Ir al cine implica, sin excepción, rodearse de una fauna un tanto nociva, a la cual hay que aprender a ignorar. Cómo olvidar a esos escuincles con los que me tocó lidiar cuando vi A Quiet Place (joya de película), que de la nada salieron corriendo de la sala, y cuando regresaron se empezaron a quejar abiertamente de que no entendían qué pasaba. Ojo, digo escuincles, pero eran un grupo de unos cuatro jóvenes en edad universitaria.
Una de las peores razas es aquella que engloba a las personas que se creen expertas, o que creen que podrían tomar mejores decisiones que el protagonista, y gritan sin parar “¡Ash! ¡¿Por qué haces eso!?”
El pasado viernes me tocó tener a un espécimen de esta raza detrás de mí en el cine viendo Spiderman: Far From Home. La mujer, que iba acompañada por su novio, quienes fueron callados constantemente por la gente de la sala, se la pasaba criticando todas las decisiones de héroe arácnido, lo cual no está mal, pero uno lo puede hacer internamente, y no intentando llamar la atención de todos los presentes.
Las preguntas de esta mujer, a quién no le vi la cara, por suerte, me hicieron recordar un texto que escribí para un blog que tuve en aquel remoto 2012, justo después de ver la primera entrega de la saga The Amazing Spiderman. ¡Cómo pueden cambiar las cosas en tan sólo siete años!
En esa ocasión entré a un análisis de uno de los elementos fundamentales del personaje de Peter Parker, que pareciera que la gente no ha querido entender, y por eso se frustran con nuestro superhéroe adolescente: Peter siempre está en busca de una figura paterna.
Consideremos su situación. Sus padres mueren y queda bajo el cuidado de sus tíos. En su historia de origen de los cómics (que ha sido retomada en las diferentes representaciones de Peter Parker en series y películas), una vez que obtiene sus poderes, un acto de omisión en detener a un delincuente, deriva en la muerte de su tío Ben, que es la única figura paterna que ha tenido.
A partir de ahí, Peter está en constante búsqueda de alguien a quién seguir. Por eso, si vemos las películas de los últimos 17 años, desde la primera de Sam Raimi, se puede ver esa constante.
Muchos de los problemas de Peter comienzan cuando se apega de más a un hombre que, a sus ojos, puede ser esa figura paterna que le hace falta. Así comienza la confrontación con Norman Osborn (el Duende Verte), con el doctor Otto Octavius (doctor Octopus), el doctor Curtis Connors (The Lizard) y, en las versiones más recientes, Adrian Toomes, mejor conocido como Buitre.
En todos estos casos, previo a que comiencen los conflictos, Peter siente cercanía con estos personajes, los ve en su aspecto profesional o familiar y se siente atraído, y eso suele ser lo que lo lleva a cometer muchos errores.
Digo, esta fascinación por figuras paternas no siempre es mala, ahí tenemos esa cercanía que llega a generar con Tony Stark, lo cual no es un invento exclusivo del Universo Cinematográfico de Marvel. En Civil War (que es una de mis sagas favoritas de cómics y que nada tiene que ver con la película que salió hace unos años), Peter revela ante los medios de comunicación que es Spiderman sólo por seguir los pasos de Iron Man.
La relación de mentor/discípulo entre Peter y Tony ha guiado muchas de las decisiones de ambos en los comics y películas, y por eso sufrimos con los finales de Infinity War y de Endgame (sin dar spoilers), porque quienes hemos seguido las películas y los cómics entendemos qué significan el uno para el otro.
Por eso, cuando Peter encuentra a una nueva figura paterna en Misterio, quien no sólo es alguien con quien se identifica, sino que además le recuerda a Tony Stark, no es de sorprendernos por qué toma las decisiones que toma, y por qué pasa lo que pasa.
No entraré más al detalle de la película, para no dar spoilers, sólo puedo decir que es una excelente película, que cierra de manera perfecta la tercera fase del MCU y, para quienes seguimos sufriendo con Endgame, nos deja un poco en paz.
Eso sí, no puedo decir que sea la mejor película de Spiderman, aunque se acerca mucho por el humor y manejo de personajes, porque ese lugar lo tendrá por siempre en mi corazón Spiderman: Into the Spiderverse.
Ahora sólo espero que la mujer histérica que estaba sentada detrás de mí en el cine lea esto, para que la próxima vez que se cuestione por qué Peter Parker hace lo que hace, entienda que se trata sólo de severos daddy issues de nuestro friendly neighborhood Spiderman.