PUEBLA, MÉXICO.- Hurgar en los rincones de la memoria siempre ofrece la posibilidad de crear historias alternas a la que sucedió realmente. Cruzar ese umbral abre también la puerta a la imaginación y hasta puede ayudar a inventarse el pasado que uno quiera.
Esa fue la fuerza que impulsó a El Nervio Principal, la segunda novela del escritor y poeta mexicano Daniel Saldaña Paris. En esta obra, que navega a través de la difusa línea que existe entre la memoria y la ficción, el autor teje una historia casi común: una infancia donde la imaginación es un escaparate a la realidad de los años 90 en una colonia al sur de Ciudad de México, pero teje también una historia que toca temas tan cercanos que pasan casi desapercibidos: una familia rota, un país agresivo y una serie de obsesiones sin sentido a través de los ojos de un niño de 10 años.
A lo largo de la novela, Daniel Saldaña salta innumerables ocasiones ese abismo que divide los recuerdos –enterrados entre enormes capas que se sobreponen una a la otra–, y una recreación de la infancia desde una mirada plagada de un instinto de búsqueda que se asemeja a las historias policiacas. Una historia que obliga al lector a buscar respuestas hasta el final de las páginas, como si el peso de las palabras absorbiera la gravedad hasta el punto último.
Invitado a la Fiesta del Libro 2019 que se celebra en el Zócalo de Puebla, Daniel Saldaña Paris platicó cómo reconstruyó los recuerdos de su infancia en la colonia Educación y cómo la ansiedad por tener una mala memoria lo orilló a escribir una historia que, invariablemente, le ayudaría a desenterrar recuerdos que ya no sabía que recordaba.
Saldaña contó cómo, sin desprenderse de sus orígenes literarios en la poesía, cuidó la sonoridad de cada párrafo y cómo su obsesión por la simetría, reflejada en el personaje principal de su novela, ayudaron a hilar las palabras que le dan forma a esta historia con tintes autobiográficos, pero que no termina por encontrar su lugar como un diario, sino que se transporta al terreno de las ficciones.
“Es una novela casi de aventuras aunque no lo es, porque hay una especie de viaje, hay crecimiento. Es una novela que narra el paso de la infancia a lo que viene después, pero también hay muchas repeticiones”.