- El poeta propone un sistema educativo que incluya la diversidad de toda la nación
PUEBLA, MÉXICO.- Natalio Hernández, uno de los pilares de la literatura mexicana y uno de los defensores de la lengua náhuatl, emprende su regreso a casa: al Tamoanchan, la tierra originaria. Lúcido, afable y convencido de que los pueblos indígenas son el futuro de la nación, plantea el diseño de un modelo educativo para México que nos conceda raíz, memoria e identidad.
El homenaje a su trayectoria el pasado 5 de agosto en el Palacio de Bellas Artes, abrió un nuevo ciclo para su vida: “el regreso ontológico, total y completo”, afirma. Pero lo hace de la mano de una propuesta tenaz para recomponer el tejido social a través de la educación intercultural y multilingüe.
“La educación no debe ser genérica desde Chihuahua hasta Yucatán, sino una educación que permita dignificar, desarrollar y fortalecer las lenguas y las culturas de cada región y de cada municipio”.
El escritor veracruzano que ha dado constancia de la grandeza de nuestra identidad mexicana en siete libros de poesía, cinco de ensayo y una trilogía de novelas encaminada a publicarse los próximos meses, expone la necesidad impostergable de una auténtica reforma educativa con miras a treinta años, para así construir un modelo de educación con perspectiva intercultural en donde todos, sin clasificar indígenas y mestizos, fortalezcan su identidad.
México no tiene opción, debe asumir en este momento esa recomposición que plantea la propia Constitución Mexicana como país pluricultural (…) Hemos llegado a un punto en que la educación intercultural mutilingüe tiene que ser para todo el sistema educativo, no sólo para los pueblos indígenas”.
Para ello, Natalio Hernández propone crear una Dirección General de Educación Intercultural y Multilingüe que reconozca la diversidad de toda la nación.
ENSEÑANZA DE TRES LENGUAS
Hernández asegura que con una determinación institucional, México puede recomponerse a través de la educación en las regiones donde todas las escuelas asuman la enseñanza de tres lenguas: la originaria, el castellano y el inglés.
“Todos los mestizos deben conocer y comprender cuál es su historia. Ya no estamos hablando de una educación genérica, que es un modelo caduco, de cien años, que no recoge el espíritu de la Constitución en su artículo segundo que reconoce a México como nación pluricultural, sustentada originalmente en los pueblos indígenas”.
Este planteamiento no parte de cero pues existen modelos aplicados en algunas localidades y municipios del país, y en instituciones como la Universidad Autónoma de México (UNAM) -donde desde hace 14 años Natalio Hernández es profesor del Programa Docente México Nación Multicultural – que ya funcionan.
Para dar un ejemplo de cómo asumir la diversidad desde la escuela, refiere una experiencia en Baja California donde basados en un diagnóstico del perfil cultural y lingüístico de los alumnos se dedica una materia al día para aprender un vocabulario y frases en lengua náhuatl, al siguiente en mixteco, otro en zapoteco, uno más en chino y al siguiente en japonés, entre otros ejemplos y experiencias.
De esta forma, los estados y municipios podrían implantar un modelo educativo basado en la inclusión y en el reconocimiento a la diversidad.
“Capacitar al maestro en la diversidad lingüística donde la lengua sea un elemento fundamental de comunicación y el contenido curricular de su práctica docente”, agrega.
Por último destacó que a diferencia de México, donde el sistema educativo ve a los indígenas como folclor o culturas muertas, países como China y Japón, han triunfado y se han desarrollado porque jamás renunciaron a su acervo milenario sino que lo han renovado, y desde ahí proyectan su desarrollo hacia el siglo XXI.