un reto grande y necesario”.
Sin embargo, el mandatario sólo cuenta con 20 de 105 senadores afines, y es “absolutamente imposible por aritmética” que alguna reforma pase por sus propios votos, por lo que inició un mensaje de conciliación, incluso se reunió con líderes de otras fracciones políticas, abundó.
En temas como narcotráfico y la paz, ha dicho que la lucha contra los estupefacientes está perdida, como lo afirmó recientemente en la ONU. “Colombia ha pagado un precio enorme por ello, y el consumo en Estados Unidos y Europa continúa y no pasa nada”.
En tanto, Alejandro Gutiérrez de la Universidad de los Andes Venezuela, expuso que la mayoría de los habitantes de su país “tiene aversión a los políticos, y esto complica el camino hacia una vuelta a la democracia”.
Por ejemplo, dijo, en las encuestas que se formulan sobre cuál sería la opción para que alguien gobernara el país, “Ninguna” obtuvo 51 por ciento.
“La oposición no solo fracasó en su intención de sacar al presidente Nicolás Maduro del poder, junto con sus aliados internacionales, sino además está muy fragmentada, muy dividida, y también goza del rechazo de la población”, explicó.
Aunado a ello, la disputa territorial entre Rusia y Ucrania cambió la geopolítica mundial. Venezuela tiene certificados 30 mil millones de barriles de petróleo en el subsuelo, los cuales requieren inversión para extraerse, y el Occidente necesita energía fósil.
“Estados Unidos ha ido flexibilizando su postura hacia Nicolás Maduro porque requiere petróleo con sus aliados de la OTAN. Joe Biden ha dado un vuelco y existen negociaciones directas entre Maduro y Estados Unidos”, refirió.
A su vez, Claudio Briceño Monzón, también de la Universidad de los Andes Venezuela, recordó que la mala administración de la renta petrolera y la baja global en los precios del crudo, derivaron en la situación financiera actual de su país, lo que padece más el ciudadano común.
Por ejemplo, presuntamente aquí se requieren 16.22 dólares (poco más de 300 pesos) diarios para vivir, y un profesor titular con grados obtiene sólo 40 dólares mensuales (aproximadamente 800 pesos); además, la delincuencia aumentó, los cortes de electricidad siguen, en 2015 la migración era de 24 por ciento y en 2019 alcanzamos 82 por ciento, concluyó.