- La película está dirigida por el artista conceptual tailandés Apichatpong Weerasethakul
MESA DE REDACCIÓN.- Este 24 de febrero se estrenó en salas de México la película Memoria, una cinta protagonizada por la ganadora del Oscar Tilda Swinton, dirigida por el artista conceptual tailandés Apichatpong Weerasethakul, y en la cual estuvo presente el talento mexicano.
El filme del productor tailandés, reconocido por haber recibido la Palma de Oro en 2010 por El tío Boonmee, contó con la colaboración del Estudio Creativo Piano, organización mexicana que destacó con su habilidad en el sonido, continuidad y postproducción.
Memoria es la primera película que Apichatpong filma fuera de su país, un proyecto multinacional que además contó con Elkin Díaz, Jeanne Balibar y Daniel Giménez Cacho en su reparto, pero también con producción colombiana y mexicana.
En la historia, una botánica escocesa que viaja a Bogotá para visitar a su hermana enferma, es perturbada por un sonido misterioso durante la noche. Atormentada por el estruendo, emprende un viaje hasta el corazón de la selva en busca del origen de este ruido que sólo ella parece oír.
Mónica Moreno, del Estudio Creativo Piano, estuvo al frente del equipo mexicano que participó en Memoria. El Instituto Mexicano de Cinematografía le realizó una entrevista sobre su participación en este proyecto de Weerasethakul.
¿Cómo es que Piano y tú empiezan a participar en esta producción?
Ya habíamos trabajado en otras películas con los productores de Apichatpong, como Love me not. Cuando se gesta Memoria y la idea de que Apichatpong filme fuera de Tailandia, se establece la relación con Diana Bustamante, la productora de Colombia.
Nos invitaron a coproducir “Memoria” por distintos puntos. Por ejemplo, México es uno de los países en Latinoamérica que todavía tiene industria de 35 mm y la película se filmó así. También por la relación de Apichatpong con México, desde el lado de las galerías de arte contemporáneo. Yo fui a Colombia para participar en la preproducción y durante el rodaje, como directora de producción de Piano. La idea es que coordinara al equipo mexicano y apoyara en la producción del equipo colombiano. Fue muy bonito ver este proyecto desde el principio hasta el fin.
Además de Daniel Giménez Cacho, que es parte del reparto de Memoria, ¿qué otros mexicanos participaron en la producción?
Adam Zoller, un gran maquillista mexicano, viajó con nosotros; también Abraham Mendoza, que era parte de su equipo; Natalia Moguel fue como continuista; un punto importante fue Raúl Locatelli, uno de los mejores sonidistas en México, sobre todo en un aspecto que para Apichatpong es esencial que es el sonido.
De hecho en esta película el sonido es protagonista
Totalmente. Creo que “Memoria” tuvo más horas de mezcla que una serie, por el nivel de minuciosidad de Apichatpong. El sonido lo trabajó Raúl con Javier Umpierrez y con el equipo tailandés. Fue el equipo más fuerte del lado de producción, pero es una película que también se coprodujo con Estudios Churubusco: el escaneo del material se hizo con ellos. Tuvimos suerte de filmar antes de la pandemia, pero la postproducción nos agarró en pleno encierro y tuvimos que rearmar el plan.
¿Qué se aprende de trabajar con estos equipos multinacionales?
A nivel internacional, los equipos creativos y técnicos mexicanos son muy reconocidos. El crew colombiano salió adorando a los mexicanos que fuimos, decían que habían aprendido mucho, porque es un crew muy consolidado (…).
Una de las cosas más bonitas fue compartir saberes, apoyarse en el set, entender que estamos trabajando para que salga el proyecto, eso hizo que “Memoria” funcionara. También las ganas de participar en un proyecto así, porque no deja de ser una película de Apichatpong; un director que está fuera de esta lógica hollywoodense del director que es un dictador. Fue una de las primeras cosas que pidió Apichatpong: “no quiero gritos en el set, no quiero gente corriendo en el set”. Fueron ocho semanas de filmación y otras ocho de preproducción, entonces realmente se forma ahí una pequeña familia.
¿Cuál es la forma de Apichatpong Weerasethakul de dirigir?
Tiene muy estructurado cómo quiere que se vea una escena. Por ejemplo, una de las cosas que nos sorprendía, era su nivel de minuciosidad con los extras. Si atrás sentía que una chava caminaba raro, se volvía a filmar la escena (…), es un director que trabaja mucho en ajustar las escenas mientras filma.
También, por ejemplo, una de las escenas centrales ocurre cuando está el personaje de “Tilda” con “Hernán” al lado del río; a ese lugar volvimos por lo menos seis días, porque por más que teníamos un camión con el mejor equipo de iluminación, Apichatpong quería iluminación natural. Entonces había que esperar a que el sol saliera y eso implicaba regresar diario al set.
Por otro lado es un director muy experimentado en filmar en 35 mm, eso implica ensayos previos y un nivel de observar el set antes de correr la cama (…).
Apichatpong es un director extraño incluso para quienes están acostumbrados a los cines autorales, ¿cómo se debe entrar a una película como Memoria?
Es una película que funciona en capas y tú decides a qué capa quieres llegar; en la capa superior se va a entender la historia, aunque parezca rara, a partir de eso cada quien puede ir profundizando en las otras capas. Es una película que tiene mucha referencia con México; ciertos eventos de la historia colombiana que se mencionan de manera sutil se relacionan con México, porque ambos países compartimos pasados y presentes violentos, una relación extraña con la memoria histórica y social.
La película también habla de la corrupción que puede haber sobre espacios naturales; hay muchos lugares que tienden puentes hacia la película. También, con todo el trabajo que se hizo con el sonido, parece como una meditación, como mantras que se repiten.