Fotografía: Especial

Lectura, encuentro de debate y reflexión: Juan Becerra Hernández

En ENTREVISTA Magdiel Olano
  • EL Programa del Voluntariado Mexiquense de Fomento a la Lectura de la UPVM celebra su décimo aniversario

PUEBLA, MÉXICO. “La lectura es un encuentro de debate y reflexión”, a decir del escritor, bibliotecario y locutor mexicano Juan Becerra Hernández, coordinador del Programa del Voluntariado Mexiquense de Fomento a la Lectura, un proyecto de la de la Universidad Politécnica del Valle de México (UPVM) que recientemente celebró su décimo aniversario.

Y es que para el también colaborador de Radio y TV BUAP, los libros y la lectura son un “vínculo de vida” sin los cuáles la cotidianidad de quienes dedican tiempo a este quehacer, adquiriría un sesgo completamente diferente:

“Qué sería de nuestra vida sin los libros, sin la lectura, sin el olor al papel de los libros, sin poder tocar una portada, leer ávidamente una cuarta de forros, discutir un prólogo, sin enterarnos del colofón y desde luego admirar el trabajo editorial”, aseguró Becerra.

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Desde su lanzamiento hace una década, el programa de fomento a la lectura que dirige, coordinado por el Centro de Información y Documentación (CID), ha tenido como propósito compartir lecturas al interior de un espacio bibliotecario.

Entre sus labores, ha llevado a cabo presentaciones de libros, talleres y lecturas en voz alta, funciones de box literaria, actividades de Teatro Dramatizado y BiblioPosadas Literarias.

Los invitados que han colaborado con este trabajo de fomento lector han sido las escritoras Sandra Becerril, Laura Baeza, Claudia Marcuchetti, Lola Ancira, Mónica Soto; los escritores Carlos René Padilla, Mauricio Bares, Isaí Moreno, Rogelio Garza, JM Servín, entre una larga lista de autores.

En sus 10 años de trabajo, el Voluntariado Mexiquense de Fomento a la Lectura ha realizado más de cien actividades; aún así, para Juan Becerra es necesario continuar con la labor de fomento, mediación y, sobre todo, de lectura crítica.

“Es necesario hacer todo lo posible por leer más e incluso cuestionar cuando no estemos de acuerdo con una lectura”, dijo en en entrevista con LEVIATÁN el conductor del  podcast Crónicas de un Bibliotecario Tartamudo.


DIEZ AÑOS DE FOMENTO EN LA UPVM

¿En diez años, qué avances ha tenido en el fomento a la lectura este programa de la UPVM?

Los avances han sido muy satisfactorios y receptivos; en términos de asistencia e interés en las actividades del programa, hemos percibido gestos nobles al participar en las presentaciones, se ha generado un diálogo con los invitados y la comunidad está pendiente del calendario del programa. Confiamos en que los estudiantes universitarios están leyendo un poco más. En términos de organización y logística, igual hemos mejorado, hay mucha difusión al interior, en redes y la Institución nos proporciona el apoyo y confianza de seguir compartiendo lecturas. En confinamiento se llevaron a cabo eventos de fomento a la lectura vía remota los cuales fueron muy bien recibidos y han tenido muchas reproducciones en las redes oficiales de la institución, eso nos tiene sonrientes, contentos y agradecidos con las autoridades de la UPVM por el apoyo al programa y permitir que sigamos trabajando.

¿Cuáles han sido los retos que ha sorteado en su trayectoria el Voluntariado Mexiquense de Fomento a la Lectura?

Los desafíos en 10 años han sido diversos y de toda índole; en los inicios del programa en 2007 había una asistencia reducida de la comunidad, de igual forma falta de insumos para llevar a cabo las actividades, oportunamente seguimos insistiendo sobre la relevancia del programa en la trayectoria universitaria y hemos logrado una simbiosis lectora con la comunidad que agradecemos mucho. Es muy grato cuando estudiantes se acercan a las instalaciones del CID a preguntar cuándo es la siguiente actividad de fomento a la lectura. Nos hace pensar que las extrañan y disfrutan.

Más allá de la promoción de libros, ¿cuál es el compromiso que tienen programas como el del CID?

Los compromisos primordiales son compartir lecturas sin solemnidad, fomentar el conocimiento e incentivar una cultura bibliotecaria en nuestra comunidad y entorno. Es importante resaltar las posibilidades de los espacios bibliotecarios para un mejor diálogo, una mejor convivencia, un mejor aprendizaje, desarrollo intelectual y cultural en la vida universitaria. La responsabilidad corresponde a alentar a más lectoras y lectores universitarios.

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Existen muchos esfuerzos por alentar el hábito de la lectura en México, ¿por qué es tan importante?

Qué sería de nuestra vida sin los libros, sin la lectura, sin el olor al papel de los libros, sin poder tocar una portada, leer ávidamente una cuarta de forros, discutir un prólogo, sin enterarnos del colofón y desde luego admirar el trabajo editorial. En lo personal, insisto que los libros y la lectura son un vínculo de vida que hay que difundir, es necesario en la actualidad hacer todo lo posible por leer más e incluso cuestionar cuando no estemos de acuerdo con una lectura o cuando un libro este mal editado. La lectura es un encuentro de debate y reflexión.

¿Qué sector poblacional ha sido el de mayor complejidad para fomentar la lectura?

En mi experiencia profesional, el sector universitario, dado que da la impresión que un estudiante de programas profesionales es un lector nato y avezado; en verdad que hemos detectado que es donde menos se lee, dado que no hay una estrategia con la academia por fortalecer habilidades lectoras. Hay que insistir desde los espacios bibliotecarios en formar lectoras y lectores universitarios como filosofía de gozo y de vida.

El “boom” de fiestas de libros que se ha visto en los últimos años, ¿realmente aporta a las lecturas significativas en la población?

Más que boom yo percibo una especie de híbrido comercial–lector por parte de la industria editorial por elevar sus ventas (que es muy válido), el reto es contar con un dato duro de tales/dichas ventas y saber si en esas fiestas de libros que mencionas, los asistentes compran y leen (o solo van a tomarse una foto con la narradora o narrador del momento), habría que reflexionar sobre  si se está generando un criterio por el consumo de la diversa y maravillosa industria editorial mexicana en la actualidad, que en definitiva es muy generosa y nosotros como cómplices de la lectura tenemos la obligación de difundir con los visitantes a estas fiestas que compren, lean y recomienden, dado que, si esto sucede, es como ir a una fiesta y no bailar, no comer y, en su caso, no beber.

De acuerdo con los últimos datos proporcionados por el INEGI, los mexicanos aumentaron sus lecturas en medios digitales, un dato asociado a la pandemia. ¿Cómo tendríamos que empezar a tomar en cuenta estos otros formatos, más allá del libro físico?

Lo debemos de tomar con optimismo y profesionalismo, la pandemia y sus consecuencias en términos de salud fueron malignas; en términos de convivencia entre libro impreso y digital en mi apreciación fue destacable, dado que con en el confinamiento se incrementó la lectura en formato digital, pero la ausencia del libro físico provocó su revaloración. Siendo un entusiasta del libro: me parece que estos formatos en estos últimos dos años se amigaron y leyeron la pipa de la Paz.

Se habla de que los contenidos en redes sociales y otras lecturas cortas en medios digitales también deberían formar parte de la estadística de lectura. ¿Considera que esto minimizaría el esfuerzo creativo de los escritores por hacer obras completas?

Hay grandes proyectos en Redes Sociales que han contribuido a identificar, atrapar y cautivar más lectoras y lectores; en Twitter se han hecho certámenes para narrar historias en los 280 caracteres (esa minificción es agradable), en Facebook se comparten muchas lecturas y hay grupos dedicados a leer; me da la impresión que los que consumen redes sociales ahí pueden encontrar otra alternativa de lectura. Yo sugiero hacer una especie de curaduría lectora en redes sociales; como un ejemplo simple propongo hacer recomendaciones de libros, memes de libros, trueque de libros impresos, difundir podcast sobre libros, columnas periodísticas, crónicas y entrevistas como esta que me haces. Esto hará más visible el quehacer cotidiano del fomento a la lectura (en digital e impreso) y desde luego será un aliciente para seguir escribiendo.

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