MÉXICO.- Luego de señalar que sin el piropo se acabaría la alegría del mundo, Marcelino Perelló Valls, ex conductor de Radio UNAM, dejó claro que no se retracta al decir que hay personas que llegan al orgasmo al ser violadas.
Antes de narrar lo que ocurrió en aquel programa de radio, Perelló Valls ofreció disculpas a las personas que “se hayan podido sentir ofendidos o agredidos por mis palabras”; disculpas que no extendió a quien lo ha ofendido, insultado, agredido y calumniado.
Además, ofreció, “en particular, excusas a mi familia, que se ha visto fuertemente lastimada; mi hija, mi hermana, mi esposa. Han sido víctimas colaterales de este asunto”.
En entrevista para Radio Fórmula, señaló que su colaborador Javier Platas habló del caso de Daphne. “Me dijo: le meterías los dedos a Daphne”, ante lo que señaló que esa acción no es un piropo. Reconoció que, luego de decir “pues depende, si está cuero y esta ‘metible’ a lo mejor. Pero es una ocurrencia, es así al bote pronto. Me faltó decir ‘y si se deja’, porque la cantidad de culos y vaginas que han conocido estos dedos es infinita, pero nunca en el plan de forzar, de imponer a la mujer”.
“PARA QUE HAYA VIOLACIÓN TIENE QUE HABER VERGA”
Ante el señalamiento que hizo otra de sus colaboradoras, señaló Perelló, de que eso es una violación, por lo que el ex conductor de Radio UNAM respondió: “no. No es una violación, para que haya violación –dije literalmente-, tiene que haber verga”.
Sin embargo, apuntó, luego de ver el Código Penal Mexicano “resulta que sí se puede violar con uvas, pepinos, zanahorias; palos de escoba”. Sin embargo, señaló que en todos los códigos penales la violación se define como “la cópula forzada”.
Luego de señalar que, en aquel programa dijera que “hay mujeres que solo han experimentado el orgasmo cuando son violadas. Ahí si no me voy a retractar ni un centímetro”. Agregó que tal afirmación está respaldada por el psicoanálisis, la psiquiatría y la psicología.
Perelló aseguró que “adoro a las viejas, las adoro; las adoro no sólo como objetos sexuales: las tetas, las nalgas, los ojos, no. Adoro su manera de ser, su perspicacia especial, cierta dulzura; ese filo finísimo que tienen al pensar. La sabiduría de mi mujer, de mi madre, de mi hermana son sabidurías específicamente femeninas”.
Por último, aseguró que “apuesto y seguiré apostando, mientras pueda, por una sociedad libre, alegre y desenvuelta”, por una relación entre hombres y mujeres que “se lleve a cabo con la máxima intensidad y el máximo disfrute de esta tan difícil condición humana.
Con información de Radio Fórmula
