PUEBLA, MÉXICO.- Todo asesinato tiene un trasfondo político, considera el historiador y novelista poblano Fritz Glockner, para quien la muerte, los asesinatos y en general la situación violenta en México es desgarradora, por decir lo menos.
Lo aseguró así a propósito de su participación en el coloquio “De Juárez a nuestros días” que organizó el Instituto de Administración Pública de Puebla. Como conocedor del género negro participó con la conferencia “Decreto del último adiós”, en la que abordó escenarios de asesinatos políticos a partir de once casos no tan reconocidos, como el de Julio Antonio Mela, líder del Partido Comunista de Cuba caído en este país en 1929; o el de Felipe Carrillo Puerto, gobernador socialista del sureste en Yucatán.
El autor de Cementerio de papel y El barco de la ilusión dijo en entrevista para LEVIATÁN que el asesinato político tiene una carga de interés, tomando incluso como delito de este orden el incendio de la Guardería ABC ocurrido en Sonora, que recientemente cumplió 10 años de impunidad.
“Es uno de los hechos vergonzosos de la historia de este país, pero hasta esa imprudencia que le costó la vida a 49 bebés es un asesinato político. Hasta la muerte de los inocentes llega a tener cargas políticas y evidentemente hoy en día los ajusticiamientos del crimen organizado son parte de la situación que tiene que ver con lazos políticos”.
ESCALADA DE VIOLENCIA
Sobre la situación de violencia y feminicidios que cada vez más va en aumento en el país, en particular en el estado, señaló que “el fondo ya lo hemos tocado”, por lo que es necesario iniciar un trabajo de reconstrucción social, el cual se encuentra destruido y desgastado en Puebla.
“Si (las) autoridades, instituciones, centros de educación, pueblo no somos capaces de reconstruir, de reconsiderar el tejido social, estamos jodidos”.
Con todo ello, para sobrellevar la situación de muerte, asesinatos y violencia en la que ha estado sumergida México desde hace varias décadas, habría que no ser indiferentes, pues éste es “el peor veneno de todo pueblo”.
“Si dejamos de ser indiferentes ante la realidad, ya es una toma de partido y sería una mínima toma de consciencia y un mínimo elemento de poder generar cambios en una sociedad cuya característica es “me vale madre hasta que no me llegue a mí”.
