PUEBLA, MÉXICO.- El día de hoy se llevó a cabo la presentación virtual del libro De narcos a Luchadores, editado por Ediciones Contrabando, a través de la página Fábrica de historias.
Como si se tratara de una lucha y con los comentaristas desde España, Miguel Blasco y Mauricio Ruíz, asistimos al ring mexicano con los luchadores. En esta esquina Daniel Salinas Basave, seguido de Carlos René Padilla y Aldo Rosales.
Sin duda, una de las pocas cosas que le debemos a la pandemia, por la que atravesamos actualmente, es la posibilidad de reunir a escritores de distintas localidades sin la necesidad de viajar.
PRIMER ROUND
Uno de los editores del libro, Miguel Blasco, resaltó la idea del periodismo y el fake en las historias de Daniel Salinas, quien hace unos años recibió el Premio Nacional Ciudad de la Paz por su cuento Dispárenme como a Blancornelas, en el que recupera la imagen del periodista Jesús Blancornelas, fundador del semanario Zeta. Basave evocó la época del comunicador, ya que fue uno de los primeros que escribió sobre narcotráfico y que sufrió un atentado el 27 de noviembre de 1997, presuntamente por el crimen organizado, fue a partir de ese momento en que, por instrucciones del presidente Ernesto Zedillo, recibió una guardia permanente del Ejército de México. Blancornelas se convirtió “en una estrella del periodismo combativo, a cambio de su libertad se volvió famoso mundialmente”, refirió el escritor regiomontano. El cuento de Basave es una sátira, donde el personaje ficticio sueña con ser una estrella de ventas en las librerías de aeropuerto o Sanborns, por lo que paga por un autoatentado: una sátira del narcoperiodismo en México.
En Una ristra de plomo para Jericó Baltazar suceden dos atentados al gobernador de Nuevo León que, se decía, habían sido autoatentados. El autor comentó que, a la distancia, “quiero creer que la figura del dirigente, en la que basé esta historia, fue la de alguien que se le plantó a los Zetas en Nuevo León”.
Por último, Basave contó que para escribir La Reina de los Hielos en Maclovio Herrera se planteó la posibilidad de que una escritora sueca del género Noir, como Camila Läckberg, viviera en el Norte del país, ya que ahí en una jornada de trabajo a un reportero le toca cubrir, mínimo, cinco muertes al día.
“Me interesaba sobre todo presentar la idea de la impunidad homicida en América Latina. En el cuento, una mujer sueca se pasea por un desierto lleno de cadáveres. En México, al puro estilo de José Alfredo Jiménez ‘la vida no vale nada'”, sentenció.
SEGUNDO ROUND
Miguel Blasco presentó al escritor sonorense, Carlos René Padilla, destacando el uso de la fragmentación en sus textos acompañados de Tequila, Ron, Vodkatónic y Mezcal. Se trata de historias narradas por un reportero que presentan distintos tipos de criminalidad. René Padilla recordó un atentado ocurrido en 2020 en la CDMX. “Con esta imagen, el límite del narcotráfico que en un principio sólo habitaba la frontera, ahora se ha expandido por todo el país”.
Abundó sobre el trabajo del reportero, aquel que está en la zona de guerra, luego redacta la nota, la envía para, por fin, volver a casa con las imágenes vivas de la masacre. “Las muertes no son sólo una cifra”, dijo. Estos relatos son el retrato del abismo de un reportero.
Respecto de la apología del narco, agregó que se debe buscar una arista distinta para contar los hechos “un modo de dejar el antecedente, mostrar los hechos y no cerrar los ojos ante esto”.
Con el cuento Y líbranos del mal el libro da paso a las historias del ring, donde un relato sobre El Sacrosanto, llena de humor, es el relevo a Aldo Rosales en el tercer round.
TERCER ROUND
Se trata de historias que son vigilia, espejo y reflejos, dijo Blasco al presentar al escritor nacido en Edomex, Aldo Rosales. “Más allá de lo llamativo para el público español o mexicano sobre los deportes de contacto Lucha libre y Box, Rosales consigue un enorme lirismo”.
Durante su participación, Rosales recordó las peleas del Consejo Mundial de Lucha Libre, ver a Místico le cambió la mirada sobre lo que pensaba era pura parafernalia, por eso quiso aprender a luchar, para eso se inscribió a clases de Lucha Libre en las que conoció a su mentor Don Pedro Téllez. “Ese hombre fue una lección de vida”, aseveró. Luego de esto, pasé por la Lucha olímpica y el jiu jitsu brasileño. Después de pensarlo varias veces, caí en la cuenta de que el cuerpo para mí se convirtió en una obsesión: el cuerpo es una máquina milenaria”.
A esta idea suma la de la escritura de su libro Sombra reflejo, del cual se desprenden Vigilia, Espejo y Los murmullos incluidos en De narcos a luchadores; en ellas intenta bajar de un pedestal a la figura del luchador. Así, encontramos personajes que delinquen y utilizan un lenguaje plagado de groserías. En Los murmullos se plantea la inversa de Pedro Páramo, heredar la máscara es un fetiche de este deporte de contacto.
“Si yo hubiera tenido el talento de la lucha libre, estaría en estos momentos peleando y no en esta presentación, quizá por eso, escribir sobre el fracaso se convirtió en uno de mis temas”, finalizó Aldo Rosales.