BRUSELAS, BÉLGICA.- Miles de personas se apresuran a visitar hasta la noche de mañana miércoles, el Jardín botánico de Meise, en las afueras de Bruselas para poder ver una de las más feas y más apestosas flores del mundo.
La razón es un raro fenómeno que el centro belga conoce por la quinta vez en nueve años: la floración del Arum Titan, la mayor flor del mundo, que se marchita al cabo de 72 horas.
Originaria de las florestas tropicales de Sumatra, la planta es un tubérculo que puede llegar a pesar 130 kilos.
Una vez al año, del tubérculo nace una hoja de entre 2 y 6 metros de altura y, con menos frecuencia, una flor de corona exterior verdosa escondiendo un interior rojo terciopelado alrededor de un centro en forma de lanza amarilla.
Su apariencia le valió el nombre científico de “Amorphophallus titanum”, que significa “pene gigantesco deformado”.
La flor suele medir entre 1.5 y 3 metros y no se produce más que tres o cuatro veces en los 40 años de vida del tubérculo.
Bajo el invernadero del Jardín Botánico de Meise, dos Arum Titan han florecido el pasado lunes, por lo que el centro organizó de forma rápida tres aperturas nocturnas, hasta las 22 horas, a fin de permitir que un máximo de público pueda conocer el fenómeno.
“Esperábamos el primer florecimiento desde hace unos días. Pero la particularidad este año es que una segunda flor decidió abrirse pocas horas después de la primera. Ello nos permitirá, por primera vez, intentar polinizar la especie”, explicó a Notimex Franck Hidvegi, portavoz del Jardín Botánico.
La especie es incapaz de autofecundarse porque las flores macho producen polen 24 horas después del florecimiento de las hembras.
En Meise, los botánicos recolectarán el polen de la primera flor y lo conservarán en un refrigerador hasta que la segunda flor esté lista para ser polinizada.
“Esperamos poder producir una reserva de semillas que podrán generar nuevas plantas de esta especie rara y amenazada en su hábitat natural”, dijo Hidvegi.
En las primeras horas de su florecimiento, el Arum Titan impresiona por el hedor de carne podrida que justifica su apodo de “flor cadáver”.
Se trata de un artificio de la naturaleza para atraer a insectos polinizadores, los coleópteros, que garantizan su reproducción en las florestas tropicales.
La especie es poco común en jardines botánicos, así como lo es su florecimiento en el ambiente artificial.
Las dos flores que se abrieron este año en Meise miden 1.43 y 1.31 metros, un tamaño modesto comparado con el ejemplar de 2.37 metros que se dejó ver en 2016 o que el Arum Titan de 2.44 metros que batió el récord de talla del jardín botánico belga en julio de 2013.