¿Alguna vez te ha pasado que te invitan a una fiesta, te resistes a ir, vas sólo para ver qué tal se pone, pero a propósito llegas tarde, y de pronto te das cuenta que te la hubieras pasado bomba porque era tu tipo de reunión social?
Bueno, eso me ha pasado con muchas series. Por recomendaciones de conocidos o posts en redes sociales de pronto escucho de programas que tienen una amplia base de seguidores, pero una parte de mí se resiste por una u otra razón.
Eso me pasó con One Day at the Time, aunque en este caso los comentarios no venían de gente conocida sino de tweets de las actrices de Brooklyn Nine-Nine (https://bit.ly/2IJLz0z) quienes destacaban cómo la serie representaba a la comunidad latina, e incluso empezaron un movimiento para rescatarla tras su cancelación por parte de Netflix.
Con este antecedente, y sabiendo que la serie ya había sido víctima de los recortes del sistema de streaming, hace un par de semanas me aventuré a verla. Y ahora estoy muy enojada conmigo, porque pude pasar más tiempo con estos personajes y los dejé pasar.
La serie sigue la historia de Penelope, una mujer divorciada que vive en Los Ángeles, y cría a sus dos hijos adolescentes con apoyo de su madre. Hasta ahí todo muy tradicional.
Sin embargo, Penelope es veterana de guerra, su hija es una feminista, nerd y lesbiana, su hijo es un niño con aspiraciones de popular y un buen corazón, y su madre es una mujer cubana que salió de su país natal escapando del movimiento de Fidel Castro.
Esto genera un escenario perfecto para reflexionar acerca del impacto que tiene la guerra en los soldados que regresan a casa (Penelope sufre de ansiedad y depresión y su exesposo quedó con Estrés Post Traumático), la falta de apoyo que reciben por parte del gobierno de Estados Unidos, las complicaciones de ser adolescente y salir del closet, la discriminación y deportaciones contra los migrantes, adicciones, posesión de armas, y la importancia de la salud mental, sólo por mencionar algunos de los temas planteados en los 36 capítulos de ODAT.
Hay una escena en la que Penelope tiene una crisis de depresión, tras optar por dejar sus medicamentos, que en lo personal se me hizo una de las mejores representaciones hechas en televisión acerca de esta enfermedad. No está nada romantizado ni dramatizado de más. Es claro y sobretodo muy real.
Y aunque todo esto pareciera muy intenso para una serie de comedia con capítulos de media hora, los guiones están tan bien escritos, y las actuaciones a veces pueden ser tan exageradas en la parte cómica, que puedes pasar de estar muerta de risa con las actuaciones extravagantes de Rita Moreno (quien sale como la mamá extremadamente cubana de Penelope,que incluso todas las mañanas se despierta, pone su música y baila por toda la casa mientras prepara el desayuno de la familia), a aguantarte las lágrimas en tan sólo dos frases.
Es una lástima que Netflix decidió cancelar la serie a pocos días de que salió la tercera temporada, argumentando los bajos raitings, en especial porque el escenario político que se vive en Estados Unidos con el tema de la migración podría dar para explorar muchos aspectos en One Day at the Time, y aunque desde marzo se comenzó a buscar una nueva televisora que pudiera rescatar el programa, después de tres meses esto se ve como una realidad cada vez más lejana.